11.23.2013

IV. La otra revolución perdida


La revolución total, que era finalidad ultima del movimiento que el pueblo de Thule había emprendido, buscaba poner fin a todos los problemas morales, sociales y económicos que aquejaban la sociedad.
Económicos a través de el socialismo, sociales al generar dicho socialismo igualdad dentro de la propia sociedad pero supremacía sobre las demás y moral al erradicar de la Historia todo rastro de judaísmo, cuya influencia había sido determinante en la conformación y el devenir de toda la cultura europea lo que también generando una moral decadente, una moralina a remplazar al ser substituida e implantarse la moral del Superhombre y el Señorío de la raza superior.
Sentimientos por lo demás genuinos y de gran pureza dentro de un grupo humano que siempre mantuvo una actitud de reserva hacia lo que consideraban influencias foráneas y muy celosos de lo propio.

A pesar de los titánicos esfuerzos que semejante proyecto exigía para su realización y dada su magnitud y alcances, ello sin contar con la oposición con que seguramente se habría de confrontar, a pesar de ello dicho proceso, dicha transformación a el pueblo comprometido de corazón con una causa que consideraban muy propia y entusiasmado hasta la fascinación.

La estrategia fundamental de orientar los esfuerzos hacia el desmantelamiento de las influencias de el judaísmo en toda su extensión, incluyendo el cristianismo, empezaron a provocar graves situaciones en la vida cotidiana y al generar conflictos entre avanzadas revolucionarias y sectores cautos, escépticos o conservadores que no tenían el conocimiento o una visión muy clara de que era todo aquello, hacia adonde se dirigía y hasta lo consideraban una empresa riesgoza.

Pero la suerte ya estaba echada. Habrían ellos de hacer su revolución a su modo, devenir con lo propio y organizar la sociedad y la humanidad bajo los conceptos y premisas de su movimiento.
¿Por qué?....Porque la vida era invivible para la gran mayoría. La tiranía, la injusticia, la crueldad eran pautas de la normalidad y estaban justificadas.
Porque las ideologías parecían corruptas, degeneradas y justificadas, convertidas en instrumento de dominación brutal.
Porque consideraban que la humanidad estaba mal conformada y pensaba mal, con una tendencia a la degeneración racial y genética. Porque las razas puras y superiores estaban a la merced de lo que pueblos inferiores quisiesen hacer con ellos. Porque sentían la necesidad de ellos mismos pensar e imponer su dominación y crear su Reino y el de una humanidad diferente.
La hora de ser, de devenir no podía tardar mas. Era lo que querían y buscaban. Y se concentraron en la empresa y su realización.
Durante los años posteriores a la toma de el poder y al constituirse el proceso en empresa nacional, el antisemitismo y por extensión el racismo exacerbado se dispararon a alturas nunca antes alcanzadas, pero que eran actitudes siempre deseadas y practicadas por muchos y que formaban parte componente de un trasfondo cultural subyacente a todo lo de Thule y todo lo relacionado con la raza blanca.
Por otra parte, el cristianismo a través de el cual históricamente actuaban y se justificaban las formaciones sociales, con el resultado de la formación de estratos que ejercían un dominio y un control a extensos grupos humanos que conformaban las sociedades, tenia en el norte los elementos de la propia tradición.
Desde los cacicazgos de la barbarie de las tribus de los bosques, de los señoríos de el feudalismo, de las subsecuentes monarquías, de acuerdo a como era la usanza en toda Europa, con el resultado de que dicho proceso, se consideró, había degenerado dando como resultado corrupción e injusticia sin esperanza, situación que ya por otra parte, se argumentaba, había ya anteriormente dado entre otras lugar a la Revolución Francesa y a las mas recientes revoluciones populares.
Las ideas y las ideologías en el Norte se adoptaban y se amoldaban a las propias tradiciones, más por la utilidad practica que pudieran tener, por el resultado material que su utilización pudiera proporcionar, que por cualquier otra consideración.
El oro, el poder, el dominio eran lo buscado. Pero no el oro de los santos o filósofos o el poder de los buenos o el dominio de los justos sino el dominio de la naturaleza de un modo real, material.
Tales procesos dieron lugar en Europa, pero no tan solamente allí, a los despotismos y a la formación de estructuraciones sociales caracterizadas por la desigualdad y la crueldad. Pero así estaban concebidas las cosas.
El proceso que se estaba efectuando, por sus características y postulados contó rápidamente con la aceptación, el apoyo y la simpatía en sociedades de la propia esfera cultural, de Thule, indiferentemente de su organización social, así como también de culturas vecinas y allegadas como de lejanos culturas y pueblos.
Más no todo era una revolución que tuviese como finalidad las costumbres y cultura propias sino de aspiraciones a nivel mundial.
La humanidad y su organización no seria la misma una vez el nuevo proceso se difundiera y se estableciera por el mundo entero.
Por ello existía también el importantísimo aspecto militar de el movimiento para la consecución de sus fines.
Lanzado el proceso a una vertiginosa carrera armamentista se debe considerar que dicho parlamentarismo se daba en una de las sociedades científica e industrialmente más desarrolladas, en pleno corazón de Europa, con un nuevo proceso ideológico y político en acción en todo el mundo y cuyos efectos y consecuencias empezaban ya a hacerse sentir en todas partes.
Como una respuesta a los recientes triunfos de los procesos populares, el orden establecido, la vieja guardia, la tradición se aglutinaron alrededor de el nuevo proceso que se estaba dando desde arriba y al cual también consideraban la respuesta Europea y mundial inmediata a los recientes procesos sociales populares o del mundo subdesarrollado o salvaje.
Y por extensión expresaba también dicha aglomeración las dificultades con que dichos procesos populares habrían de tener que confrontarse en su pretensión de asumir el control de la humanidad, por el cuestionamiento que significaban para el orden, el sistema y estructuras históricamente establecido en todo el mundo. A pesar de que dichos procesos a la vez, se argumentaba, de acuerdo a las teorías, modernizaría las sociedades, inclusive en Europa.
Decididos a transformar la sociedad, la cultura y la humanidad y poniendo en ello todas sus esfuerzos, para realizar sus sueños y cumplir lo prometido era necesario el poder militar.
Fieles también a su tradición y cumpliendo lo que habían prometido en lo relacionado a las aspiraciones militares de conquista y control de el mundo, se lanzo el nuevo proceso a la carrera armamentista.
Hay que tener en cuenta que el proceso, el extraordinario fenómeno, se estaba dando en el seno de de la civilización, en Europa, en la cuna generatriz de la civilización occidental. En la avanzada, en la punta de lanza de el mundo científico, industrializado, de la técnica, de las artes y de la cultura.
Era el patrón del mundo ideológicamente renovado y fortalecido preparándose para asumir el control de los destinos de la humanidad.
Era el estatus quo, el resultado de los procesos que se habían dado en las sociedades durante siglos de historia que se aprestaba a afirmarse en si mismo. El proceso que estaba en marcha se encargaría de establecer los nuevos criterios, en constituirse en la nueva guia en una humanidad depurada y purificada.

Es importante hacer la observación de que si bien el fascismo se originó en el Sur encontrando pronta respuesta en el Norte, las características de su desarrollo difieren notablemente. Hay una diferenciación entre fascismo y nacionalsocialismo.
El movimiento en el norte, fiel a sus promesas de depuración de la sociedad, radicalizó en todas sus áreas de influencia su relación con los grupos humanos que consideraba sus enemigos. Hubo entonces migraciones masivas. Inclusive grandes representantes europeos de la ciencia, las artes, la intelectualidad se vieron en la necesidad de emigrar para salvar sus vidas.
La nueva revolución, fiel a sus principios hizo quemas masivas de material cultural que consideraba inútil, nocivo. El proceso habría de ceñirse a sus principios y doctrinas. Parte importantisima en el proceso fue la importancia que se concedió a la noción de el Estado como instrumento a través de el cual se efectuarían los cambios y modificaciones que deseaban introducir o erradicar y de la creación de de la sociedad que querían conformar.
También como un control a la corrupción degenerada y destructiva, a la ingobernabilidad que se hacia parte componente de el circulo vicioso de lo existente en la que casi siempre grupos extremistas se apoderaban de las naciones, creando grupos al margen de la ley que apelando a altos poderes se justificaban en los métodos utilizados para el terror, la dominación y el control.

En pocas palabras, una noción de Estado con autoridad y recursos para controlar todas las actividades de los ciudadanos, que creo policía política y censura y que trabajando sobre las propias tradiciones culturales, ejercía un completo control de todas y cada una de las actividades en todo el Reino.
Un sistema de control, una policía política, que estaría en todas partes y que se encargaría de que se cumpliesen las ordenes y velaría por el éxito del proceso en que se encontraban involucrados.
En lo referente al judaísmo, a la cuestión judía y para modificar y revolucionar el sistema de la cultura, de la economía, por purificación racial y demás, se llego a la conclusión de que el fin de todos los problemas y discusiones, la solución final habría de ser, simple y llanamente, el exterminio.
Se agudizaron el acoso, las persecuciones, el desplazamiento y el exilio, las expropiaciones, la violencia hacia los grupos considerados ajenos al proceso y sin lugar en los planes de una nueva humanidad. Se confiscaron los bienes y propiedades.
Se crearon fabricas y centros de producción para la guerra con los enemigos políticos esclavizados y confinados en campos de concentración y posteriormente de exterminio. Se anexaron los vecinos en busca de la integración de los pueblos de la misma cultura.
Y se lanzaron a la guerra con la convicción de que serian considerados unos liberadores y serían bienvenidos en los países que invadiesen o adonde quiera que interviniesen.
Se guerreaba en dos frentes: contra el establecimiento Europeo y la cultura que deseaban modificar y la guerra de expansión.
La constitución de alianzas y pactos con poderosas e influyentes naciones de larga tradición histórica y poderosas culturas les confería una gran solidez y confianza . Estaban firmemente convencidos de que lo que hacían era lo que la humanidad necesitaba para regenerarse y renovarse.
A los planteamientos de exterminio de la raza negra, se limitaron en un principio a Europa y no importo en un principio establecer alianzas militares sin tener en cuenta dicho factor, teniendo como finalidad la expansión y conquista.
En ese plano se utilizarían inmediatamente como recurso militar, mientras tanto esos grupos raciales serian utilizados en la guerra de expansión y en la búsqueda de el control militar a través de la guerra. El resto de el plan ya se desarrollaría en el tiempo.
La carrera armamentista efectuada sobre las ventajas científicas y tecnológicas había proveido al movimiento con un poderosísimo y disciplinado ejercito. A ello se sumaba el entusiasmo y el interés por lo que estaban haciendo.
Además el movimiento se había organizado y estructurado de tal modo que ejercía un gran control acerca de los intereses de la causa y el desarrollo de los procesos a todos los niveles.
Sentían que habían vuelto a sus autenticas raíces, a lo que siempre habían sentido como una motivación y una necesidad.
Se entregaron por completo a la causa y en el transcurso de unos pocos años habían logrado transformar casi que completamente su visión y posición acerca de importantísimos temas y de acuerdo a los principios y doctrinas de su movimiento.
Al precipitarse las acciones bélicas, dada la ventaja obtenida durante la intensa carrera armamentista, obtuvieron resonados triunfos destruyendo las endebles resistencias con que se encontraban a su paso.
Temibles y eficaces guerreros, inclusive las demás potencias Europeas conocieron el poder de su ejercito. En un lapso de relativo poco tiempo habían llegado a controlar grandes extensiones en Europa oriental y occidental.
El mundo entero, que había contemplado absorto el proceso y que necesariamente de un modo u otro se hallaba involucrado en el mismo, ya por los temas que se tenían en consideración, ya por las implicaciones políticas o militares, contemplo en un muy corto lapso de tiempo el devenir de el nuevo poder instituyéndose como gran potencia mundial y de los avances en todo el mundo de la nueva ideología.
El antiguo orden social, en casi todo el mundo, apoyaba o simpatizaba con el proceso ya que veía en el una defensa contra el devenir de las masas populares hacia el poder, pero ofreciendo a la vez una solución a los problemas sociales a la par de una nueva concepción del hombre y de la sociedad.
Fieles a su muy típica tradición de critica de valores y doctrinas foráneas, especialmente las del Sur a cuya influencia estaban sometidos por las circunstancias y que se reflejaban en repudio, indiferencia o utilitarismo de y a la falta de una respuesta propia, habían desarrollado en el tiempo posiciones como la de la "mística de los ojos azules" o una profunda xenofobia y semejantes que ponían de manifiesto sentimientos de la eventual incomprensión de su propia valía y nobleza, a lo que se añadía la carencia de una expresión formal intelectual de dichos sentimientos y creencias, que no fuese mas que a través por ejemplo la fuerza o la barbarie.
A ello se sumaba también que sobre la base de las propias tradiciones, el efecto de las ideologías foráneas, especialmente mediterráneas, tenían el efecto social de crear formaciones rígidas y tiránicas.
A el devenir de el pensamiento social, de teorías y doctrinas, se sumo el devenir de el pensamiento y de ideologías autóctonas muchas veces con un fuerte componente biológico, racial.
Ante el hecho de que la sociedad se encontraba nuevamente tiranizada a pesar de un proceso desde el fin de la Gran Guerra muy enfocado en la problemática social y en los esfuerzos por resolver los problemas y modernizarla, esta se encontraba otra vez en poder de oscuras fuerzas que operando dentro de ella no daban por resultado mas que dolor e injusticia.
Esta vez un proceso apelando a su pureza racial, a su inocencia histórica y aprovechando la avanzada teórica que les proporcionaba lo que era también parte de su pensamiento, el pensamiento social moderno, decidieron transformar la sociedad.
Pero esta vez también eliminar todo lo que consideraron desde su enfoque los males de la sociedad y de la humanidad.
En rebeldía contra la tradición europea, su pretensión era modificar la propia sociedad para posteriormente asumir el control y entrar a dirigir los destinos de la humanidad.
En la evidente crisis de los valores, que era tema central en el fenómeno y en el las estrategias de substitución de los mismos, se utilizarían las practicas de las doctrinas a substituir, para desde adentro hacer las substituciones del caso. Algunos ejemplos podrían ser: Adonde era Israel, el Edén, el Cielo seria el Reino o el Poder, las imágenes de Moisés, Mahoma, Cristo serian remplazadas por las del líder del proceso.
Otras tácticas serían la de el apropiamiento de los espacios y de los que en el hubiera, dominar, desalojar, desplazar. Utilización sin consideraciones de la fuerza y el poder.
Las tácticas serian las mismas que las de la opresión que combatían, cambiarían los autores y el sentido.
Todo se justificaría por el bien del proceso y la implantación del Señorío.

Fin del sentimiento de culpa y de responsabilidades que no fueran otras que con el proceso mismo. Era una guerra por la dominación del mundo. Disciplina, rigor militar, entrega incondicional a los ideales de la causa por el bien de el Reino y su pueblo.
Todas ellas consignas cumplidas con la rigurosidad que les era característica y con el entusiasmo por la nueva empresa.
Pero también se debe considerar que desde el principio del proceso y a lo largo de todo el, contó el mismo con una fuerte oposición interna. No en vano habían formado parte de la cultura Europea durante muchísimos siglos llegando inclusive a constituir en una de las naciones mas cultas. También de esas fuerzas surgió la sobrerreacción que llevaría el proceso a formas más extremas.
Se opto entonces por pervertir, corromper, matar el proceso por dentro, proceso ya de suyo en profundo conflicto con el sistema de valores establecido, llevando las doctrinas y las consignas a las formas mas aberrantes, propias del crimen y la locura.
Pero era también parte de una táctica que le brindaba una dualidad que podría ser útil a la larga o que se camuflaba en los valores europeos tradicionales en medio de el caos de lo que estaba sucediendo.
Esta característica se observo de manera marcada durante la guerra. En los países ocupados, en el trato con la población civil, en los campos de concentración y en todas partes se sumaban a los a la dureza militar conque eran conducidas las campañas, excesos y desmanes que ocasionaron que la comunidad mundial los calificara de actos criminales y demás concepciones tradicionales de la cultura, medidas que provocaron una reacción de repudio y rechazo en el mundo, de que fueran retiradas las simpatías y abandonados a su suerte con su proyecto.
Cuando la expansión había llegado a un máximo en en Viejo Mundo, se le declara la guerra a América que hasta entonces había permanecido al margen del conflicto. Pero los procesos que se habían dado en América dieron como resultado una respuesta en concordancia con los valores de la tradición occidental al terrible conflicto, lo que habría de tener una incidencia decisiva en la resolución del mismo.
El mundo se preparo entonces para afrontar la nueva situación y en vista de el rumbo que habían tomado las cosas. Paradójicamente similar a lo que se había dado en el proceso político en Europa en los primeros años desde el fin de la Gran Guerra, los antiguos ordenes y las revoluciones populares se unieron.
Esta vez la alianza era de países, de procesos políticos en naciones enteras y no en el seno de determinadas sociedades, esta ves la unión de intereses, la causa, tenia nivel internacional. Y poco a poco se empezó a invertir el resultado de la guerra.
En el Sur, la influencia de las características de la alianza en que se encontraban y el resultado histórico de sus propios procesos culturales y políticos, la herencia cultural así como el rol que desempeñaba en el mundo desde hacia siglos, además de el curso que habían tomado la guerra y las cosas, determinaron que una unión de fuerzas que contaba con mucha influencia de sus emigrantes en el mundo y que la representaban, derrocara el proceso y buscara nuevos rumbos.
En el Norte, el circulo se fue cerrando y al costo de muchas vidas y destrucción material, un movimiento autóctono, sui geneis, cuya finalidad era constituirse en la guía de la humanidad, purificarla y renovarla, de instituir un nuevo orden social, de transformar la mentalidad y en fin, modificar la humanidad de un modo definitivo, fue derrotado y destruido.
En el Oriente, en la remota esfera de su cultura, lo terrible de las características de la guerra allí, ocasiono que fueran empleados métodos severísimos para ponerle fin.
Pero fue un fenómeno en la humanidad de tal complexidad que bien hubiera
podido concluir de otro modo.

3.05.2007

11.06.2013

II. Lo real y lo hecho

II


Durante la Gran Guerra, se puso de manifiesto el modo como en la practica, especialmente militar, funcionaban las enormes diferencias en el modo como estaba estructurada la sociedad europea.


La guerra de trincheras, las armas químicas, etc. resultaron en cruentas matanzas entre la soldadesca. Generalmente los trabajadores, los campesinos, los pobres. Pero era también así el modo como estaba concebido que deberían ser las cosas.

El resultado de largos procesos de organización y estructuración de la sociedad, el sentido adquirido acerca de el deber, la disciplina social, responsabilidad y consecuencia con el lugar en la sociedad, etc. Cada uno en su lugar y en su deber. Simplemente era así el sentido de la guerra.

Durante el transcurso de la Gran Guerra se da una revolución mayor, en Rusia, en las puertas mismas de Europa.

Las doctrinas de la sociedad de masas, pensadas y concebidas para la problemática de el mundo moderno, industrializado, hacinado, exigente, brutal, empezaban a llevarse a la práctica.

Anteriormente en Mejico, en la lejana América y ahora Rusia, a las puertas de Europa, en su patio trasero.
Ante el triunfo de las revoluciones, el furor revolucionario recorre todo el continente.
Las presiones exigiendo rápida y efectivamente organizar las sociedades de un modo funcional y satisfactorio, reformandolas y modernizandolas de acuerdo a las nuevas teorías políticas y su concepción de la sociedad y demás se hacen manifiestas por todas partes.

La revolución, tan temida en la vetusta y veterana Europa, cuna de la civilización occidental,con formaciones sociales y estructuras de poder antiquísimas y de altísima elaboración y refinamiento, símbolo de estabilidad económica y social, se antojaba inaceptable, imposible.

Tenían que evitar que el resultado de tan largos procesos y de los cuales se sentían tan orgullosos desapareciera de la noche a la mañana.

Pero ¿ cómo hacerlo? porque sucedía también que con la revolución, el sentido de la guerra se había substancialmente modificado.

De ser la guerra utilizada como el motor de el progreso y de ser motivación científica, técnica, económica, por estados o por superestructuras científico-económico-sociales con toda su conformación, había pasado a ser la guerra entre el pueblo, la inmensa mayoría y los estratos altos de la misma, sus estructuras mas sofisticadas, los propietarios, los tradicionales amos, los dirigentes.

Se exigía igualdad, democracia, solución a los enormes problemas de los pueblos.

Por la vía militar o por la vía política, las masas estaban en búsqueda de el control de las sociedades. Económica y políticamente.

En la dinámica revolucionaria y transformista de la post guerra, en el transcurso de unos pocos años el mapa político de Europa se había completamente transformado.

Varias monarquías, institución que tradicionalmente significaba estabilidad, orden y seguridad, habían sido substituidas por otras formas de estado, lo que sumió en el horror y en la angustia a amplios sectores de la población en varios países europeos y en especial las altas clases, ricas, que veían su modelo como el modelo de formación social y política no solo valido y legitimo para Europa, sino para el mundo entero y ampliamente utilizado durante el expansionamos imperial y durante el colonialismo.

En las organizaciones sociales se generó con el tiempo una situación en la que controles sociales, religiones, administración de la justicia, altamente elaborados, dejaron de cumplir su función o su cometido ideal; se viciaron, se corrompieron o degeneraron, habiendo sido apropiados, utilizados y manipulados por algunos grupos, organizaciones o sectas, que transformaron las sociedades en una especie de maquinación generadora de riqueza y poder pero también de desconfianza y resentimiento.

A través de el uso de el terror con su amplísima gama de manifestaciones, se ejercía entonces el control social y la dominación.
Especial énfasis se hacia sobre la energía vital, su control y manipulación. Además de las exigencias y condiciones laborales, horarios etc. pactadas y libremente aceptadas, grupos de presión, en acciones terroristas pero socialmente aceptadas por los estamentos mejor ubicados y en control de su situación, ejercían su influencia sobre el descanso y la reposición de energías, la alimentación, el ocio o el tiempo libre, utilizándose las diferentes ubicaciones y ocasiones, especialmente la noche, para ejercer una constante guerra de desgaste sobre la fuerza laboral, manteniéndola extenuada, dolorida, oprimida etc. y sin respetar los logros que a lo largo de el tiempo se habían logrado conseguir en el desarrollo social en su beneficio, utilizando para ello frecuentemente oscuros argumentos de origen religioso y que en la realidad manifestándose violentamente se traducían en infelicidad y la creación de condiciones infrahumanas de vida para muchos.
Los abusos por parte de diferentes grupos, algunos protegidos y hasta mantenidos por las diferentes sociedades creo a la larga un estado de cosas en el que los desmanes y la impunidad se convirtieron de cierto modo en el modo como habrían de funcionar las sociedades, su devenir y las características inequívocas de la dominación.
Alrededor de la riqueza y de quienes la poseían y controlaban se formaban algunos grupos cuyo rol era justificarla ante los demás y quienes asumían el rol de protegerla a toda costa y con todo argumento.
Legitimo tal vez pero frecuentemente con las características que se propiciaban fácilmente a excesos y abusos y demás practicas que condujeron a que el sentido de el altruismo, de la justicia y de los altos destinos y misión se perdiera o desfigurara para constituirse en una maquinación con fines mas mundanos y exclusivos, modificándose o perdiéndose así elementos tradicionalmente considerados como importantes. El compromiso, la legalidad, la fidelidad, la paz.

En medio de el fervor revolucionario que amenazaba con cambiar el tradicional orden político y social, Europa se horroriza.

Entre otras cosas porque no se sabia que habría de ser de su futuro, de su tradicional rol de modelo y ejemplo, de adalid de la justicia, de ser modelo de sociedades, patrón del mundo, principal centro de poder y de equilibrio.
Ella, tradicionalmente dueña del

Europa
mundo, adonde se había pensado en grande, transformado
la naturaleza, protagonista, escenario y primer plano de todos los mas grandes procesos, políticos, sociales, tecnológicos y hecho grandes logros en todos los planos, ahora veía amenazada su posición de cabeza de los imperios, de luz del mundo.
Poseedora de grandes riquezas, colonias y con intereses económicos en todas partes, sustentadores de su estilo de vida, vivía a la vez graves conflictos internos. Y en su propio seno, sus pueblos buscaban ahora para ella profundas transformaciones, tal vez la revolución.
Que habría de ser de ella si las grandes masas del Este, de América y de todo el mundo asumieran el control total de sus procesos, se hicieran independientes, autónomas, soberanas? ¿Se tornarían sus enemigos, la vencerían y conquistarían, invirtiendo los roles? ¿ La despojarían de sus bienes y pertenencias, le arrebatarían sus riquezas sumiéndola en la miseria, perdería su ventaja científica y tecnológica con sus logros en la revolución? ¿La destruirían?
Se da entonces que las fuerzas de la izquierda, cuya función tradicionalmente estaba concebida para representar la parte de la sociedad mas débil, con mayores problemas, en una estrategia política, muy a la europea, asumen una posición y una estrategia por medio de la cual, al transformarse en nacionalismos, asume posiciones que las aproximan a sus contrincantes y entran mas bien en la búsqueda de conjurar la eventual revolución que modificaría el tradicional rol europeo en el mundo.
Transforman sus estrategias y argumentando no perder de vista sus objetivos políticos, entran a trabajar más de cerca con el orden establecido el cual los asimila y pone a su servicio.
Se creaba así una formación monolítica que cumplía varias funciones. Conjuraba las revoluciones, cambio súbito que modificaría el orden tradicional y la exponían, a ella, centro y modelo del mundo, a los efectos impredecibles de el devenir de las masas a nivel mundial.

Los diferentes pueblos, luchando por su autonomía económica y política a la luz de las nuevas doctrinas, amenazaban con dar termino al régimen colonialista, a el imperio mundial, ese enorme montaje económico, científico, político, militar que en el transcurso de los siglos, con tantos esfuerzos se habían logrado construir, que era su base de sustentación económica, financiando así sus actividades científicas, artísticas, culturales etc. permitiendo en eterno circulo mantener su influencia y control, su estatus como primara potencia generadora de cultura y civilización.
En la nueva situación, con las izquierdas haciéndole el juego a las derechas y aliadas con ellas y con la tendencia y tradición europea por la reacción, por presionar, produce como resultado una gran ola de reacción en la que ahora todos estaban implicados.
A la tradicional predilección por la reacción de los grupos de presión de las derechas a la se sumaba ahora la de las izquierdas haciéndose un lugar en el monolito social.
La estrategia de las izquierdas de hacerse nacionalistas produce también,como consecuencia por ej. en Italia, un retorno otra vez a las raíces culturales, buscando también un saneamiento de la cultura que durante largo tiempo había estado expuesta a fortísimas influencias extranjeras. Es decir un reposicionamiento sobre si mismos y todos sus valores.
En el Norte, cuyos países habían sido protagonistas de la Gran Guerra, la situación de post guerra se vivía intensamente.
En Alemania, derrotada y fuertemente sancionada se vivía también un nuevo orden, una nueva forma de organización de el estado y había como siempre gran actividad intelectual y política.
En Thule, las difíciles condiciones a causa de la perdida de la guerra y la destrucción y caos que trajo consigo propició el devenir de un fenómeno de características únicas y que habría de tener largas, muy largas consecuencias.
Las izquierdas alemanas habían evitado que el cambio desde la monarquía fuera lo menos traumático posible, en un pueblo que procuraba reponer se de los impactos de la derrota de la guerra mundial. Se encontraban en una posición muy difícil a causa de la derrota. Pero se sentían y sabían poderosos y que ya resurgirían de su derrota.
A las izquierdas tornarse nacionalistas y entrar todo el conjunto de la sociedad en una gran ola se reacción de características monolíticas, se entra también en el rescate de las identidades nacionales y a reafirmarce cada cual en sus bases culturales y sus procesos históricos.
En el Norte, además de la profundización y difusión de las teorías filosóficas y políticas de la sociedad de masas, que por otra parte, en gran proporción y profundidad era uno de sus productos intelectuales, estaban también en boga, además de los estudios orientales, las corrientes de los últimos logros de su propio pensamiento.
Algunas de esas corrientes eran el pensamiento de F. Nietzsche, en el que se acentuaban lo autóctono y lo puro, libre de las tradicionales influencias y que se difundía en medio de la actualidad y la bonanza de que también gozaba el darvinismo.
Los estudios de Darwin acentuaron la tendencia de anteponer la ciencia a la religión, poniéndose muy en boga en sociedades profundamente racistas, fisicalistas, instrumentalistas, con escaso interés por la especulación y con poca tendencia a lo que no fueran resultados palpables.
Castillos, oro, esclavos, poder, placer, dominación.
Inclinados al uso y al aprovechamiento de las ventajas físicas e instrumentales y de cualquier ventaja, simplemente materialistas u orientados casi que perversamente al dominio de la materia, sin ninguna otra consideración.
Irreductiblemente pragmáticos, encontraban en los postulados de Darwin una justificación y una confirmación a los sentimientos de superioridad física e intelectual, al considerarse a si mismos el tope de la evolución y por sus resultados obtenidos en el dominio y control de la naturaleza y el medio ambiente.
Las conclusiones de el Conde de Gobineau contaban con una amplia aceptación en el Norte por parte de la raza blanca ( la de rubios de ojos azules y no tanto los alpinos, los mediterráneos, los celtas, los eslavos y demás denominaciones) al ser la directa beneficiaria de las tesis del noble francés.
Los conclusiones de Weber en el campo de la ética, habían liberado la consecución y la tenencia de riqueza de cualquier tipo de responsabilidad.
La consecución de riqueza y bienestar se había convertido en un fin, el el fin. En una mentalidad en la que lo único que tenia sentido era la consecución y acumulación de riqueza, asociado ello con la idea de salvación. Si te quieres salvar, irte al cielo, consigue dinero. Si no, al infierno. Posiblemente en una tradición e influencia calvinista.
Es decir, lo importante y verdadero es acumular riqueza, siendo equiparado el concepto al de la salvación, ello concebido dentro de la tradición de los pueblos de Thule e incorporado en la Reforma y asimilado a ella. No se marcaban mayores distancias entre la realidad y la ética.
Se afirmaba y acentuaba algo muy de la tradición de Thule, una tendencia a el utilitarismo, a usar todas las doctrinas con búsqueda de fines determinados, ya fueren materiales o en forma de ascendencia, control o poder.
El imperio y su mentalidad colonialista, mecanisita, científica,tecnológica, positivista, pocas consideraciones habría de tener con las culturas con las que habría de entrar en contacto.
Predominaba la mentalidad de dominación, de Imperio y no había lugar a otras consideraciones que no fueran las relacionadas con explotación y dominio.
Las traducciones recientes que de clásicos chinos había hecho R. Wilhelm habían activado los profundos y antiquísimos lazos culturales existentes entre el extremo oriente y Thule, despertando gran interés en su estudio.
En esos años de la post guerra se intensifican los procesos de industrialización en América, la cual emprende el camino a convertirse en potencia mundial.
En España, mientras tanto, como reflejo de la actividad política durante la post guerra, se dio como resultado que también allí se instituyera un régimen republicano por un proceso democrátco.

7.10.2006

10.24.2013

Ultima entrada.

He decidido poner fin a las publicaciones en este blog. La razón ha sido que he apreciado en el tiempo lo delicado del tema  y he decidido entonces que lo mejor es dejarlo a los especialistas.  

Gracias  


Lope Gaelt

Tarragona, 24/10/2013

8.13.2007

Acerca de el socialismo y la muerte...

8.13.2007


Una de las actividades humanas que más acapara nuestra atención es sin lugar a dudas la de la política. Instituida por los griegos, es la ciencia o el arte de la búsqueda, en la colectividad, en la sociedad, de el bienestar.


Mucha sangre y tinta ha corrido a lo largo de la historia del hombre en la búsqueda de una organización social eficaz y justa.
La modernidad trajo consigo un gran desarrollo científico y tecnológico y para el ser posible su sustentación también una gran explosión demográfica. Y el desarrollo cuantitativo se fue acumulando, creciendo alrededor de lo que ya había, como una prolongación natural.

Las ideas existentes por aquel entonces acerca del dominio del hombre sobre la naturaleza pero también sobre los demás hombres, asociadas con los recursos materiales necesarios para ejercerla, habrían de generar en su desarrollo conjunto en el tiempo contradicciones internas en las formaciones sociales en las que tenían lugar, que ocasionarían conflictos producto de la contradicción que se daba entre lo que de verdad se daba, entre lo que había en el mundo material y entre las creencias más usuales y generalizadas dentro de la gente.

Se creó entonces confrontación y conflicto entre los poseedores de la riqueza y sus ideologías por un lado y las masas y su situación por el otro. El resultado fue que se produjeran entonces dentro de las sociedades, sangrientas revoluciones en las cuales los mayores representantes de las ideologías, su expresión concreta, fueron simplemente eliminados por las iras populares, como la formula de solución a la contradictoria e irresoluble situación en que habían desembocado el desarrollo de las relaciones entre los diferentes estamentos de la organización social.
Se eliminaron las superestructuras sociales, lo más representativo de la sociedad, reflejo materializado de sus ideologías. Se cercenaron cabezas. El desarrollo de las ideas, la búsqueda de libertad, modernizar la sociedad como resultado se hicieron prioridades. Pero en aquel momento así se resolvieron así las cosas.

Después de la revolución francesa las sociedades europeas, al menos teóricamente, procuran modernizarse, actualizarse. Por funcionalidad pero también por temor de que en su seno, el pueblo enardecido y fuera de control matara y eliminara las superestructuras sociales que en su desarrollo se habían generado.
Ante la disyuntiva entre las exigencias del Imperio y los métodos utilizados por el para lograrse y consolidarse; opresión, explotación, desplazamiento o la revolución, en el corazón de Europa, se opta por la revolución. El sentido de la civilización había adquirido un nuevo sentido.

En el espíritu de la modernización social europea posterior a la revolución francesa, un poco más de medio siglo más tarde, en el Norte con sus especiales características históricas y sociales, en medio de las sociedades más industrializadas se profundizan los estudios y los análisis teniendo como objeto la sociedad; obtiene gran desarrollo el pensamiento social.

¿Cómo usufructuar de todos los logros de la ciencia sin tener que morir por ello, como lograr la convivencia? Basándose en el máximo desarrollo que habían adquirido las ideas, el idealismo alemán, se postula y se determina entonces que ha de ser la tenencia colectiva de las riquezas materiales el medio por el cual se habría de construir una organización social más eficaz.
La teoría, altamente elaborada, se presentaba como suficiente para resolver los grandes problemas sociales, Ahora, su llevada a la práctica implicaba una transformación tal de la organización social existente y tradicional y de los modos de pensar y concebir las cosas que a los sectores poseedores de la riqueza existente, la que habría de ser repartida entre todos los miembros de la sociedad, no estaban dispuestos a aceptar por puro idealismo. Vinieron entonces la radicalización de las posiciones y la lucha política. El proceso de reacciones y contrareacciones habría de concluir en una Guerra Mundial.
Inspiradas en sus teorías se dieron entonces otras grandes revoluciones.

En Europa, los desarrollos sociales habían dado prioridad a las vías parlamentarias, para evitar las sangrientas revoluciones. En las muy elaboradas, sofisticadas y delicadas sociedades europeas, la amenaza de revolución, del leninismo, era el máximo motivo de horror. De ahí que la adopción de la vía negociada no revolucionaria sino reformista fuese considerada como la más viable en el delicado equilibrio social europeo.

Terminada la guerra mundial e instaurados procesos populares en grandes sociedades del mundo, correspondía también a Europa de seguir la tónica y continuar los procesos ya en marcha de modernización socialista y ante la magnitud de sus propios problemas sociales, las presiones políticas y la búsqueda por resolverlos.

La virulencia que dicha problemática expresó en los procesos posteriores a la guerra mundial dio como resultado que la atención se centrara en dichas problemas.
Inclusive en sociedades que seguían conservando modelos sociales antiguos, con la tendencia a evolucionar muy lentamente, no revolucionadas pero en la que se daba lugar a amplio debate ideológico y político.
La estratégica adopción por parte de las derechas, de la burguesía, de la conducción de los procesos sociales concebidos y pensados en función de las masas, de los pueblos, esencialmente populares, precipitó las cosas. Ello, sumado a las fuerzas de la izquierda y en medio de grandes presiones políticas dio como resultado una toma del poder, de el control de el proceso social, al menos teóricamente, por parte de las masas populares, la instauración de un poder del pueblo.

Se legisló y se crearon leyes reformistas que enrumbarían el curso de la sociedad hacia una forma superior de organización. Y ello sin necesidad de revolución, es decir, respetando los modelos establecidos de sociedad, las clases, la propiedad privada, etc. A través de mantener enfocadas las problemáticas sociales, una burocracia capacitada y bien dotada y un sistema tributario con fuertes impuestos pero cuyo producto se invertía en obras de interés para toda la comunidad, el experimento pretendía poner en marcha un proceso que habría de instaurar en la sociedad las ventajas que el sistema reportaría a el conjunto de la sociedad.

Pero la tónica era la de que el proceso habría de ser dirigido por la superestructuras sociales. El pueblo obtenía beneficios de la organización, pero el sistema de relaciones, de mentalidad, permaneció inmodificado.

Entonces al lema de “ tener comunismo ” se crean toda una serie de instituciones, magníficamente diseñadas, dotadas y financiadas. Uno de los rasgos más distintivos habría de ser la seguridad social que garantizaría que los ciudadanos habrían de tener cubiertas todas las necesidades básicas; vivienda, vestimenta, alimentación, cobertura médica, drogas financiadas, educación, etc. Inclusive dinero para el ocio.
Todo ello funcionando sobre el modelo social tradicional, respetando la organización social existente y tradicional, sobre el sistema de sociedad de clases con profundas influencias bonapartistas, sobrepuesto a su vez a estructuras de poder y sociales cuyos orígenes se remontaban a los vikingos.

Se suponía que la implementación de todo el montaje socialista de instituciones, a costa de gran cantidad de trabajo y dinero, operando sobre una tradición influida por el bonapartismo, es decir, que había asimilado las enseñanzas que la revolución francesa habría de dar a las sociedades europeas, tendría por efecto la transformación de la sociedad de acuerdo con sus postulados, a su base teórica.
Pero la adopción solamente formal de dicha estrategia por parte de las superestructuras no iba acompañada de una mentalidad acorde que resolviera las terribles y desastrosas tensiones sociales internas.

Para ilustrar el ejemplo consideremos tres actores: la sociedad establecida, producto de todos los procesos sociales a los que se vio sometida durante su larga historia y buscando conservarse inamovible en el tiempo; el pueblo en el poder, al menos teóricamente, en un mundo plagado de revoluciones pero leal a el modo como su sociedad estaba conformada, a su tradición, luego de larga evolución y procesos, a su establecimiento social. Buscando modernizar la sociedad con las teorías en boga a través de su sistema democrático e instituciones y por ultimo la nueva concepción del socialismo, la versión nacionalsocialista que significaba un rompimiento con la historia, la tradición y la cultura europeas, buscaba la instauración de un proceso con otras premisas y la creación de otro modelo de civilización.

La instauración de los procesos socialistas con la mira de transformar la sociedad a través de reformas se vio en la esfera de Thule fuertemente influenciada por el proceso y los sucesos del nacionalsocialismo; propios además de su esfera cultural y por el fascismo global que a su vez afirmaba el estatus quo. Se produce entonces en una Europa a la defensa de su posición mundial y de su estructuración social una reacción hacia arriba, conducida por el fascismo, reafirmada por el estatus quo existente y dejando el experimento socialista en su concepción tradicional en el vacío, su sustentación ideológica idealista condenada a muerte y declarado el enemigo a dominar o inclusive a destruir.

Si había de haber un proceso social socialista sería de arriba para abajo. De acuerdo con la dinámica de la historia, como correspondía a su calidad y condición de ser Europa.
No habrían los pueblos del mundo así de sencillamente de apropiarse de los destinos y de la conducción de la humanidad.
Tenemos entonces: estatus quo más nacionalsocialismo contra socialismo común. En el Norte, en Thule, adonde se concentraba y manifestaba el Poder, las opciones eran pocas. Toda esta situación habría de conducir a otra Guerra Mundial, una guerra total.
Pero el esfuerzo desesperado por conservar la supremacía, la guianza de la humanidad y el estatus fue derrotado.
El devenir de otros grupos humanos, de otras organizaciones, de otras sociedades especialmente en el Este de Europa y en América lo hicieron posible. Europa, Madre del mundo civilizado y la cultura, se encontraba en una verdadera crisis.

Los procesos sociales socialistas, instaurados desde antes de la guerra, siguieron su curso insertándose, instaurándose sobre el andamiaje de la sociedad burguesa la que a su vez, evolucionado desde la revolución francesa, procuraba ponerse al día, modernizarse, eliminar de si las formas y prácticas sociales que a tan fatales resultados habían conducido. La burguesía moderna, condescendiente, acepto las propuestas y planteamientos y participo de los procesos socialistas instaurados. Las influencias del nacionalsocialismo, que tan fuertemente había marcado toda la cultura del Norte, haciendo acto de presencia, ya sea real o ficticia, se hacían sentir tanto en su búsqueda de supervivencia como en sus secuelas. Además de ser sus postulados y sus practicas instrumentos para la manipulación burlesca cínica en los juegos sociales, culturales y hasta políticos; instrumentos de amedrentamiento y de justificación a veces de actos absurdos dentro de las prácticas manifestadas en actos concretos entre los diferentes miembros de la sociedad, pero cuyo fondo, indefinido, dejaba la duda de su autenticidad y veracidad intencional de la ideología y sus doctrinas o quizás marcaba solamente su supervivencia.

Lo que es innegable es la presencia y su participación activa, ya sea como autentica o como broma, en la cotidianidad. Lo cierto es y he ahí la paradoja, que la tal combinación de fuerzas operando sobre la sociedad, arrojó de todos modos como resultado la constitución de un modelo del sociedad altamente desarrollado. El modelo del las sociedades nórdicas desde el fin de la guerra inclusive hasta hoy.

Convergían varias vertientes: la evolución de los procesos y las estructuras desde las tribus bárbaras a través de la Edad Media y el feudalismo, Además de la herencia remota de la revolución francesa y el posterior bonapartismo, las teorías de renovación social socialista y las influencias tanto políticas como culturales de el nacionalsocialismo.

El aparato social concebido entonces, a través de proporcionar a todos los miembros de la sociedad, por ley, los recursos para la supervivencia y garantizando la libertad política, ha dado también y paradójicamente como resultado la formación en el interior de la sociedad y operando desde dentro de ella de grupos que actúan en contra de la misma sociedad de la que hacen parte y que se manifiestan en actos que pueden ser considerados de terrorismo o de sabotaje; buscando, quienes y quien sabrá, quizás y lo más probable la afirmación aun mayor del estatus quo o quizás tal vez su revolución.

Siendo las sociedades en referencia sociedades industrializadas, con una oferta tecnológica e industrial, base de sus economías, muy importante en los mercados internacionales, han sido a su vez fácil presa de las políticas del Imperio e imperialistas, comunes en la esfera de Thule, con todas sus influencias tanto hacia el exterior como al interior.
Ideológica y estratégicamente renovadas, las ideologías del Imperio, de el Poder, quizás también las representativas de Europa, actúan en las sociedades de todo el mundo, con toda su dinámica y fuerza. El socialismo tradicional, aquel concebido desde el idealismo, que habría de transformar las sociedades de acuerdo a lo mejor de los valores históricos de la civilización occidental, que traería como consecuencia que esta evolucionaría de acuerdo con las nuevas relaciones en un mundo sin miseria, esa mentalidad contrapuesta al modo como se realizaba el devenir de las sociedades fue, por cosas de las necesidades políticas del establecimiento europeo y mundial y en contra de las tradicionales y cacareadas tendencias humanistas, considerado el enemigo.

La paradoja o la contradicción en referencia, en las sociedades del Norte, de Thule, objeto de este comentario estriba en que el esfuerzo conjunto en la búsqueda de una sociedad mejor ha chocado con la reticencia mental, con la falta de aceptación o más bien la negativa de acentuación por parte de amplios sectores de la sociedad, de la mentalidad tradicional, en especial por parte de sus componentes de dominación, control y relación con los demás en las prácticas sociales propias de unas tradiciones que se niegan a desaparecer, ni siquiera a transformarse inclusive a través de procesos de reforma. De aceptar modificaciones en las realidades sociales tradicionales, en el modus operandi de la sociedad fijado muchas veces todavía en su pasado feudal y las actividades de los diferentes grupos de presión, antidemocráticos, antireformistas, antisocialistas.

En la utilización en la actualidad de practicas barbaras, medievales, de control social y dominación. De la implantación en la sociedad de practicas de desgaste, en no reconocer y negar los derechos de los demás, legítimamente logrados y estipulados en leyes en la búsqueda de una organización más eficiente. En la utilización de los métodos de la caverna o de la ciudadela en las relaciones sociales, la trata, el maltrato, etc. que aun en la actualidad afrontan la gran mayoría de los pueblos de Europa, fijados en prácticas del pasado.

Se crearon instituciones, se erradicaron muchos males sociales pero la mentalidad del Imperio y sus representantes no ha asimilado no quiere asimilar esa nueva realidad y continua desde el poder y el anonimato con sus tácticas de los antiguos imperialistas de ocupar, desplazar o aplastar a quien puedan, ejerciendo su mentalidad y tácticas de dominio, desplazamiento o enajenación.
En choque con los intereses de las clases menos favorecidas, el pueblo, los trabajadores, los estudiantes, aquellos que tienen comprometido su tiempo en las actividades de la ciudad y que al menos teóricamente detectan el poder.

La financiación de la supervivencia, especialmente en los conglomerados urbanos, es utilizada así entonces negativamente por diversas fuerzas dentro del misma sociedad, en los diferentes núcleos de población, por los diferentes grupos que aprovechando la circunstancia de la liberación de la necesidad, parasitariamente se tornan en terroristas y saboteadores, ejecutando acciones en la urbe, en una serie de actos en contra de la población civil y trabajadora, desestabilizando, creando caos, buscando la expansión, buscando la guerra.

En pocas palabras, el socialismo, por definición pacifista y su montaje institucional socialista está nutriendo y financiando en el interior de sus propias sociedades su antagonismo, las fuerzas y los grupos que a su vez buscan su destrucción. Operando la mayor parte de las veces desde el anonimato o la clandestinidad, a amparo de las sombras o en el inmenso laberinto de las ciudades, pero también abiertamente de forma brutal y cínica, en actos de fuerza y ejerciendo actos y prácticas que reviven los horrores bárbaros de práctica reciente para no se sabe si someterlos a contrastación o a perpetuarlos como practicas pero que de todos modos van en contra de la población en la cotidianidad; las fuerzas a las que me refiero, desestabilizantes y saboteadoras, operan a sus anchas en la vida diaria, perturbando la paz ciudadana, exigiendo, presionando, ejerciendo su irracional Poder.

¿Quiénes serán los problemáticos en el experimento socialista que procuran instaurar los pueblos que se dicen detectar el poder? ¿Los monarquistas, los anarquistas, las extremas derechas, de por si opresivas o los oportunistas de rio revuelto cuyo razonamiento dice que siendo potencia, la guerra es el mejor y más corto camino hacia el bienestar para todos o serán simplemente las ciegas fuerzas de presión social que siempre hubo y que insaciables subsisten aun en Europa, de las que nunca ha podido deshacerse, que se niegan a transformarse, a amoldarse a su realidad actual, que son su lastre?

De ahí la contradicción de que pareciese ser que su proceso socialista esta en una situación sin soluciones para el pueblo que trabaja, paga y lo sustenta y con ello,el proceso socialista del que se sienten tan orgullosos, ciego, sin rumbo, sin futuro y sin sentido está financiando su propia alienación, infelicidad, miseria y destrucción.

Lo que si parece cierto es la existencia de lo que podríamos denominar crisis mortal de el socialismo del modo como es entendido de modo convencional.

6.27.2007

El rey de Thule. Poema de J. W. von Goethe.


EL REY DE THULE


Hubo en Thule un rey constante
con su amada, la que un día,
al morir, dejó a su amante
áurea copa que tenía.


Fue, de allí, la taza de oro,
don de mágica riqueza,
y al beber, la real tristeza
la humedecía con lloro.


Cuando el rey vio su partida
cercana, dio al heredero
la ciudad y un mundo entero,
menos su copa querida.


Sentóse luego a la cena
en medio de sus magnates,
y al pie rugen los embates
del mar que la sala atruena.


Allí el bebedor anciano
brinda última vez su copa,
la echa al mar y el mar la arropa
en su lecho soberano.


La ve hundirse; que se llena
y se pierde en lo profundo...
Y el rey llora su pena
no bebió más sobre el mundo.




Versión de Guillermo Valencia

6.06.2007

De la blanca blancura.

Pues bien, creo que no es ninguna novedad el comentar acerca de la problemática que envuelve la raza blanca. Me refiero con este termino a la raza blanca de ojos azules y rubios cabellos. Por la actualidad de dicha problemática que se refleja especialmente en situaciones como la crisis de desmembramiento que se vive en el Reino Unido, con Escocia desligándose del Reino y todo ello con el trasfondo de la guerra de Iraq en la cual dicho componente desde sus orígenes, las relaciones interraciales, juega un rol preponderante. Constituido quizá en el rasgo de identidad mas fuerte, el fortalecimiento de dicha identidad y la creación cultural abierta o subterránea en su ámbito giraba en torno al concepto de raza; como preservar su pureza, como generar y crear su cultura y actitudes, como relacionarse con los demás grupos humanos. Desde la antiguedad ya eran conocidas las dificultades que la relación y el trato con dicho grupo conllevaba. En fenómenos como el KKK, el Apartheid, la situación Australiana, las manifestaciones raciales expresadas durante el nazismo, el Frente nacional francés etc, los criterios de raza desempeñaban un rol primordial. Siempre recelosos en Europa hacia los pueblos del Sur, sus gentes, sus costumbres, su cultura. Las influencias que de allí llegaban les habían sido impuestas por las noblezas de los diferentes países en un proceso de unificación, integración y creación de Europa por el cristianismo, emprendida e intensificada desde la caída del Imperio Romano. En muchos casos dichas influencias habían sido aceptadas de mala gana.En el fondo, sustentaban una nostalgia atlante. Las influencias llegadas de el Sur, de las culturas mediterráneas, Grecia, Roma, de el cristianismo con su trasfondo judío y egipcio no eran de su especial interés; las aceptaban porque era lo que había que hacer, es más, eran motivo de repudio. Ante la carencia de formas intelectuales propias organizadas, de ideologías, de doctrinas y semejantes, mantuvieron una resistencia como mejor pudieron. Su identidad entonces, su argumento: la raza, el control territorial, la guerra.Siempre se las ingeniaron para mantener la distancia. Por la fuerza, por la discriminación, por la exclusión. Desde el monoteísmo, la platónica doctrina de las ideas, el Organón, el oráculo de Apolo, el helenismo, Andalia, la realidad inteligible etc. etc. se procuraba crear una dimensión abstracta en cuya preocupación se facilitarían las cosas. La doctrina de aguas por su parte se refería a la realidad desde parámetros físicos concretos. Carente de la dimensión metafísica, sus sistemas de ideogramas o de elementos daba cabida a todos los aspectos de la realidad. La raza blanca, en los territorios en los que ejercía control acostumbraba ejercer un dominio total y absoluto sobre los demás grupos raciales o étnicos, comúnmente a base de terror y violencia. Por tradición, por costumbre desarrollaban formas que garantizaban la impunidad ante ese tipo de actos, inclusive los incitaban. Desde siempre, en la conformación con los pueblos del Sur las relaciones estuvieron caracterizadas por las dificultades del tipo violencia, truculencia, impertinencia como estrategias de conservación de la raza, de expansión territorial, de relación con los demás , de dominio. En medio de ese milenario tire y afloja, Europa, el Sur, hecho a la mar, descubre nuevos territorios, pueblos, civilizaciones. Como parte de Europa, los pueblos blancos del Norte participan en los acontecimientos. Pero en América, en Australia, en África en otra dimensión de cosas, el fenómeno de violencia racial se perpetúa, adquiere otras formas. Esta vez no es solamente el Sur, sino que la problemática implica a otros pueblos. Las influencias del Sur, trabajadas por los grandes pensadores del Norte, especialmente los alemanes, especialmente Hegel, alcanzan las más elevadas y sublimes cumbres. En el área de influencia de la raza blanca se da un gran desarrollo científico e industrial. Fuertes y ambiciosos pero sobre todo guerreros, tienen pretensiones de expansión y conquista. Se presiona en todo su Imperio por lograrlo. En el tope de ello, se emprende la aventura de un pensamiento autóctono, más próximo a su idiosincrasia, liberado de las influencias del Sur. Muere Dios y con Él el su forma de Idealismo y con ello los vínculos con el Sur que aquello significaba, se modifican, se alteran. Ante los planteamientos de dicho pensamiento, surge torda una corriente; se inicia una especie de desmonte cultural y su adopción y establecimiento en el ámbito de la germandad. Se intensifican el antisemitismo y el racismo en general. Todas las tensiones sociales desembocan en una Guerra Mundial.. Después de esta, lo que era creencia, tradición autóctona, cultura subterránea, rebeldía y repudio al Sur y por supuesto los sentimientos de superioridad racial y evolutiva toman formas concretas.Para profundizar en la problemática y ponerle solución definitiva, se rompe con la tradición judeo-cristiana y se emprende rumbo propio. En un principio se conforma un movimiento político para luego convertirse en un movimiento de trasformación cultural a nivel nacional y de raza, buscado crear una cultura autóctona e independiente. Y el dominio de el mundo. En ello el elemento racial, su pureza y virtudes desempeñaban rol preponderante. Primando sobre todas las cosas, su fortísimo instinto guerrero los hizo lanzarse a una aventura de conquista de el poder mundial. También de purificación racial, étnica y genética de la humanidad. Con este argumento se exterminaron millones, léase bien, millones de seres humanos.Los judíos, los gitanos, los negros, condenados a el exterminio. Por extensión los mestizajes en todo el mundo. Gran parte de la humanidad había sido, simplemente, condenada a muerte.Hubo por ello otra Guerra Mundial. Las fuerzas que preconizaban el exterminio la perdieron al coste de millones de vidas humanas y gran destrucción material, pero ni la ideología ni la doctrina por ello desaparecieron. Una generación entera había crecido y sido educada dentro de las nuevas ideologías, doctrinas y postulados todo lo cual había sido puesto a prueba en guerra. Se había generado un ámbito cultural, político, económico. Desde la iniciación del fenómeno, durante su curso de formación y constitución y más tarde en la práctica política y cultural, en función de el peso que los motivos raciales tenían en él, las múltiples manifestaciones de afirmación sobre el sentido de raza habían sido fuertes y trascendentales y habrían de profundizar el ya grave conflicto racial existente desde siempre. Pero esta vez la manifestación del conflicto había tenido formas ordenadas; una ideología, una doctrina. Esta vez no operaba parásitamente sobre el trasfondo de otras ideologías y doctrinas. La derrota habría de traer consigo otra problemática.El poder de la ideología, su pureza, operando sobre la fuerza, la vitalidad de la raza había arrojado como resultado un desvinculamiento de las corrientes ideológicas que se constituían la base de la civilización europea y sus influencias en el mundo. La depuración cultural que se efectuó durante su proceso formativo implicaba la exclusión tacita de todas las influencias ajenas a el propio proceso. Había que depurar la cultura y las mentes de las influencias que llegasen o existiesen y que estuviesen relacionadas con lo judío, con lo semítico.Depuración cultural, eliminación de lo judío, usurpar y asumir su rol en relación con la cultura europea. También el componente racial en su faceta más importante; la eliminación de la raza negra. Era la búsqueda frenética y tenaz por la hegemonía mundial y que implicaba las eliminaciones culturales y raciales.Pero todo ello se perdió con la guerra. Las generaciones de post guerra como parte de su herencia cultural heredaron también el abismo infranqueable que cultural y políticamente se había formado en relación con gran parte de los demás grupos humanos, aislándose hostilmente en su convencimiento y creencias y en medio de las enormes dificultades. El sentido de superioridad, la necesidad frenética y distorsionada de dominio, el lastimado orgullo como nación y como raza eran componentes de una problemática que llegó hasta nosotros. En su afán por validar lo que todavía consideraban lo verdadero se recurrió entonces a veces a recursos de infiltración en otras ideologías, obrando el ellas de forma distorsionada generando confusión y desconfianza.

                                                                  ***********

Afortunadamente en función de la biodiversidad humana, la modernidad ha traído consigo recursos que han facilitado la información y el intercambio. Ya no es el ámbito reducido de la propia nación o cultura. Ello ha brindado elementos para que lo radical e intransigente de las ideologías de exterminio, producto de una realidad más limitada se transformen, se modifiquen y asuman la problemática desde otras perspectivas quizá más consientes, quizás más enriquecedoras pero de todos modos menos peligrosas. A este respecto es necesario encontrar formas eficientes que controlen el conflicto, que eventualmente conduscan a una aproximación y al dialogo, evitando las ambivalencias, las fricciones y delimitando de forma ordenada los parámetros. De no ser así, la problemática habrá de seguir teniendo resoluciones violentas. Desafortunadamente subsisten también una serie de sentimientos, asociados todavía a la tradición cultural y su dinámica, al orgullo herido, a la confusión y a la desesperación así como también la perversidad, que en la contradicción que se da dentro de el ámbito de lo cultural y de lo racial en el esfuerzo a veces desesperado por conjugar los extremos, se expresa grotescamente actuando sobre formas culturales tradicionales, corrompiéndolas, haciéndole perder su validez. Lo rotundo de los planteamientos políticos que postulan el exterminio como la única forma posible de resolución a la problemática de el racismo, de la biodiversidad humana han de agilizarce en beneficio de todos, para de ese modo obtener un mayor beneficio práctico en el dominio y control de la naturaleza que la posibilidad de la biodiversidad ofrece.

5.08.2007

V - Nuestro tiempo.

Europa
Había concluido la guerra. La perdida de vidas humanas se remontaba a decenas de millones, la devastación causada por armas de alto poder destructivo había dejado en ruinas ciudades enteras y la humanidad se encontraba en un estado tal de antagonismo que no se sabia cómo habría de ser superado. Empezó también a enterarse la humanidad de las verdaderas características que había tenido el conflicto, no solamente en las sociedades de las naciones de Thule sino en las conciencias de los hombres en el mundo entero. Se empezaron a considerar los alcances de las verdaderas crisis de fondo en que se encontraban no solamente los principales protagonistas de el conflicto sino la humanidad entera.

El experimento por parte de sociedades muy representativas de el establecimiento mundial, de la sociedad establecida, avanzada y desarrollada por intentar combinar el modernizarse socialmente adoptando de las ultimas teorías de renovación social que proponían los movimientos de devenir de las masas populares, de los pueblos, al mismo tiempo que asumir el control del mundo y su devenir había sido un fracaso rotundo.
Entre otras cosas no fue posible conjugar Reino, Imperio, Industria, raza, socialismo, barbarie y exterminio en un proceso desesperado de renovación social y al mismo tiempo de mantener el estatus y la posición histórica, tradicional.Había sido la respuesta que daba Europa a el fenómeno de el devenir de las masas populares en el interior de sus propias sociedades y en términos generales el de todos los pueblos que conformaban la humanidad.

Había sido la creación de un frente para contener y controlar tal devenir que se temía daría con el traste con las formaciones económicas y sociales existentes, con el Imperio, al estructurarse las sociedades de un modo conceptualmente diferente.

Mientras tanto, muchas otras sociedades europeas, rígidas, inamovibles, fijadas a sus tradiciones, seguían subsistiendo bajo formas de organización que convertían a las grandes masas, en objetos de el mas crudo sadismo, de la explotación, en carne de cañón.
El devenir y triunfo de revoluciones populares y de los pueblos de todo el mundo que exigiendo derechos, se daba inclusive en el corazón mismo de Europa, se había colocado en medio de la realidad y de la dinámica del Imperio y del modelo tradicional de desarrollo de las naciones.

Las nuevas doctrinas sociales, producto altamente elaborado de el pensamiento noreuropeo y aunque fundamentadas en el Idealismo, considerado este como influencia del Sur insertada e interpretada en el Norte, se consideró que conllevaban en si mismas una amenaza para la supervivencia de el Imperio y las posiciones modernas europeas que deberían a cualquier costo mantenerse.
Un tal proceso era concebido como destructivo para muchos, de llegarse a dar en el seno de la sociedad y en el corazón de el Imperio, procesos ambos que tanto había costado en construir, llegándose inclusive a considerar dichas doctrinas inaplicables en el seno de la sociedad altamente industrializada, desarrollada y culta que se había llegado a conformar, facciones de la cual se interpretaban a si mismas también como idealistas y es más, la concretización misma de el Idealismo, el Idealismo viviente.¿Como modernizar la sociedad y conservar el Imperio? Esa era una situación que tenia que ser resuelta. La fórmula de solución fue entonces, por parte de el establecimiento europeo la de adoptar las fórmulas de desarrollo concebidas para el desarrollo de la sociedad que tuviera en cuenta a el pueblo en su generalidad y no solamente a los estratos mas representativos, conservando al mismo tiempo sus niveles de bienestar y su tradicional posición de guía en el mundo. Se debe hacer la observación importante acerca de los procesos que se dieron en Europa con posteridad a la Gran Guerra.
En un principio los procesos tenían la característica de populares, la respuesta de pueblos europeos a las revoluciones y los procesos que recientemente se habían dado en el mundo. 
Al evolucionar y encontrarse con una serie de problemáticas, se transformó fundamentalmente y adquirió las características que tuvo.
Al hacer suya la causa de transformar la sociedad por encontrarlo una evidente necesidad, en el Norte se unió la de la búsqueda de la hegemonía mundial.
Revolucionar la civilización, equilibrar la sociedad nivelandola por lo alto, como correspondía a su nivel de desarrollo. Ciencia, industria, cultura. E individuos físicamente altamente desarrollados producto de unos medios ambientes sanos, fértiles y bien controlados.
En Europa, el respeto por la tradición, la disciplina social y la cultura entre otras, además de los procesos que se habían efectuado en su interior desde de la revolución francesa, exigían una formula de acción diferente a la de la revolución popular.

Europa
   Pero a pesar de el formalismo de dichos procesos, producto de la revolución francesa en sus efectos en Europa, subsistía especialmente en el Norte, a pesar de su alto grado de desarrollo industrial, la fijación en los valores de su propia tradición, los cuales se fortalecían en la relación necesaria y su confrontación con las culturas del Sur.En Europa, adonde se habían dado procesos ideológicos, materiales y sociales que habían tenido incidencia mundial impactante al ir frecuentemente los unos acompañados de los otros, que había conquistado y colonizado el mundo y de el cual vivía. Para muchos europeos no eran compatibles los términos Europa y revolución.
El nuevo movimiento, surgido en el Sur, encontró entonces eco y simpatía en otras importantes sociedades, con gran ascendiente científico y cultural sobre numerosos grupos humanos. Al consolidarse, no tardo en transformarse en poderosas alianzas, a pesar de que las sociedades que la imponían eran de muy diversa organización y conformación, revistiendo el fenómeno en su totalidad las características particulares que cada uno de sus componentes aportara, con la impronta marcante que fuese la avanzada industrial europea la que se lanzarse a la más osada aventura revestida con las muy especiales características que dicha empresa tuvo.

El Imperio, especialmente en el Norte, desesperado ante la amenaza de perder su poder y su dinámica, acepto gustoso en buena parte el experimento, a pesar de sus características y propuestas, a que se había lanzado su avanzada mas agresiva. Pero las cosas no habían de quedar allí.
Poco después se hizo evidente que desde las profundidades de el Norte de Europa había surgido un fenómeno sui generis de tales proporciones y características que había cuestionado la Historia y muchos de los procesos que en ella se habían efectuado. Pero ello reflejaba tan solo aspectos latentes de la realidad, de sentimientos que se encontraban durmientes en el fondo de grupos humanos enteros.

Pero lo cierto y lo grave fue que dichos fenómenos no se dieron en medio de la selva o entre los pueblos salvajes, sino en el corazón mismo de la civilización, entre pueblos que eran de lo mas excelso de la humanidad y en el seno de sociedades que estaban llamadas a ser modelo de desarrollo humano y social.
La búsqueda de reposicionamiento europeo ante la humanidad entera, producto de su necesidad de hacerlo así ante los desafíos que representaban el vertiginoso devenir de América y de el nuevo orden de cosas en Eurasia, contó a su vez con elementos autóctonos y nunca desarrollados, elementos que se constituían en un substrato de la cultura pero que a la vez se constituían en uno de sus componentes mas fuertes y determinantes.
Pero todo aquello había terminado. Conjurado semejante intento político a los enormes costos y por parte de fuerzas que de por si eran políticamente antagonistas pero que se habían unido para controlar el rumbo que el despertar de tan significantes grupos humanos había representado, entro la humanidad a analizar y considerar lo que en realidad había acontecido.


La destrucción masiva de ciudades enteras, la condena a exterminio de grupos humanos no sin antes esclavizarlos y conducir con ellos experimentos que iban contra los códigos humanos de ética existentes y los acuerdos acordados entre las naciones, delitos de lesa humanidad, marcaba de por si un fin a las concepciones éticas en que pretendía fundamentarse la civilización.

Constituía ese hecho una negación a la tendencia que habían tenido las mayores culturas y uno de cuyas bases era la búsqueda de comunicación y el entendimiento entre la biodiversidad humana que como mínimo pudiera facilitar la convivencia entre los heterogéneos grupos. Pero no, primaron otros entendimientos acerca de el asunto.
Se negó la condición humana a grupos enteros, a razas y etnias y hubo una reclasificación de la humanidad que obedecía en gran parte a criterios evolutivos y raciales.

¿Cómo fue que al manifestarse la necesidad compulsiva controlar no solamente el Imperio sino también el devenir de las masas y de los pueblos de toda la humanidad obtuviera en Europa del Norte la respuesta de las características que obtuvo?.

El desarrollo que en todas las áreas había significado la modernidad no se reflejaba en la sociedad, anteponiendo los intereses del Imperio, de expansión a los de generar bienestar a tal vez de un desarrollo social que redundara en beneficio de las mayorías, de desarrollo social. Por el contrario, las riquezas generadas por los logros de esa modernidad se acumulaban y a la carencia de una organización social eficiente para todos los miembros que la conformaban, de un Estado, de una administración en que primaran dichos criterios, fueron dejadas esas fuerzas en libertad de acción, lo que al carecer de mecanismos apropiados que lo regularan, funcionaban en la sociedad de acuerdo a la tradición. Y ésta era de dominación opresiva, de desplazamiento, de expansión y conquista en un continente en el cual muchas de sus sociedades no habían salido de el feudalismo, porque no habían podido o porque no habían querido.

A los grandes intereses económicos no le interesaban demasiado los ordenes sociales en los cuales hacia su aporte científico e industrial.
Así se tratase su inserción en civilizaciones milenarias con altísimo grado cultural de desarrollo cultural. Con sus logros buscaban resultado económico. Otras consideraciones no eran de su problemática. En la propia Europa, al no evolucionar las estructuras sociales, inclusive después de la Revolución francesa, no más que aparentemente y conservando en el fondo formaciones que a cuanto mas arcaicas mejor, buscando siempre reafirmarse en la idea de que eran el modelo inalterable de formación social, el patrón sobre el cual las formaciones sociales en todo el mundo se inspirarían, sin adquirir las formas hábiles que la conformación de la sociedad moderna exigía, sino implantando en los grandes conglomerados humanos su mentalidad arcaica de dominación de tipo feudal, medieval, eso sí, de comprobada eficacia, se fue generando en el tiempo un estado de tensión social provocado por una élite cada vez mas rica, cada vez mas reacia a transformarse, cada vez mas exigente y fuerte y por unas enormes masas que reclamaban derechos y modernización, lo que a la postre generó condiciones de vida inaceptables para grandes mayorías, total y efectivamente dominadas.

Así, grandes masas vivían atrapadas en sus circunstancias, entre un mecanismo de presión social que les exige productividad, expansión, conquista o sino esclavitud en sus modernas formas en caso de permanecer en el seno de dichas sociedades. De que las cosas fuesen así, ya se encargaría de ello numerosos miembros de la sociedad. Ubicados en diferentes posiciones dentro de la misma, ejercían sobre ella una influencia represiva casi siempre de carácter violento, mentalidad de la armadura, de el bunker, de el tanque, constituyéndose así en la racionalidad del sistema social.


Y uno de sus rasgos de carácter mas significativos. Si te integrabas a dicha racionalidad, si controlabas, oprimías, si en su nombre matabas, sacrificabas, el sistema y su racionalidad te toleraban, te perdonaban, concediéndote como a un héroe, inmunidad. Se fiel, cumple con tu deber, no te detengas en otras consideraciones. Así funcionaba el sistema del Imperio y el sistema te adoptaba.
Que dicho estado de cosas había generado un mentalidad que lo expresaba y que se fundamentaba en sus logros pero que expresaba también una situación social en la metrópolis europea que se fundamentaba en la opresión violenta y desplazante, en sociedades en que el aparato de justicia se edificaba sobre esas premisas. El problema se generaba al dichas presiones que se ejercían sobre extensos grupos humanos por parte de grupos de fuerzas que fundamentaban su hacer social en la represión violenta, en la opresión, generalmente lo hacían infringiendo los pactos sociales, los acuerdos, las leyes.


Europa
Apelando a altos poderes, dichas fuerzas generaban desestabilización, terror y caos. Velando y protegiendo sus intereses y perpetuando la dinámica del sistema, se anteponían y destruían cualquier logro que significase progreso social para las mayorías. Había en ello una especie de deber social y moral. La libertad era libertad para oprimir. Los sistemas moral y jurídico lo garantizaban. Las leyes y los convenios se convirtieron en ilusiones.

Con el tiempo y después de muchos sufrimientos y muertes, el pueblo especialmente en el norte, en Thule, no aguantó más. Desilusionado y traicionado una vez más, decidido a romper con el circulo vicioso de la cultura y de la historia, se lanzo a su empresa ante una humanidad perpleja.
El movimiento tuvo un impacto rotundo en la cultura de el Norte, de Thule y con repercusiones en todo el mundo. El proceso culmino con una guerra total.Siendo sus enemigos no solamente las naciones con las que combatía sino también la civilización, las diferentes culturas y la Historia, esa combinación de factores y de fuerzas negó su propuesta y los derroto militarmente.
Cuando las sociedades, especialmente en el Norte, para superar la situación en que se encontraban, quisieron hacer uso de las teorías de modernización social que ellos mismos habían concebido, que era producto de su pensamiento, se encontraron con el esquema viviente de las estructuras sociales que aun incluso después de la revolución francesa y de la larga y compleja serie de procesos de modernización de las sociedades europeas que se sucedieron a todo lo largo y ancho del continente, seguían profundamente ancladas en el pasado, en la tradición.


Estructuras sociales y de poder cuyos orígenes se remontaban a la caverna, que si bien habían llegado para muchos hasta a adquirir carácter de sagradas pues así lo había llegado a determinar su desarrollo formativo, convivían con otras estructuras que continuaban fijadas en la tradición, en lo cavernario, la fuerza bruta, lo arcaico, en la crueldad, en la guerra, en el saqueo y el pillaje, en el culto a la barbarie.
Se pusieron entonces de manifiesto el descontento con la organización social y con el sistema de dominación, el cual generaba condiciones sociales insoportables para muchos.

Quisieron modificarlo, crear su propia cultura en los territorios que dominaban, en las naciones de Thule. Eliminar de ellas los elementos que consideraban ajenos, devenir un gran poder militar y conquistar el mundo, purificarlo y partiendo de allí crear una humanidad diferente. Pero la humanidad estaba conformada de otro modo y así había devenido.
Y los diferentes modos de organización se unieron ante la propuesta y la derrotaron. Fue un evidente triunfo de la historia sobre quienes no aceptaban sus designios, su conformación, su rumbo.
Puso de manifiesto también, en el Norte, los criterios de raza y evolución.
La inaceptabilidad de la existencia de grupos humanos, negándoles la condición humana y condenándolas al exterminio, lanzaban a un primer plano la problemática de la biodiversidad y la posibilidad de la convivencia común.Ello no fue impedimento, en su momento, para conformar alianzas militares que tenían, en lo inmediato interés por someter a control a la rebelde Eurasia y a la desde siempre muy codiciada América.

El extremo oriente acepto gustoso y no tardo en declararse la guerra contra la avanzada industrial americana, con la colaboración de las naciones de Thule en el Norte y su interés por controlar la totalidad del continente americano.


En el Sur, por ser resultado de un proceso histórico diferente, por idiosincrasia, los vaivenes a que fue sometido el proceso que allí se había originado y las extraordinarias características que fue adquiriendo en su devenir en el Norte y en el Oriente, hizo que fuese tomado con prudencia y cautela.

Todo ello había conducido a otra guerra mundial. Una guerra en que se habían cuestionado los valores que fundamentaban la civilización. Una guerra por el control de los destinos de la humanidad y su futuro. Pero todo ello había por fin concluido.

Por todas partes, destrucción y muerte. Y una humanidad profundamente dividida. El fenómeno que se había puesto de manifiesto, que había ocasionado un rompimiento con la historia y con los valores tradicionales de la civilización europea y que lanzándose a la guerra pretendió imponerlo a toda la humanidad, no se circunscribió únicamente a los principales protagonistas, sino que su influencia y efectos se hacían sentir en todas partes.

En Europa, una generación entera era producto de el fenómeno, había sido criada y educada dentro de la nueva mentalidad y su reposicionamiento en relación a el resto de Europa vencedora y su historia habría de ser un camino largo y tortuoso.

Especiales características habría de tener en relación a las demás culturas de Thule adonde el fenómeno había calado muy hondo por una simple cuestión de identidad y de intereses comunes.

En lo político y en lo militar estuvo el proceso hasta lograr la victoria lleno de intriga e incertidumbre por el desenlace final.

Al fracasar las intenciones de transformar la sociedad por vía pacifica, por procesos políticos, ya que al poco tiempo de determinarse que habría de ser así, fuerzas en el interior de la sociedad fijadas en los antiguos modos y usanzas y en concordancia con la dinámica del Imperio, las que siempre habían sido la vigentes, niegan el proceso popular interno que se buscaba que se diera.

Las sociedades europeas con poquísimas excepciones, quizás tal vez la de Francia, a pesar de que aun después de 150 años de su revolución seguía luchando con el fantasma de el terrorismo y la desestabilización internas, se encontraban otra vez en poder de fuerzas defensoras de la tradición y el antiguo orden y opuestas a toda trasformación máxime si esta hubiese de ser el devenir de las masas populares, de el pueblo. Era la decadencia, era el fin.
En el reordenamiento que se dio después de la Gran Guerra, la revolución rusa y el cambio de orden social en varias importantes naciones, el establecimiento europeo y mundial se veían ante el fenómeno de el devenir de las masas y de los pueblos. Europa busco ponerse al día conjugando los extremos. El Sur busco reafirmación en su tradición y en su cultura. El Norte, al fracasar su proceso y al verse otra vez en el caos y en poder de oscuras fuerzas, desesperado, no aguantó más.

Simplemente acepto la propuesta de la negación de la tradición histórica que lo condenaba a un circulo vicioso sin escapatoria, que lo agobiaba y paralizaba y se lanzo con toda la fuerza de sus propios recursos a resolver la situación a fondo. Todas las consideraciones habían dejado de tener validez. Por el alto concepto que tenían de si mismos, por el grado de desarrollo que en múltiples campos habían logrado, por los múltiples aportes que habían hecho durante toda la historia en todos los campos de la ciencia y la cultura aceptaron la propuesta. Además su respuesta hacía eco a la propuesta del Sur de, defender el estatus, la sociedad establecida, Europa.


El Imperio acepto, apoyo y financió la propuesta. Porque lo afirmaba. La eventual modernización que introdujera a las rígidas estructuras en beneficio de las grandes mayorías, de los pueblos que lo componían habrían también de ser bienvenidas. Pero eso ya se daría en el tiempo. Aunque en cada uno de sus núcleos, el conjunto del proceso habrá de tener sus propias características.

Terminada la guerra, los procesos de reconstrucción se dieron en forma acelerada. Los países en los cuales se habían consolidado los procesos populares y que habían salido viciosos a costa de grandes esfuerzos y costos, se cerraron sobre si mismos a causa de la posición de casi todo el resto del mundo, controlado por el Imperio, asumió sobre ellos.
Y ellos en defensa y consolidación de sus propios procesos, libres de la influencias de la dinámica tradicional de la historia.

Aunque lograda la paz, la humanidad se encontraba dividida en dos grandes bloques: el de los países en los que se daban procesos populares y el de parte de los países vencedores, sus colonias y ex colonias y gran parte de los derrotados. El Imperio y el antiimperio y su mutua gélida exclusión.

Los vencedores, al tender su mano a los vencidos en su afán por superar la situación han, desde el fin de la guerra en los países dependientes de el Imperio casi siempre ex colonias adonde el modelo de desarrollo y formaciones sociales depende de la metrópolis tal y como siempre ha sido y por parte de sus económicas y sociales, adoptado las pautas de conducta extremas, las actitudes usuales de parte de los derrotados y que en su momento condujeron a su derrota.
Como un gesto de integración tal vez, pero que en la práctica significa que los vencedores en su afán de superar el abismo que provoco la guerra, en su estrategia, al adoptar las prácticas de los derrotados, haciéndolos sentir así integrados, lo que han hecho dadas las características del desarrollo y de formación social heredadas de el colonialismo imperial, es el fortalecimiento de las superestructuras, pero a la vez creando unas condiciones de control y dominación que niegan el desarrollo equilibrado de las sociedades.

Si a la guerra condujo en el Norte el hastío por las actitudes de la dominación social tradicionales, implantadas en la cultura corrupta y degeneradamente, la respuesta que se dio a las mismas paradojicamente, fue su adopción, asimilación y potenciación por parte del movimiento que quería transformar la cultura. Haciéndolos suyos, asimilándolos, controlándolos y eliminándolos.

La civilización, la cultura y los valores que las sustentaban estaban cuestionados. Había nacido un nuevo concepto del hombre.
Se hizo manifiesta la expresión autentica de el Norte, de Thule.
La posición de Europa, de el estatus no se podía cuestionar de ninguna forma.



Aceptaron la nueva propuesta. Los males de la tradición, como una táctica, se adoptaron y se integraron en la cotidianidad, para así operar en la sociedad, apropiarse de el control y establecer su dominio y su proyecto substituyendo así el tradicional mal por su propio mal.

Vencedores, vencidos y su mezcla imposible.
De un lado, Europa y el Imperio, continúan actuando en el mundo como siempre lo hicieron.
Y se encuentran fortalecidos y renovados por la inyección de fuerzas que la integración de los derrotados, sus ideologías y prácticas ha aportado a su devenir desde el fin de la guerra.



Europa
Esta característica se manifiesta en todo el mundo y es muy marcante en América y en el tercer mundo.
Deviniendo desde la colonización, las estructuras giran en torno a el Imperio, tal como siempre ha sido.
A la herencia de la colonia, se suma ahora la herencia de el Imperio fortalecido por las formas extremas de dominación que adoptara de los derrotados, en su afán por integrarlos a si, parapetándose y generando abismos sociales de características a veces innegociables.

Conjuntamente con su aporte industrial, exporta las formas sociales de su feudalismo nunca superado, refinado por las ultimas sutilezas heredadas de las características de el última gran conflicto mundial.

Esto última es una de las características distintivas de la Thule de hoy. El racismo incondicional, la xenofobia, el acoso permanente, la trata, la exclusión, la relación que se torna violenta por el argumento de la proximidad, del repudio.

Todo ello ocurriendo bajo las leyes de países que conforman la avanzada mundial, en el corazón de la civilización.
El sistema, en una perversión de la civilización y la cultura simplemente ignora las leyes, los convenios, lo que ha sido pactado, tolerando los desmanes y las arbitrariedades.

Las posiciones extremas, heredadas de las posiciones

 anteriores y de durante la guerra fueron rápidamente asimiladas e incorporadas a las superesturcturas económicas y sociales. Incorporadas a la cotidianidad, la ambiguedad se hace manifiesta en todas las esferas expresando a la vez Poder y Lucha.

A pesar de haber sido derrotados por la dinámica histórica del establecimiento mundial, las doctrinas y prácticas de los derrotados en sus aspectos de dominación fueron asimiladas por los vencedores siendo paulatinamente integradas al Imperio y a la cultura.

Pero la situación tiene un revés. Las doctrinas de los derrotados, especialmente en el Norte, si bien de dominación y fuerza, habría de ser un proceso popular. De el pueblo superior, pero un proceso popular.

Fueron entonces las doctrinas, especialmente en sus aspectos de rebeldía contra el establecimiento, la historia y de combatibilidad integradas a las luchas populares de muchos movimientos en todo el mundo, revistiendolos de las características de la ideología y sus prácticas, pero que se dan en otros contextos humanos e históricos.

Aun hoy en día, los remanentes de los procesos de la entreguerra que condujeron a la guerra mundial, que llevaron el fenómeno a escala mundial a la derrota provocada por el rechazo de la comunidad mundial con sus valores históricos, a los desmanes de lo que sucedía en frentes de batalla y a las características grotescas generales que había adquirido el fenómeno.
Ocasionadas dichas características muchas veces por actos y actitudes dadas muchas veces por crisis en el interior del movimiento de aceptación y repudio, provocando acciones que desde el fenómeno por dentro buscaban la saturación de mal en una orgía de excesos, buscando así ponerle fin, asesinarlo.

Dichas características y sus manifestaciones se encuentran todavía vivientes y actuantes tanto en el Imperio como en los movimientos populares. El abismo que se creo es real, viviente y actuante y plantea la pregunta ¿hacia adonde vamos, humanidad ?

Murieron Dios y con él el Idealismo, el sentido tradicional de la Justicia, la posibilidad de la biodiversidad humana?
El hombre se diferencia de las demás especies por estar dotado de Razón. ¿No ha podido la razón humana encontrar formulas efectivas que, como mínimo, garanticen la supervivencia de la especie?.
Si la respuesta es sí, entonces o no conocemos las formulas o las formulas no nos sirven.
Si la respuesta es no, entonces hemos encontrado una pregunta que debemos responder.

Desde el fin de la segunda guerra mundial la humanidad no habría de seguir siendo la misma.
Un abismo se había creado y ese viviente abismo, esa crisis es parte de el mundo que hemos heredado, de nuestra contemporánea cotidianidad.

Las ideologías no se corrompen, a no ser de que sea una ideología corrupta.
Se corrompen los hombres parapetados tras una ideología que les sirve de coartada. O la ideología corrupta, viciada, corrompe los hombres.

A la primera guerra mundial se fueron las naciones para afirmar el establecimiento a la sombra del Imperio. Fue una carnicería atroz. En el transcurso de la misma se dio la revolución rusa, el patio trasero de Europa había se había desvinculado de Europa, buscando su propio futuro. El sentido de las relaciones sociales se había modificado.

Terminada esa contienda, la evidente necesidad de transformar las sociedades y las presiones populares provocaron cambios de régimen en varios países, procesos logrados por vía pacifica.
Pasado el fervor popular, no tardaron las fuerzas de el antiguo orden, triunfadoras de la guerra, en entrar en acción, dando en el traste, en el norte especialmente con el proceso popular, saboteadolo.

Como respuesta a ello, el proceso tomo el rumbo que tomó, negó de plano los argumentos de la represión que lo ahogaba y su validez, la historia que lo justificaba y se lanzo a modificar su sociedad y la humanidad entera.
Surgieron así un movimiento y fenómeno sin precedentes.


Durante su devenir, durante la guerra y desde su interior, fuerzas cuya finalidad era detener el proceso, controlarlo, revertirlo e reintegrarlo a las corrientes europeas dado el rumbo que estaban tomando las cosas o fuerzas simplemente caóticas, acelerantes, desestabilizantes, bélicas, se hicieron manifiestas.
Sus acciones revistieron el fenómeno de algunas de sus características extremas, las que provocaron su rechazo por parte de la comunidad mundial y los condujeron a la derrota.


Una de las dominaciones más represivas y violentas nunca antes vista en Europa había llegado a su fin. Ocasionada a su vez por el descontento que las formas de la dominación tradicional habían ocasionado en el pueblo, en una Europa adonde el progreso en todos los ordenes del saber se acumulaba en una sociedad estrictamente organizada pero en cuyo interior se daban fenómenos extremos de reacción que la corrompían, creando caos en su interior.

El desdén por las leyes y los pactos sociales por parte de algunos grupos, sectas o individuos que asumiendo el rol social de acosar y torturar a las grandes mayorías, al pueblo en un sistema en que la estructuración social se lograba así, en contra de las leyes existentes en función de la problemática, apelando a poderes superiores y a la tradición.
La impunidad se institucionalizó. Era simplemente la dinámica del sistema. De espaldas a la realidad de los pueblos y de los antecedentes y causas de su realidad, los convertían en blanco de su agresividad y de su sadismo, en contra de lo acordado en las leyes, considerandolo una especie de deber social, generando desesperanza y miseria.


Cuando se concibió una doctrina social que tenia en consideración esa problemática y al quererla aplicar utilizando vías no revolucionarias, se encontraron con la dinámica social de la historia y de la cultura y de perverciones que se manifestaban en ellas, las cuales no lo hicieron posible.


En un restituir el antiguo orden social a las nuevas circunstancias, la reacción se apodera del proceso, frustrandolo. La respuesta a esa circunstancia fue la acceptación de la propuesta que significaba la negación de los valores morales y éticos de la tradición europea por unos valores diferentes, cuyo resultado sería un nuevo tipo de hombre, una nueva humanidad.
Una determinación radical, pero que en su momento consideraron como la respuesta adecuada a las circunstancias en que nuevamente se encontraban, producto de el hastío y la desesperanza.

A ello se sumaban la fuerza de la propia tradición, la derrota en la primera guerra mundial, las dificultades sociales subsecuentes a ella, la frustración por el fracaso de el proceso socialista, el caos moral, la necesidad y el deseo de devenir a la historia como si mismos y con lo propio etc. Y por último y quizás el factor mas importante; el instinto guerrero, la fuerza acumulada desde siempre en el Norte y su deseo de expansión y conquista.

Terminada la contienda, los esfuerzos se concentraron en estabilizar la paz y en la búsqueda de la resolución de los problemas de fondo. Dichos procesos han seguido los mas varados derroteros.

La crisis de los valores, naturalmente fundamentada en la marginación de las civilizaciones y la carencia de una propia, de el salvajismo, del la barbarie natural y la barbarie cultivada, formalizada desde la muerte de Dios de Nietszche, fundamental en el abismo que se había creado entre las razas, las etnias y los procesos sociales y políticos, continua tan vigente como en el primer día.

Liberados de la noción de conciencia y las responsabilidades que conlleva, siendo portadores de una noción de conciencia que los hace per se superiores a todos los demás grupos humanos, puros e inocentes, actuando dentro de un sistema jurídico que brinda inmunidad a quienes estimulando la dominación, las formaciones sociales basadas en la explotación y la violencia, la expansión de dicho orden, terrorizan, acosan, matan, siendo sus sacrificios humanos socialmente ritualizados, aceptados, estimulados, glorificados y recompenzados.
Que dicho tipo de dominación, violenta, cruda, metódica, fría, alienante, sanguinaria, desplazante, se ha institucionalizado cada vez más.

Las fuerzas tradicionales del establecimiento, triunfantes, en su esfuerzo por subsanar las rencillas internas en su sociedad, en un sistema de reacciones pragmáticamente orientado pero que no produce mas que confusión, asimila a si las prácticas sobrevivientes de el fenómeno de la entreguerra, mezclandolo con sus propias prácticas tradicionales, creando un nuevo fenómeno o más bien, expresando la condición de que las problemáticas que se expusieron en los sucesos anteriores a la guerra, no han sido superadas sino que, vivientes, han adquirido otras formas.

La implantación de dicho tipo de mentalidad entre los diferentes grupos está asociada a la noción de territorialidad, al dominio que una especie biológica ejerce sobre su hábitat o el dominio social, político que se ejerce sobre el mismo.
Que en ambos casos se ejerce un tipo de dominación violenta, irracional, de fuerza, del músculo o de las armas, ley de la selva, la que en medio de la crisis olvida o simplemente ignora, en el seno de la civilización, lo acordado y pactado en las leyes.
Pregonando la racionalidad del sistema y su validez, en su dinámica lo que se produce es un caos social, que apelando a altos poderes genera desestabilización y miseria social.

El problema de la biodiversidad, tiene sobrada actualidad y es uno de los problemas más graves que afronta hoy la humanidad.
Un gran desarrollo científico e industrial ha tenido lugar dentro de grupos raciales que se han desarrollado en ámbitos remotos, aislados en su propia creación de valores y cultura, recibiendo las influencias de los productos culturales heterogéneos e insertándolos muchas veces a la propia cultura a través de filtros de discriminación o prejuicio.


El gran desarrollo y el elevado grado de dominio y control sobre la materia no contaba con un desarrollo cultural equivalente y equilibrante, de ahí que en cierto momento no les fue posible conjugar ese progreso material y el poder que proporcionaba con su grado de desarrollo en función del resto de la humanidad,
empezando por sus vecinos más próximos, probablemente por su falta de experiencia en la relación con grupos humanos diferentes y sus productos culturales.
La experiencia que se había dado dentro del ámbito de la propia cultura durante los últimas siglos, se produjo a través de la obtenida por el contacto debido a los descubrimientos y conquistas, en los cuales aun operando dentro de el contexto de la cultura europea, tuvieron como característica especial siempre el sentido de raza y de etnia y estos elementos aportaban a la confrontación con lejanos pueblos y culturas características especiales aunque de elevada y complexa elaboración sociocultural.

Existían en el fondo una serie de elementos intransigentes, fieles a hondos sentimientos de protección de la pureza racial, sentimientos de superioridad, uso de la fuerza, de la aplicación de sus formas de dominación etc, los cuales al no estar lo suficientemente elaborados y culturalizados operaban a contrapelo dentro de las nociones aceptadas por la cultura que se pretendía crear y difundir, aportándole a la misma sus características particulares.




Europa

Todas esas características se ahondan al rompimiento en el Norte con la corrientes de la historia a cuya influencia estaba sometido y buscar otra orientación y derroteros, afectando todas las esferas de su propio concepción y su relación con los demás.

Al declararce la muerte de Dios y después establecerce que el enemigo era Israel, la identidad se centra alrededor de dichos conceptos. A ello se suma un gran progreso científico e industrial los cuales encuentran apoyo financiero en un principio e incondicional más tarde por parte del Imperio y del establecimiento mundial el cual se siente fortalecido y que ha encontrado la formula mágica para controlar el devenir de los pueblos, fenómeno impresedente y continuar con la supremacía mundial al mismo tiempo.

Había surgido una nueva concepción de el hombre, de la humanidad y de las sociedades. Una concepción de dominio y control que eliminaba todas las anteriores concepciones y elaboraciones.

En la caverna, la dominación se ejercía a base de la fuerza física bruta, de el músculo y el garrote. Al empezar a usar la agricultura, el nómada se asentó, conformo familias, clanes, tribus.

La dominación se hizo cada ves mas refinada, compleja, participativa. Cuando ya conformó ciudades, el funcionamiento y la administración de las mismas requería de organización muy compleja. El sentido de la colectividad era vital. De no existir, de no haber coherencia interna, la ciudad estado estaba condenada a desaparecer. El refinamiento de las formas de identidad y control, sustentadas por las armas, crearon Imperios.

Dichos Imperios, al expandirse y entrar en contacto con pueblos salvajes, bárbaros, desempeñaban una misión civilizadora europea y de aporte de sus logros, en la búsqueda por sacarlos de la ignorancia e integrarlos a su corriente civilizadora de acuerdo a valores humanos de minuciosa elaboración pero de frágil y peligrosa existencia.

Se descubrió y conquistó, pero la mayoría de las veces,
especialmente con el norte se operaba a base de concertación de alianzas políticomilitares usualmente con un resultado altamente eficaz y las cuales a su vez inyectaron los varios imperios de gran vitalidad y fortaleza. Pero simultáneamente amplios estamentos en dichos pueblos, los del norte y en su cultura popular mantuvieron una actitud de reserva y recelo hacia lo que consideraban influencias foráneas en sus propias culturas y pueblos.

Como consecuencia de la expansión europea,
se crearon y establecieron superestructuras sociales en todo el mundo a través de las cuales fluían, florecían y se cultivaban las ciencias, las artes con extraordinarios resultados. Se crearon intereses y se encontraron afinidades comunes a pesar de las enormes diferencias.

Históricamente, en la búsqueda de estabilidad social en un mundo salvaje, bárbaro, la disciplina social en Europa había sido ferreamente impuesta, evolucionado las estructuras sociedades desde la antigüedad a través de las características de dureza de las edades medias y de el feudalismo en la bárbara Europa, fenómeno de fortísimas características en el Norte.

En aquellas circunstancias de constante amenaza, de guerras e intrigas, la fidelidad era un elemento vital para la comunidad. La religión era un elemento de unión y coordinación social.


El sistema se consolida y las sociedades lentamente devienen y se desarrollan. Por vía militar, el cristianismo es impuesto en Europa, especialmente en el Norte. Se busca la integración cultural por encima de cualquier otra consideración. Posteriormente entraría Europa en contacto con lejanos pueblos, civilizaciones y culturas.

Enriquecida por los descubrimientos, todos los sectores y actividades se aceleran. Las sociedades se desarrollan vertiginosamente, especialmente en el norte. Esencial a todo ello la búsqueda de estabilidad. No en vano tienen que dar ejemplo al mundo, entre muchas cosas. Ante las exigencias de las circunstancias, el rigor social, la disciplina dentro del estricto sistema de clases, la monarquía, se constituye como un factor unificante y coordinante. La dinámica es la derecho divino, valido tanto para lo establecido como para lo que deviene.

El renacimiento antes y el racionalismo des pués ya habían infundido la dinámica social de nuevos elementos.
En la búsqueda por rescatar la cultura de la edad media volviendo a las raíces humanistas, se busca aliviar las rígidas y estrictas formas socio religiosas al volver a ubicar el hombre en el centro de la problemática.
Los grandes descubrimientos y el contacto con otras civilizaciones y culturas modificaron ese proceso, desacelerandolo.

La cuestión fue retomada por el racionalismo quien actualizó otra vez al hombre y a la condición humana.
El devenir de los Imperios enriqueció y fortaleció las estructuras sociales. Las cortes logran gran pompa y esplendor.

A la sombra del Imperio y de las riquezas que proporcionaba a la metrópolis europea, las costumbres se tornan laxas, se relajan.
Al mismo tiempo se crearon en las cortes amplios sectores sociales que, atrapados en la dinámica del sistema, presionando, se hacen cada vez mas exigentes y excentricos; los cortesanos se tornan refinados y crueles generando con sus actos y actitudes las condiciones de desequilibrio social que habrían de concluir en un despertar de las masas lo que concluiría en una revolución.
Aquello tenia lugar en el corazón de Europa, adonde las influencias todas congruían.

En el Norte, las condiciones climáticas, la organización social y la rigidez de sus estructuras, el gran desarrollo tecnológico, la esfera cultural y política en relación al mundo, los intereses políticos, la tradición, la concepción de la sociedad, el trabajo, la riqueza etc. tenia otras características, otras necesidades y otra orientación, otra realidad y otra dinámica.
La coherencia social y los controles se daban en el contexto de la Reforma, fenómeno también con características puramente nórdicas.

Los acontecimientos de la revolución, de el devenir de el pueblo hacia el poder aunque tildada de ser una revolución de la burguesía contra la aristocracia, marcaba la instauración de procesos populares. Y aquello sucedía en Europa.
Por las características de sus sociedades, por las circunstancias de su relación con las colonias, por estrategia política en función del Imperio, las sociedades del norte permanecieron inamovibles. Es más, entraron a reafirmarse en su concepción y conformación.

Evolucionado desde las relaciones en la familia, en el clan, en la tribu, fundamentadas en la autoridad y en la confianza, las posteriores relaciones entre los diferentes miembros componentes de la sociedad, en el ámbito cerrado y homogéneo de los pueblos del norte se caracterizaban por la apertura en la comunicación.

Enemigos acérrimos de la secretividad, de la reserva, de la confidencia, pregonaban unas prácticas en las que dichos elementos se excluían, eliminado el sentido de la intimidad, de la privacidad. Operando sobre la base ética de la tradición judeo-cristiana y en la práctica traduciendose en manifestación de el poder económico. No hay secretos, hay oro o poder económico.

Después de los grandes descubrimientos y la formación de los grandes Imperios, mientras las naciones descubridoras y conquistadoras dedicaban gran parte de sus recursos humanos y sus esfuerzos en la labor de difundir la civilización, la cultura europea, la metrópoli, estimulada y bien financiada, se dedico al desarrollo científico y tecnológico, con grandes logros.

A la larga, en el Norte, los factores culturales autóctonos, el gran desarrollo material y la intrincada serie de intereses y factores políticos habrían de determinar una ruptura definitiva con las corrientes de la cultura europea y la búsqueda de un nuevo horizonte cultural concatenado con las antiguas culturas del extremo oriente y el juego político, especialmente desde la gran expansión nórdica por el mundo, especialmente en el Oriente y en América.

Los procesos que se dieron en Europa para procurar las sociedades asimilar las lecciones de la revolución en Francia, se encontraron en el norte con un vasto Imperio en constante expansión, un gran desarrollo material, las características de su sociedad y cultura y su intrincada y ambivalente relación con las culturas del Sur.
La dominación y el control social encontraban su justificación basados en las premisas éticas de la tradición judeo-cristiana.
ero tal vez por las características humanas del grupo; raza, herencia cultural, problemáticas de la relación y la convivencia y por el modo como los resultados de las soluciones encontradas a través de milenios de intercambio y creación cultural del Sur se interpretaron en el Norte, muchas veces adquiriendo la dimensión bufa y trágica de una esclavización de los pueblos del Norte por parte de los pueblos del Sur, el resultado fue el de generar repudio, odio, resentimiento.
Pero las cosas estaban definidas. La historia tenia un sentido. Lograbas dominar o eras dominado. Como la cuestión era dominar, entonces el sistema te proporcionaba los recursos materiales y el soporte para que fueras a dominar a otra parte, generando Imperio.
Fundamentada en la razón instrumental, se inculcaba una mentalidad de dominio en una estructura militarizada, disciplinada. Otras consideraciones, religiosas, humanas, culturales etc. tenían una significación supeditada a la del dominio físico, material.
Moviendose o girando alrededor de dicho dominio pero apaleando a fuerzas inmateriales, los sistemas de dominio, centrados en la dominación física en contra de lo que por otra parte predicaban, crearon dentro del sistema una contradicción, un vacío que atrapaba, destruía o desplazaba o volvía loco, negando y destruyendo las leyes y los pactos sociales.
O era quizás su concepción dual; una doctrina de paz para el débil, una doctrina de guerra para el poderoso que estuviera en capacidad de conducirla.
Lo cierto fue que sucedió lo inevitable, se manifestó lo que estaba latente. Después de siglos de el sur haber culturalmente influido en el norte, este decide tomar otro rumbo, orientarse en un sentido diferente.
Cuando se siente lo suficientemente fuerte y armado, para ganar libertad de movimientos y acción, rompe de raíz el principal vínculo ideológico que ligaba al sur.
Posteriormente adquiriría forma, se tornaría un movimiento mundial centrado en la idea de una renovación ideológica con premisas diferentes a las de la tradición europea desde Grecia y Roma.
La gran aventura de los pueblos del norte en su deseo de devenir y modificar la humanidad era una realidad.
El movimiento de los pueblos del Norte, de Thule, perdió la guerra, pero situaciones de fondo como el concepto de valor, el de hombre, la relación con razas y etnias, con antiguos pueblos y culturas; la concepción que tenían de si mismos y su modo de relación etc. estaría en lo sucesivo marcado por las características a que los procesos mas recientes los habían conducido.

Desde el fin de la guerra y gracias a los modernos medios de comunicación los pueblos, los seres humanos han tenido la oportunidad de aproximarse y conocerse mejor y de un modo mas directo los unos a los otros.
La radio, la televisión, las artes todas han contribuido a esa vital aproximación.
Cuando la primera generación de la postguerra llega a la adolecencia, como una especie de producto de los esfuerzos por acortar las distancias entre los seres humanos, la humanidad vive el fenómeno del hippismo. Paz, amor, comunicación, libertad se convierten en una especie de estilo de vida.
El futuro es mirado con optimismo y pareciese como si muchas crisis han sido superadas o van camino a ser superadas. Fue muy intenso pero de poca duración.
Por aquellos años se considera que Europa esta completamente reconstruida y recuperada de la ultima guerra.
Después de muchos años de intensa actividad y prosperidad, la bonanza llega a un fin.
El petróleo, energía que mueve el mundo, se encarece. Las grandes economías no tienen otra posibilidad que pagar el precio que se estipula. El Islam y los países en vía de desarrollo con recursos energéticos empiezan a enriquecerce y a desarrollarce. La balanza de el poder mundial empieza también a cambiar su equilibrio.

El sida y su difusión habrían de influenciar poderosamente, tal vez con un rol decisivo, en el liberalizado estilo de vida que por aquel entonces estaba de boga especialmente en el mundo desarrollado pero con repercusiones en todas partes.

La fiesta en que se había querido convertir la vida de la posguerra, los altos estándares de vida que era posible lograr, la facilidad de relación y comunicación que se había generalizado se encuentran con la amenaza mortal de la epidemia.
Fue también el culmen de una situación de tensión de tipo racial que se venia dando y sosteniendo desde siempre, con marcadas fluctuaciones.
Las reacciones y medidas que se dan para impedir la propagación y controlar la epidemia empiezan a surtir efecto. La animada y vivaz vida nocturna de las grandes ciudades muere o se ve significativamente reducida. Surge la desconfianza y la espontaneidad desaparece paulatinamente de la cotidianidad.
Se estigmatiza a los negros, a los extranjeros, a todos los elementos foráneos dentro de los grupos humanos. Surge otro tipo de costumbres, los grupos humanos y sociales se aislan y refinan en búsqueda de diversión e inclusive de relación.
Las relaciones entre los homogéneos grupos se enfrían, la sociedad en gran medida se deserotiza.
En el afán por concientizar la humanidad acerca de el eminente peligro, se empiezan a asumir posiciones hostiles, discriminatorias, excluyentes.

A las medidas de prevención pronto se agregan otras que tienen concatenaciones con fuerzas que estaban latentes pero que pronto se potencian y que al actuar sobre los grupos empiezan a modificar la conducta, afectando el tipo de relaciones que las anteriores circunstancias habían hecho posible.
El racismo, la discriminación , la xenofobia, la exclusión, la discriminación económica etc. empiezan a hacer lo suyo paralelamente a lo que el fenómeno que la aparición del sida significó en las costumbres en las sociedades avanzadas y opulentas.

Por aquellos días empieza también a manifestarse en las grandes ciudades de Europa y del mundo, atribuyéndosele en el norte un origen japones, el fenómeno de el terrorismo nocturno.

En las ciudades por costumbre o por ley generalmente se guarda silencio después de las 10 de la noche y hasta las 8 de la mañana del día siguiente. Y esto para niveles de ruido normales y habituales en las ciudades.
Las conversaciones en voz alta, la música y otras actividades acostumbran apaciguarce en función del descanso de la gran mayoría del la población en ciudades llenas de actividad.
Las actividades nocturnas están organizadas y reguladas de tal modo que no constituyen una molestia.
Pero el fenómeno que empezó a manifestarce no tenia en cuenta dichas consideraciones. Es más, las infringía abiertamente.
En medio de la noche, o en las horas que habitualmente se dedican al sueño y al reposo, repentinamente se empiezan a escuchar gritos, alaridos, ruidos molestos etc.

Al amparo de la oscuridad de la noche, de el laberinto urbano, desde posiciones anónimas alguien grita o ejecuta actos a veces altamente especializados y elaborados de terror y sabotaje.

Tal como sucedía en la ciudadela fortificada, en el castillo o la fortaleza, cuyos habitantes peor ubicados eran sometidos constantemente a el terror de el señor convertido en tirano o de sus representantes o que se decían ser sus representantes y que con sus actitudes se ganaban o pretendían ganar el favor de los señores o de aquellos con una ubicación mas cómoda en la sociedad, interponiéndose de un modo violento y así afirmando y fortaleciendo las estratificaciones y ensanchando los abismos entre las clases sociales.

Posteriores evoluciones sociales controlaron esas situaciones en mayor o menor medida, pero siempre subsistieron esas fuerzas que de modo violento y arbitrario asumían el control a veces de grandes grupos humanos sometiendolos a dominación por la fuerza, por las armas, violenta en contra de lo acordado y estipulado por las leyes pero que por costumbre apelaban a fuerzas superiores que justificaban o motivaban sus acciones.
El control o la manifestación de dichas fuerzas significaba la diferencia entre la guerra interna o la estabilidad social.

El desarrollo humanístico de las sociedades tomaba en cuenta dichos factores y la convivencia era considerada progreso social. El desarrollo material, científico, técnico, militar que se produce dentro de grupos humanos con una visión de la humanidad restringida por sus circunstancias materiales particulares ha conducido a la generación de ideologías de guerra y exterminio.

En el fondo sigue habiendo una problemática de la biodiversidad humana que no ha logrado resolver la problemática de la convivencia común de modo satisfactorio, permitiendo la creación de abismos infranqueables.
Las relaciones entre ricos y pobres, entre la cultura con su oferta magnifica y quienes tienen la oportunidad y posibilidad de disfrutarla y la gran inmensa mayoría de ella marginalizados o excluidos es otro aspecto de la problemática.
Si la superestructura social se corrompe, si la trascendencia es la locura o la embriaguez del poder y con sus recursos se adueña de la cultura, haciendo de ella un instrumento mas de su dominación, así como el dominio tecnológico, la industria, las armas, entonces el sentido total del concepto pierde sentido, se vicia y se convierte en un mecanismo de formaciones sociales en la que los extremos que se generan en dicha formación pierden relación y contacto, creando situaciones inegociables, de conflicto.
El devenir de las masas y los pueblos en tiempos recientes ha puesto esa problemática en primer plano.

La dinámica de la cultura ha planteado el problema a dichos devenires en el sentido de como han de relacionarce con la cultura.
La revolución rusa se vio en esa disyuntiva al querer resolver quien habría de suceder la dirección y el proceso revolucionario y como habrían de manejar el asunto de la cultura, en la periferia remota de Europa y su cultura, con gran ascendiente cultural islámico y chino, heterogénea en su formación humana, con su experimento social en ciernes, en búsqueda de su rumbo.
Las masas europeas, al querer y tener ellas también la necesidad de devenir, en su realidad, mas aplomadas y disciplinadas buscan hacerlo a su manera. Recurren a sus profundas identidades y utilizan recursos democráticos. Creen resuelta la situación.

Poco después, su experimento se torna otra vez en caos. Desesperados, niegan la cultura con el fin de purificarla, la historia en la que se ha conformado o más bien la relación entre los diferentes estamentos sociales y se lanzan, con sus recursos, a su experimento social y cultural.
Pero a diferencia de las revoluciones populares, de procesos populares, las de la vetusta Europa tenían la característica de ser revoluciones burguesas, de las elites, como debería corresponder a su condición de europeos y en concordancia con la dinámica de su historia.

Pero lo cierto fue que en ambos procesos y en Europa especialmente en el norte, la relación con la cultura adquiere nuevas perspectivas.
En los procesos populares buscando romper el circulo vicioso de las formaciones sociales de profunda raigambre en Europa en la relación superestructura social y cultura y sus influencias sobre el proceso popular y en Europa para romper el mismo circulo y modificarlo en su modo de operar y su dinámica.

Desde hace ya más de un cuarto de siglo las ciudades de Europa, especialmente las del norte marcadas con su barbara herencia, pero también las del resto de Europa fuertemente influenciadas por el poder del Norte pero en realidad en todo el mundo en mayor o menor medida, viven el fenómeno del terror nocturno.

La concepción de la noche como el tiempo que la racionalización de las actividades en la ciudad ha determinado como el tiempo para dormir, para reponer energías ha variado, se ha modificado. Se ha convertido en un tiempo para desarrollar actividades desestabilizadoras, de afirmación de estructuras sociales unas veces, de negación de el orden existente otras, bélicas, beligerantes, violentas sumen las ciudades en un infernal e insoportable caos.

Las sociedades del Norte, ubicadas en la zonas polares semiártica y ártica, de recios climas con largos, grises y fríos inviernos, con ciudades cuidadosamente planificadas y construidas, que ofrecen a los habitantes de las inhóspitas regiones todo el confort y el progreso que la modernidad puede ofrecer, que durante toda su historia han tenido que afrontar las adversas circunstancias pero que en el transcurso del tiempo han llegado a dominar su medio, sorprendentemente han entrado en conflicto con su propia creación.

Individuos y grupos de la mas diferente dominación han encontrado su identidad y su sentido de ser en el atormentar a quien pueden. Los edificios se han hecho invivibles, especialmente si tu situación económica no te permite vivir de la renta sino que tienes que trabajar, producir, ganarte la vida, necesitando para ello el planificar tu tiempo, alternarte en en trabajar, la vida familiar o el ocio y naturalmente el descanso.

La situación se agrava si eres no nórdico, no blanco, extranjero. Las fuerzas en mención, anónima, múltiples, recursivas, altamente efectivas y refinadas, dirigen sus acciones generalmente al grueso de la población, sometiendolos a su régimen de terror, resultado final.

El terror, el sabotaje, el acoso se han apoderado de la cotidianidad, se han hecho la norma. Revestidos con el argumento de el cumplimiento de el deber o de que son desadaptados, resentidos, traumatizados que vierten su serie de problemas transformados en violencia en contra de quien sea que se ponga a su alcance. Lo que parece lo peor, la dinámica del sistema los utiliza y justifica, proporcionadoles una especie de inmunidad o impunidad. Las superesructuras económicas y sociales los utilizan en su beneficio, afirmandose con sus actitudes y actos.
Se genera entonces nuevamente un abismo social. Quienes trabajan o tienen actividades que requieren de la ordenación del tiempo de acuerdo a sus actividades y que viven una vida en función de sus actividades y los que disponiendo de la libertad de acción por ser dueños de su tiempo.

Pero todo ello puede tener una explicación en los procesos humanos que se han dado en el Norte.
Se da una falta de congruencia entre los logros materiales y los logros sociales o culturales. Pueden soñar, planificar, financiar, construir ciudades con todos los adelantos de la ciencia y la técnica. Pero no han aprendido a habitarlas y las han convertido en una trampa mortal. Expresando poder, control, deber, voluntad, sentido de clase, revolución, antirevolución, Imperio, frustración y trauma, presión desplazante en función de ensanchar en Imperio, formación de grupos de la corte cuya misión es atormentar, torturar, dominar de un modo provocativo e ilegal.

La orientación de la sociedad a erradicar en sentido de la justicia y en su evolución ideológica interna remplazar el sentido del derecho y la justicia por la cruda plutocracia, revestido el fenómeno por el cambio ideológico con el que se juega, pero dando como resultado una serie de relaciones entre los individuos o los grupos que se traducen en la dominación violenta e ilegal, por quebrantar los convenios sociales acordados en las leyes. El derecho tiende a ser erradicado y remplazado por una administración y una serie de relaciones basado en altos poderes.

Europa ha vuelto a sus viejas andanzas. Las nostalgias de viejas glorias y el Imperio se manifiestan en las características que las relaciones entre los grupos económicos ha adquirido. La relación violenta, la trata como un elemento importado de las colonias, la perdida de respeto de la juventud hacia los mayores afirmando un sentido de clase, el maltrato, el rol que determinados elementos en la sociedad asumen en relación a el resto, asumiendo el rol de torturadores, martirizadores, de un numeroso grupo que justifican su actuación violenta en la afirmación de las estructuras sociales, en contra de la gran mayoría, llenando la cotidianeidad de violencia, dolor e incertidumbre.

Europa es poderosa, el Imperio, conformado por sus excolonias es también muy poderoso. El asendiente que tienen sobre la humanidad es determinante en la conformación de las sociedades y del tipo de vida que se vaya a vivir.
Si las avanzadas en el progreso social en Europa se frustran, se vician y caen de nuevo en poder de oscuras y desestabilizantes fuerzas, toda el progreso social que se halla logrado se frustra también, perdiendo sus logros, su progreso y volviendo a formas primitivas, barbaras de vida.

Las sociedades avanzadas, en su crisis interna, conjuntamente con su aporte en las sociedades primitivas, exportan también su crisis.
Desestabilizando, aterrorizando, el progreso material periódicamente se convierte en sinónimo de perdida de calidad de vida, en terror y en violencia.
De ahí que la problemática del terror, de los sacrificios humanos en función de las estructuras sociales de la metrópolis, de la implantación de un reino de impunidad y terror, se haya convertido en el modus operandi de el Imperio, en su expansión y dominio. Y uno de los vicios, de las lacras de las que Europa y la civilización no han podido desprenderse, sino que por el contrario, esas fuerzas se han apoderado de las sociedades y dirigen la dinámica del progreso.

Atrapadas en la dependencia tecnológica del Imperio y en los modos como en su actual crisis dicha problemática se instaura en sociedades que a través de largos procesos han encontrado soluciones de convivencia muy avanzadas pero frágiles, fundamentadas en valores cívicos, en responsabilidad social y valores semajantes en los que las doctrinas de dominación por la fuerza causan estragos en unas poblaciones ingenuas y mansas.

A la problemática de las relaciones entre poder tecnológico, industrial, militar que afectan de modo profundo la avanzada mundial y en los esfuerzos que hace por mantener su supremacía mundial a toda costa, ya sea por los métodos tradicionales o por la adopción de las nuevas doctrinas de el poder y sus efectos en las diferentes sociedades al ir acompañadas de prácticas de dominación de ideología indeterminada pero cuyo fin por encima de cualquier ideología es la dominación, la perpetuación de la relación entre la sofisticada y refinada metrópolis y el resto de la humanidad en busca de su futuro.

A la crisis de los valores se añade el de la biodiversidad humana, el racismo, la xenofobia, la intolerancia que se da entre los diferentes grupos humanos y que clama por una formula de solución efectiva.

El Idealismo se traduce en poder, su cristalización. La tradición en la que dicho argumento se basa se ha declarado obsoleta, ha muerto. El poder se impone, se justifica si quiere o si se ve en la necesidad de hacerlo. Los centros de poder solamente quieren y buscan perpetuarce. Como lo han hecho siempre. Los espacios comunes, de los cuales la ciudad es el mejor ejemplo, en los que en un reducido espacio es posible encontrar lo mejor que la civilización y la cultura tienen para ofrecer, que tanto trabajo y esfuerzo han costado, exige de sus habitantes prácticas educativas que faciliten la convivencia.

Si la combinación hábitat y actividad que hoy en dia supedita a millones se convierten en una circunstancia para que oscuras fuerzas, pregonando los mas variados motivos pero ejerciendo acciones terroristas en contra de la población, a la que se refieren como infras, seres que no merecen vivir, negando de plano el progreso que al respecto ha hecho la humanidad en su constante evolución; si las estructuras del poder establecido son utilizadas como escudo para tales acciones, en la creencia que dichas estructuras los asimilaran, mantendrán y promocionaran porque con su acción violenta han contribuido a afirmar el sistema, entonces el montaje total del sistema es una total contradicción.
Seria lo mismo o inclusive mejor preconisar como principio el uso de la fuerza, de las armas, de cualquier recurso que brinde poder de una vez, ahorrando los mecanismos reguladores de el derecho y de toda la serie de mecanismos de control que se han creado durante la historia.
Tal ves así se seria mas honesto y se pondría fin a las contradicciones.
Desde que nacemos o desde incluso antes de nacer se nos está preparando para nuestra confrontación con la naturaleza, la vida, incluyendo los demás seres humanos.
Debe de haber una secuencia lógica desde la cuna hasta la tumba, indiferentemente de el grado de talento o especialización que logremos en la vida y que nos diferenciara en su transcurso.
Lo que no es aceptable o concebible es que en determinado momento todas nuestras creencias, buena fé e intenciones pierdan su validez en función de el modo como la sociedad se organiza y estructura realizando entonces que todo lo que habíamos tenido como lo máximo existente era solamente un espejismo, un sueño enclenque.
Y que la verdad no estaba en la idea sino en la materia y su dominio, reportado poder. Lo demás; ilusiones.
Surge entonces la necesidad de una estructuración no decepcionante o no frustrante, ya de suicidas están llenas sociedades de avanzada. Y de solida base.
De no ser así seguirán los hombres y sus formaciones sociales divagando en la confusión y la locura.

Común a todos los hombres es nuestra condición humana y la capacidad de pensar. Desde allí nos enfrentamos a un cosmos lleno de peligros y riesgos. Y vamos acumulando logros que nos facilitan la existencia. Logros que en realidad son logros de la humanidad entera como universal es la ciencia pero que los hombres acostumbran compartir los unos con los otros de modos diferentes lo que ha llegado a constituirse en el fundamento de las relaciones entre los seres humanos, fundamentados en el poder real que proporcionan dichos logros.
Pero existe también la dimensión del hombre que esta “más allá” de las cuestiones puramente, materiales, físicas. Lo que no sabemos o conocemos acerca de nosotros mismos y de nuestros hermanos los otros hombres, nuestros sentimientos e infinidad de cuestiones tienen allí su ámbito.
Allí también se libran batallas cuyo resultado puede determinar el curso de la acción. Pero es el mundo real el que el hombre tiene que dominar. De el necesario balance entre esas dimensiones puede depender la supervivencia de la especie humana.

Lo cierto es que inclusive en el corazón de la civilización, Europa, se ha perdido la paz social una vez más. El delicado edificio ideológico que se sustentaba en la naturaleza humana se ha derrumbado.
Erguirlo nuevamente requeriría la superación de las barreras raciales, una articulación social congruente, que no convierta la sociedad, la colectividad, la ciudad en una trampa frustrante y mortal.

El Idealismo, vínculo Norte-Sur se tradujo en dominio objetivo, material. Posteriormente, ese tipo de Idealismo muere o mejor, es asesinado en función de el dominio material, de el Poder.
El pequeño y delicado núcleo que conforma lo que se conoce como Europa desde su devenir desde el fenómeno griego, a través de la latinidad y su expansión cultural hacia el norte y el oriente y posteriormente hacia el resto del mundo, entró en crisis, se fraccionó, perdió la unitaria identidad y le correspondió confrontar su supervivencia ante el fenómeno del devenir material e ideológico de el Norte y el Oriente y el proyecto de innovación de la humanidad.

Sobrevivió Europa y su cultura. El vencedor afirma sus principios, financia la reconstitución de los derrotados, no en vano grandes potencias y las adopta, las integra a la gran maquinación del Imperio.
Viendo peligrar su propia existencia, aisla y declara sus enemigos los procesos populares, el devenir libre, democrático, el deseo de los pueblos de organizar sus sociedades eficiente y justamente.

En su juego por sobrevivir a cualquier coste, en un juego reaccionario de alternancia ideológica entre la tradición histórica de la Europa clásica y soñadora, la romántica y las más recientes ideologías del poder y la dominación, la sociedad establecida busca su futuro. Es una problemática compleja. Pero lo cierto es que a un mal, resultado de procesos históricos viciados se ha sumado otro mal, de moderna concepción, de estrictos métodos, altamente eficaz, plenamente conciente y lúcido.

Dicha mentalidad, por encima de concepciones fútiles tipo justicia, democracia, bien etc. , fundamentada en el poder del metal y en la ingenuidad y buena fe de las gentes, producto de una educación de infras, esta en camino de hacerse con el control del sentido del desarrollo de las sociedades humanas o al menos de gran parte de ellas.
¿Como se revolverá el conflicto en el seno de las sociedades modernas, especialmente de las grandes ciudades en las que numerosas personas por infinidad de causas son sometidas a un constante régimen de terror por parte de algunos que se creen en el derecho de hacerlo así?

Actuando en nombre del orden, por afirmar la estructuración social y económica, negando la vía pacifica, la planificación, la financiación que requeriría la solución de los problemas.
Atrapados en las ciudades, en sus circunstancias, los trabajadores asalariados que tienen que cumplir un horario y planificar su tiempo y con ellos muchos grupos que se encuentran atrapados en una trampa mortal.

Las posiciones extremas están formalmente bajo control pero ejercen sus actividades sobre el grueso de la población indefensa.
Su dinámica, terror de estado, es aceptada y gozando de impunidad es protegida constituyéndose de tal modo en la dinámica de la estructuración social, en contra de toda la información que has recibido desde la cuna, la crianza, la educación formal. Todo ello carece de sentido. Verdad es el dominio real material con el respaldo de las armas y la resolución para utilizarlas en un terror preventivo o en genocidio o exterminio si las circunstancias lo exigiesen.

El síndrome del Norte, el fenómeno por el cual la parte dominante ejerce un control sobre las energías físicas de la parte que quiere dominar, constantemente acosando, maltratando, atacando con gritos o ruidos varios el sueño de quien ha destinado una porción de tiempo, cualquiera que sea pero que esta dentro de su orden de cosas, interrumpiendo su descanso, su reposición de energía, generando stress, depresión, inclusive lesiones físicas en estomago, corazón, pulmones, riñones y vías urinarias etc. y creando un mundo de desesperanza, acumulando energías que se manifiestan de manera irracional, violenta, muchas veces con fatales consecuencias.
Pero parece que así esta concebido el sistema de provocaciones. Lo que no está previsto es que sea así.

Al contrario, todos los países en los que el fenómeno se manifiesta han estipulado leyes que regulan el comportamiento de todos los que la conforman.
Que dicha leyes no se cumplan, que el sistema se vicie y niegue los derechos a quienes son las víctimas inocentes e ingenuas que se creen con derechos en un mundo que en su funcionalidad esta concebido para ser dominado por la fuerza, con las armas.
Te sometes a los altos poderes, a la dinámica del sistema, o el sistema te elimina a las buenas o a las malas.

Olvídate del mundo de las ideas, no sirven para nada. Entiende que la naturaleza, el mundo se domina a través de ejercer sobre el dominio material.

En su crisis, el corazón de la humanidad, Europa, que no existe pero quieren, necesitan que exista y el mundo de ella dependiente por simpatía se encuentran en una situación de violencia social en la que los procesos de progreso social se encuentran paralizados, tullidos por el modo como las fuerzas de la represión actúan sobre ellos.

El futuro es incierto. El Idealismo se ha convertido en una trampa. La dependencia de la metrópoli se ha convertido en la perpetuación de un sistema de relaciones ineficaz en la resolución de los problemas sociales, de la colectividad de la humanidad. Por el contrario parece haberse convertido en un enemigo de antiguas civilizaciónes y culturas, abusando de su poder logrado sobre el dominio de la materia.

Muerta la corriente tradicional del Idealismo, las nociones tradicionales de ética; erradicadas las nociones de igualdad, la democracia y semejantes, surgiendo en su lugar la noción y la práctica de la dominación violenta, concepción tal vez heredada de la mentalidad de relación y dominación asociadas a la práctica de el sometimiento por parte de un grupo a otro u otros confinándolos a un espacio, a un tiempo y a la práctica de sus métodos de ataque, acoso, desgaste y explotación habituales de la concentración.

Dicha mentalidad de concentración, herencia cultural viviente de la ultima guerra, integrada perfectamente dentro de la dinámica del Imperio, se apodera de los pueblos, de las sociedades no libres, no populares, no democráticas pero sometidas a su dependencia y la égida de un sistema de dominación cuya cúspide es indefinida, difusa, poderosa, mutante, eficaz; dueña del destino de los hombres, de los pueblos, en guerra, en lucha, resuelta, dejando pocos espacios que no sean la explotación, el sometimiento, el desplazamiento.

Atrapadas en los enormes laberintos de las ciudades, grandes masas son lentamente masacradas en nombre de el bienestar. Para afirmarlo, para generarlo.
Constantemente acosados, sin esperanza, la vida de los ingenuos ciudadanos se ha convertido en presa del Poder o de la desesperación. El campo de batalla se ha desplazado a las ciudades y a la noche.

El Imperio es más fuerte que nunca, los procesos populares han desaparecido o se han disuelto, están a la expectativa; las tensiones se han distendido proporcionando una tregua reestructurante.
¿Aplastará el Poder la humanidad entera, sus ilusiones?¿Se harán los pueblos con el control de sus destinos y el de la humanidad?
La humanidad, atrapada entre la Realidad y la Ilusión, se encuentra en una situación de crisis de interrelación y convivencia que debe superar si ha de conservar el sentido actual de civilización, inclusive sobrevivir.
Debe considerar a fondo el fenómeno de la biodiversidad, la comunicación; la justicia y la responsabilidad.

De la crisis actual, de el síndrome de la ciudad típico pero no exclusivo de Thule, no se como vamos a salir.
¿Conspira Ud.?



Fin