11.23.2013

IV. La otra revolución perdida


La revolución total, que era finalidad ultima del movimiento que el pueblo de Thule había emprendido, buscaba poner fin a todos los problemas morales, sociales y económicos que aquejaban la sociedad.
Económicos a través de el socialismo, sociales al generar dicho socialismo igualdad dentro de la propia sociedad pero supremacía sobre las demás y moral al erradicar de la Historia todo rastro de judaísmo, cuya influencia había sido determinante en la conformación y el devenir de toda la cultura europea lo que también generando una moral decadente, una moralina a remplazar al ser substituida e implantarse la moral del Superhombre y el Señorío de la raza superior.
Sentimientos por lo demás genuinos y de gran pureza dentro de un grupo humano que siempre mantuvo una actitud de reserva hacia lo que consideraban influencias foráneas y muy celosos de lo propio.

A pesar de los titánicos esfuerzos que semejante proyecto exigía para su realización y dada su magnitud y alcances, ello sin contar con la oposición con que seguramente se habría de confrontar, a pesar de ello dicho proceso, dicha transformación a el pueblo comprometido de corazón con una causa que consideraban muy propia y entusiasmado hasta la fascinación.

La estrategia fundamental de orientar los esfuerzos hacia el desmantelamiento de las influencias de el judaísmo en toda su extensión, incluyendo el cristianismo, empezaron a provocar graves situaciones en la vida cotidiana y al generar conflictos entre avanzadas revolucionarias y sectores cautos, escépticos o conservadores que no tenían el conocimiento o una visión muy clara de que era todo aquello, hacia adonde se dirigía y hasta lo consideraban una empresa riesgoza.

Pero la suerte ya estaba echada. Habrían ellos de hacer su revolución a su modo, devenir con lo propio y organizar la sociedad y la humanidad bajo los conceptos y premisas de su movimiento.
¿Por qué?....Porque la vida era invivible para la gran mayoría. La tiranía, la injusticia, la crueldad eran pautas de la normalidad y estaban justificadas.
Porque las ideologías parecían corruptas, degeneradas y justificadas, convertidas en instrumento de dominación brutal.
Porque consideraban que la humanidad estaba mal conformada y pensaba mal, con una tendencia a la degeneración racial y genética. Porque las razas puras y superiores estaban a la merced de lo que pueblos inferiores quisiesen hacer con ellos. Porque sentían la necesidad de ellos mismos pensar e imponer su dominación y crear su Reino y el de una humanidad diferente.
La hora de ser, de devenir no podía tardar mas. Era lo que querían y buscaban. Y se concentraron en la empresa y su realización.
Durante los años posteriores a la toma de el poder y al constituirse el proceso en empresa nacional, el antisemitismo y por extensión el racismo exacerbado se dispararon a alturas nunca antes alcanzadas, pero que eran actitudes siempre deseadas y practicadas por muchos y que formaban parte componente de un trasfondo cultural subyacente a todo lo de Thule y todo lo relacionado con la raza blanca.
Por otra parte, el cristianismo a través de el cual históricamente actuaban y se justificaban las formaciones sociales, con el resultado de la formación de estratos que ejercían un dominio y un control a extensos grupos humanos que conformaban las sociedades, tenia en el norte los elementos de la propia tradición.
Desde los cacicazgos de la barbarie de las tribus de los bosques, de los señoríos de el feudalismo, de las subsecuentes monarquías, de acuerdo a como era la usanza en toda Europa, con el resultado de que dicho proceso, se consideró, había degenerado dando como resultado corrupción e injusticia sin esperanza, situación que ya por otra parte, se argumentaba, había ya anteriormente dado entre otras lugar a la Revolución Francesa y a las mas recientes revoluciones populares.
Las ideas y las ideologías en el Norte se adoptaban y se amoldaban a las propias tradiciones, más por la utilidad practica que pudieran tener, por el resultado material que su utilización pudiera proporcionar, que por cualquier otra consideración.
El oro, el poder, el dominio eran lo buscado. Pero no el oro de los santos o filósofos o el poder de los buenos o el dominio de los justos sino el dominio de la naturaleza de un modo real, material.
Tales procesos dieron lugar en Europa, pero no tan solamente allí, a los despotismos y a la formación de estructuraciones sociales caracterizadas por la desigualdad y la crueldad. Pero así estaban concebidas las cosas.
El proceso que se estaba efectuando, por sus características y postulados contó rápidamente con la aceptación, el apoyo y la simpatía en sociedades de la propia esfera cultural, de Thule, indiferentemente de su organización social, así como también de culturas vecinas y allegadas como de lejanos culturas y pueblos.
Más no todo era una revolución que tuviese como finalidad las costumbres y cultura propias sino de aspiraciones a nivel mundial.
La humanidad y su organización no seria la misma una vez el nuevo proceso se difundiera y se estableciera por el mundo entero.
Por ello existía también el importantísimo aspecto militar de el movimiento para la consecución de sus fines.
Lanzado el proceso a una vertiginosa carrera armamentista se debe considerar que dicho parlamentarismo se daba en una de las sociedades científica e industrialmente más desarrolladas, en pleno corazón de Europa, con un nuevo proceso ideológico y político en acción en todo el mundo y cuyos efectos y consecuencias empezaban ya a hacerse sentir en todas partes.
Como una respuesta a los recientes triunfos de los procesos populares, el orden establecido, la vieja guardia, la tradición se aglutinaron alrededor de el nuevo proceso que se estaba dando desde arriba y al cual también consideraban la respuesta Europea y mundial inmediata a los recientes procesos sociales populares o del mundo subdesarrollado o salvaje.
Y por extensión expresaba también dicha aglomeración las dificultades con que dichos procesos populares habrían de tener que confrontarse en su pretensión de asumir el control de la humanidad, por el cuestionamiento que significaban para el orden, el sistema y estructuras históricamente establecido en todo el mundo. A pesar de que dichos procesos a la vez, se argumentaba, de acuerdo a las teorías, modernizaría las sociedades, inclusive en Europa.
Decididos a transformar la sociedad, la cultura y la humanidad y poniendo en ello todas sus esfuerzos, para realizar sus sueños y cumplir lo prometido era necesario el poder militar.
Fieles también a su tradición y cumpliendo lo que habían prometido en lo relacionado a las aspiraciones militares de conquista y control de el mundo, se lanzo el nuevo proceso a la carrera armamentista.
Hay que tener en cuenta que el proceso, el extraordinario fenómeno, se estaba dando en el seno de de la civilización, en Europa, en la cuna generatriz de la civilización occidental. En la avanzada, en la punta de lanza de el mundo científico, industrializado, de la técnica, de las artes y de la cultura.
Era el patrón del mundo ideológicamente renovado y fortalecido preparándose para asumir el control de los destinos de la humanidad.
Era el estatus quo, el resultado de los procesos que se habían dado en las sociedades durante siglos de historia que se aprestaba a afirmarse en si mismo. El proceso que estaba en marcha se encargaría de establecer los nuevos criterios, en constituirse en la nueva guia en una humanidad depurada y purificada.

Es importante hacer la observación de que si bien el fascismo se originó en el Sur encontrando pronta respuesta en el Norte, las características de su desarrollo difieren notablemente. Hay una diferenciación entre fascismo y nacionalsocialismo.
El movimiento en el norte, fiel a sus promesas de depuración de la sociedad, radicalizó en todas sus áreas de influencia su relación con los grupos humanos que consideraba sus enemigos. Hubo entonces migraciones masivas. Inclusive grandes representantes europeos de la ciencia, las artes, la intelectualidad se vieron en la necesidad de emigrar para salvar sus vidas.
La nueva revolución, fiel a sus principios hizo quemas masivas de material cultural que consideraba inútil, nocivo. El proceso habría de ceñirse a sus principios y doctrinas. Parte importantisima en el proceso fue la importancia que se concedió a la noción de el Estado como instrumento a través de el cual se efectuarían los cambios y modificaciones que deseaban introducir o erradicar y de la creación de de la sociedad que querían conformar.
También como un control a la corrupción degenerada y destructiva, a la ingobernabilidad que se hacia parte componente de el circulo vicioso de lo existente en la que casi siempre grupos extremistas se apoderaban de las naciones, creando grupos al margen de la ley que apelando a altos poderes se justificaban en los métodos utilizados para el terror, la dominación y el control.

En pocas palabras, una noción de Estado con autoridad y recursos para controlar todas las actividades de los ciudadanos, que creo policía política y censura y que trabajando sobre las propias tradiciones culturales, ejercía un completo control de todas y cada una de las actividades en todo el Reino.
Un sistema de control, una policía política, que estaría en todas partes y que se encargaría de que se cumpliesen las ordenes y velaría por el éxito del proceso en que se encontraban involucrados.
En lo referente al judaísmo, a la cuestión judía y para modificar y revolucionar el sistema de la cultura, de la economía, por purificación racial y demás, se llego a la conclusión de que el fin de todos los problemas y discusiones, la solución final habría de ser, simple y llanamente, el exterminio.
Se agudizaron el acoso, las persecuciones, el desplazamiento y el exilio, las expropiaciones, la violencia hacia los grupos considerados ajenos al proceso y sin lugar en los planes de una nueva humanidad. Se confiscaron los bienes y propiedades.
Se crearon fabricas y centros de producción para la guerra con los enemigos políticos esclavizados y confinados en campos de concentración y posteriormente de exterminio. Se anexaron los vecinos en busca de la integración de los pueblos de la misma cultura.
Y se lanzaron a la guerra con la convicción de que serian considerados unos liberadores y serían bienvenidos en los países que invadiesen o adonde quiera que interviniesen.
Se guerreaba en dos frentes: contra el establecimiento Europeo y la cultura que deseaban modificar y la guerra de expansión.
La constitución de alianzas y pactos con poderosas e influyentes naciones de larga tradición histórica y poderosas culturas les confería una gran solidez y confianza . Estaban firmemente convencidos de que lo que hacían era lo que la humanidad necesitaba para regenerarse y renovarse.
A los planteamientos de exterminio de la raza negra, se limitaron en un principio a Europa y no importo en un principio establecer alianzas militares sin tener en cuenta dicho factor, teniendo como finalidad la expansión y conquista.
En ese plano se utilizarían inmediatamente como recurso militar, mientras tanto esos grupos raciales serian utilizados en la guerra de expansión y en la búsqueda de el control militar a través de la guerra. El resto de el plan ya se desarrollaría en el tiempo.
La carrera armamentista efectuada sobre las ventajas científicas y tecnológicas había proveido al movimiento con un poderosísimo y disciplinado ejercito. A ello se sumaba el entusiasmo y el interés por lo que estaban haciendo.
Además el movimiento se había organizado y estructurado de tal modo que ejercía un gran control acerca de los intereses de la causa y el desarrollo de los procesos a todos los niveles.
Sentían que habían vuelto a sus autenticas raíces, a lo que siempre habían sentido como una motivación y una necesidad.
Se entregaron por completo a la causa y en el transcurso de unos pocos años habían logrado transformar casi que completamente su visión y posición acerca de importantísimos temas y de acuerdo a los principios y doctrinas de su movimiento.
Al precipitarse las acciones bélicas, dada la ventaja obtenida durante la intensa carrera armamentista, obtuvieron resonados triunfos destruyendo las endebles resistencias con que se encontraban a su paso.
Temibles y eficaces guerreros, inclusive las demás potencias Europeas conocieron el poder de su ejercito. En un lapso de relativo poco tiempo habían llegado a controlar grandes extensiones en Europa oriental y occidental.
El mundo entero, que había contemplado absorto el proceso y que necesariamente de un modo u otro se hallaba involucrado en el mismo, ya por los temas que se tenían en consideración, ya por las implicaciones políticas o militares, contemplo en un muy corto lapso de tiempo el devenir de el nuevo poder instituyéndose como gran potencia mundial y de los avances en todo el mundo de la nueva ideología.
El antiguo orden social, en casi todo el mundo, apoyaba o simpatizaba con el proceso ya que veía en el una defensa contra el devenir de las masas populares hacia el poder, pero ofreciendo a la vez una solución a los problemas sociales a la par de una nueva concepción del hombre y de la sociedad.
Fieles a su muy típica tradición de critica de valores y doctrinas foráneas, especialmente las del Sur a cuya influencia estaban sometidos por las circunstancias y que se reflejaban en repudio, indiferencia o utilitarismo de y a la falta de una respuesta propia, habían desarrollado en el tiempo posiciones como la de la "mística de los ojos azules" o una profunda xenofobia y semejantes que ponían de manifiesto sentimientos de la eventual incomprensión de su propia valía y nobleza, a lo que se añadía la carencia de una expresión formal intelectual de dichos sentimientos y creencias, que no fuese mas que a través por ejemplo la fuerza o la barbarie.
A ello se sumaba también que sobre la base de las propias tradiciones, el efecto de las ideologías foráneas, especialmente mediterráneas, tenían el efecto social de crear formaciones rígidas y tiránicas.
A el devenir de el pensamiento social, de teorías y doctrinas, se sumo el devenir de el pensamiento y de ideologías autóctonas muchas veces con un fuerte componente biológico, racial.
Ante el hecho de que la sociedad se encontraba nuevamente tiranizada a pesar de un proceso desde el fin de la Gran Guerra muy enfocado en la problemática social y en los esfuerzos por resolver los problemas y modernizarla, esta se encontraba otra vez en poder de oscuras fuerzas que operando dentro de ella no daban por resultado mas que dolor e injusticia.
Esta vez un proceso apelando a su pureza racial, a su inocencia histórica y aprovechando la avanzada teórica que les proporcionaba lo que era también parte de su pensamiento, el pensamiento social moderno, decidieron transformar la sociedad.
Pero esta vez también eliminar todo lo que consideraron desde su enfoque los males de la sociedad y de la humanidad.
En rebeldía contra la tradición europea, su pretensión era modificar la propia sociedad para posteriormente asumir el control y entrar a dirigir los destinos de la humanidad.
En la evidente crisis de los valores, que era tema central en el fenómeno y en el las estrategias de substitución de los mismos, se utilizarían las practicas de las doctrinas a substituir, para desde adentro hacer las substituciones del caso. Algunos ejemplos podrían ser: Adonde era Israel, el Edén, el Cielo seria el Reino o el Poder, las imágenes de Moisés, Mahoma, Cristo serian remplazadas por las del líder del proceso.
Otras tácticas serían la de el apropiamiento de los espacios y de los que en el hubiera, dominar, desalojar, desplazar. Utilización sin consideraciones de la fuerza y el poder.
Las tácticas serian las mismas que las de la opresión que combatían, cambiarían los autores y el sentido.
Todo se justificaría por el bien del proceso y la implantación del Señorío.

Fin del sentimiento de culpa y de responsabilidades que no fueran otras que con el proceso mismo. Era una guerra por la dominación del mundo. Disciplina, rigor militar, entrega incondicional a los ideales de la causa por el bien de el Reino y su pueblo.
Todas ellas consignas cumplidas con la rigurosidad que les era característica y con el entusiasmo por la nueva empresa.
Pero también se debe considerar que desde el principio del proceso y a lo largo de todo el, contó el mismo con una fuerte oposición interna. No en vano habían formado parte de la cultura Europea durante muchísimos siglos llegando inclusive a constituir en una de las naciones mas cultas. También de esas fuerzas surgió la sobrerreacción que llevaría el proceso a formas más extremas.
Se opto entonces por pervertir, corromper, matar el proceso por dentro, proceso ya de suyo en profundo conflicto con el sistema de valores establecido, llevando las doctrinas y las consignas a las formas mas aberrantes, propias del crimen y la locura.
Pero era también parte de una táctica que le brindaba una dualidad que podría ser útil a la larga o que se camuflaba en los valores europeos tradicionales en medio de el caos de lo que estaba sucediendo.
Esta característica se observo de manera marcada durante la guerra. En los países ocupados, en el trato con la población civil, en los campos de concentración y en todas partes se sumaban a los a la dureza militar conque eran conducidas las campañas, excesos y desmanes que ocasionaron que la comunidad mundial los calificara de actos criminales y demás concepciones tradicionales de la cultura, medidas que provocaron una reacción de repudio y rechazo en el mundo, de que fueran retiradas las simpatías y abandonados a su suerte con su proyecto.
Cuando la expansión había llegado a un máximo en en Viejo Mundo, se le declara la guerra a América que hasta entonces había permanecido al margen del conflicto. Pero los procesos que se habían dado en América dieron como resultado una respuesta en concordancia con los valores de la tradición occidental al terrible conflicto, lo que habría de tener una incidencia decisiva en la resolución del mismo.
El mundo se preparo entonces para afrontar la nueva situación y en vista de el rumbo que habían tomado las cosas. Paradójicamente similar a lo que se había dado en el proceso político en Europa en los primeros años desde el fin de la Gran Guerra, los antiguos ordenes y las revoluciones populares se unieron.
Esta vez la alianza era de países, de procesos políticos en naciones enteras y no en el seno de determinadas sociedades, esta ves la unión de intereses, la causa, tenia nivel internacional. Y poco a poco se empezó a invertir el resultado de la guerra.
En el Sur, la influencia de las características de la alianza en que se encontraban y el resultado histórico de sus propios procesos culturales y políticos, la herencia cultural así como el rol que desempeñaba en el mundo desde hacia siglos, además de el curso que habían tomado la guerra y las cosas, determinaron que una unión de fuerzas que contaba con mucha influencia de sus emigrantes en el mundo y que la representaban, derrocara el proceso y buscara nuevos rumbos.
En el Norte, el circulo se fue cerrando y al costo de muchas vidas y destrucción material, un movimiento autóctono, sui geneis, cuya finalidad era constituirse en la guía de la humanidad, purificarla y renovarla, de instituir un nuevo orden social, de transformar la mentalidad y en fin, modificar la humanidad de un modo definitivo, fue derrotado y destruido.
En el Oriente, en la remota esfera de su cultura, lo terrible de las características de la guerra allí, ocasiono que fueran empleados métodos severísimos para ponerle fin.
Pero fue un fenómeno en la humanidad de tal complexidad que bien hubiera
podido concluir de otro modo.

3.05.2007

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