5.08.2007

V - Nuestro tiempo.

Europa
Había concluido la guerra. La perdida de vidas humanas se remontaba a decenas de millones, la devastación causada por armas de alto poder destructivo había dejado en ruinas ciudades enteras y la humanidad se encontraba en un estado tal de antagonismo que no se sabia cómo habría de ser superado. Empezó también a enterarse la humanidad de las verdaderas características que había tenido el conflicto, no solamente en las sociedades de las naciones de Thule sino en las conciencias de los hombres en el mundo entero. Se empezaron a considerar los alcances de las verdaderas crisis de fondo en que se encontraban no solamente los principales protagonistas de el conflicto sino la humanidad entera.

El experimento por parte de sociedades muy representativas de el establecimiento mundial, de la sociedad establecida, avanzada y desarrollada por intentar combinar el modernizarse socialmente adoptando de las ultimas teorías de renovación social que proponían los movimientos de devenir de las masas populares, de los pueblos, al mismo tiempo que asumir el control del mundo y su devenir había sido un fracaso rotundo.
Entre otras cosas no fue posible conjugar Reino, Imperio, Industria, raza, socialismo, barbarie y exterminio en un proceso desesperado de renovación social y al mismo tiempo de mantener el estatus y la posición histórica, tradicional.Había sido la respuesta que daba Europa a el fenómeno de el devenir de las masas populares en el interior de sus propias sociedades y en términos generales el de todos los pueblos que conformaban la humanidad.

Había sido la creación de un frente para contener y controlar tal devenir que se temía daría con el traste con las formaciones económicas y sociales existentes, con el Imperio, al estructurarse las sociedades de un modo conceptualmente diferente.

Mientras tanto, muchas otras sociedades europeas, rígidas, inamovibles, fijadas a sus tradiciones, seguían subsistiendo bajo formas de organización que convertían a las grandes masas, en objetos de el mas crudo sadismo, de la explotación, en carne de cañón.
El devenir y triunfo de revoluciones populares y de los pueblos de todo el mundo que exigiendo derechos, se daba inclusive en el corazón mismo de Europa, se había colocado en medio de la realidad y de la dinámica del Imperio y del modelo tradicional de desarrollo de las naciones.

Las nuevas doctrinas sociales, producto altamente elaborado de el pensamiento noreuropeo y aunque fundamentadas en el Idealismo, considerado este como influencia del Sur insertada e interpretada en el Norte, se consideró que conllevaban en si mismas una amenaza para la supervivencia de el Imperio y las posiciones modernas europeas que deberían a cualquier costo mantenerse.
Un tal proceso era concebido como destructivo para muchos, de llegarse a dar en el seno de la sociedad y en el corazón de el Imperio, procesos ambos que tanto había costado en construir, llegándose inclusive a considerar dichas doctrinas inaplicables en el seno de la sociedad altamente industrializada, desarrollada y culta que se había llegado a conformar, facciones de la cual se interpretaban a si mismas también como idealistas y es más, la concretización misma de el Idealismo, el Idealismo viviente.¿Como modernizar la sociedad y conservar el Imperio? Esa era una situación que tenia que ser resuelta. La fórmula de solución fue entonces, por parte de el establecimiento europeo la de adoptar las fórmulas de desarrollo concebidas para el desarrollo de la sociedad que tuviera en cuenta a el pueblo en su generalidad y no solamente a los estratos mas representativos, conservando al mismo tiempo sus niveles de bienestar y su tradicional posición de guía en el mundo. Se debe hacer la observación importante acerca de los procesos que se dieron en Europa con posteridad a la Gran Guerra.
En un principio los procesos tenían la característica de populares, la respuesta de pueblos europeos a las revoluciones y los procesos que recientemente se habían dado en el mundo. 
Al evolucionar y encontrarse con una serie de problemáticas, se transformó fundamentalmente y adquirió las características que tuvo.
Al hacer suya la causa de transformar la sociedad por encontrarlo una evidente necesidad, en el Norte se unió la de la búsqueda de la hegemonía mundial.
Revolucionar la civilización, equilibrar la sociedad nivelandola por lo alto, como correspondía a su nivel de desarrollo. Ciencia, industria, cultura. E individuos físicamente altamente desarrollados producto de unos medios ambientes sanos, fértiles y bien controlados.
En Europa, el respeto por la tradición, la disciplina social y la cultura entre otras, además de los procesos que se habían efectuado en su interior desde de la revolución francesa, exigían una formula de acción diferente a la de la revolución popular.

Europa
   Pero a pesar de el formalismo de dichos procesos, producto de la revolución francesa en sus efectos en Europa, subsistía especialmente en el Norte, a pesar de su alto grado de desarrollo industrial, la fijación en los valores de su propia tradición, los cuales se fortalecían en la relación necesaria y su confrontación con las culturas del Sur.En Europa, adonde se habían dado procesos ideológicos, materiales y sociales que habían tenido incidencia mundial impactante al ir frecuentemente los unos acompañados de los otros, que había conquistado y colonizado el mundo y de el cual vivía. Para muchos europeos no eran compatibles los términos Europa y revolución.
El nuevo movimiento, surgido en el Sur, encontró entonces eco y simpatía en otras importantes sociedades, con gran ascendiente científico y cultural sobre numerosos grupos humanos. Al consolidarse, no tardo en transformarse en poderosas alianzas, a pesar de que las sociedades que la imponían eran de muy diversa organización y conformación, revistiendo el fenómeno en su totalidad las características particulares que cada uno de sus componentes aportara, con la impronta marcante que fuese la avanzada industrial europea la que se lanzarse a la más osada aventura revestida con las muy especiales características que dicha empresa tuvo.

El Imperio, especialmente en el Norte, desesperado ante la amenaza de perder su poder y su dinámica, acepto gustoso en buena parte el experimento, a pesar de sus características y propuestas, a que se había lanzado su avanzada mas agresiva. Pero las cosas no habían de quedar allí.
Poco después se hizo evidente que desde las profundidades de el Norte de Europa había surgido un fenómeno sui generis de tales proporciones y características que había cuestionado la Historia y muchos de los procesos que en ella se habían efectuado. Pero ello reflejaba tan solo aspectos latentes de la realidad, de sentimientos que se encontraban durmientes en el fondo de grupos humanos enteros.

Pero lo cierto y lo grave fue que dichos fenómenos no se dieron en medio de la selva o entre los pueblos salvajes, sino en el corazón mismo de la civilización, entre pueblos que eran de lo mas excelso de la humanidad y en el seno de sociedades que estaban llamadas a ser modelo de desarrollo humano y social.
La búsqueda de reposicionamiento europeo ante la humanidad entera, producto de su necesidad de hacerlo así ante los desafíos que representaban el vertiginoso devenir de América y de el nuevo orden de cosas en Eurasia, contó a su vez con elementos autóctonos y nunca desarrollados, elementos que se constituían en un substrato de la cultura pero que a la vez se constituían en uno de sus componentes mas fuertes y determinantes.
Pero todo aquello había terminado. Conjurado semejante intento político a los enormes costos y por parte de fuerzas que de por si eran políticamente antagonistas pero que se habían unido para controlar el rumbo que el despertar de tan significantes grupos humanos había representado, entro la humanidad a analizar y considerar lo que en realidad había acontecido.


La destrucción masiva de ciudades enteras, la condena a exterminio de grupos humanos no sin antes esclavizarlos y conducir con ellos experimentos que iban contra los códigos humanos de ética existentes y los acuerdos acordados entre las naciones, delitos de lesa humanidad, marcaba de por si un fin a las concepciones éticas en que pretendía fundamentarse la civilización.

Constituía ese hecho una negación a la tendencia que habían tenido las mayores culturas y uno de cuyas bases era la búsqueda de comunicación y el entendimiento entre la biodiversidad humana que como mínimo pudiera facilitar la convivencia entre los heterogéneos grupos. Pero no, primaron otros entendimientos acerca de el asunto.
Se negó la condición humana a grupos enteros, a razas y etnias y hubo una reclasificación de la humanidad que obedecía en gran parte a criterios evolutivos y raciales.

¿Cómo fue que al manifestarse la necesidad compulsiva controlar no solamente el Imperio sino también el devenir de las masas y de los pueblos de toda la humanidad obtuviera en Europa del Norte la respuesta de las características que obtuvo?.

El desarrollo que en todas las áreas había significado la modernidad no se reflejaba en la sociedad, anteponiendo los intereses del Imperio, de expansión a los de generar bienestar a tal vez de un desarrollo social que redundara en beneficio de las mayorías, de desarrollo social. Por el contrario, las riquezas generadas por los logros de esa modernidad se acumulaban y a la carencia de una organización social eficiente para todos los miembros que la conformaban, de un Estado, de una administración en que primaran dichos criterios, fueron dejadas esas fuerzas en libertad de acción, lo que al carecer de mecanismos apropiados que lo regularan, funcionaban en la sociedad de acuerdo a la tradición. Y ésta era de dominación opresiva, de desplazamiento, de expansión y conquista en un continente en el cual muchas de sus sociedades no habían salido de el feudalismo, porque no habían podido o porque no habían querido.

A los grandes intereses económicos no le interesaban demasiado los ordenes sociales en los cuales hacia su aporte científico e industrial.
Así se tratase su inserción en civilizaciones milenarias con altísimo grado cultural de desarrollo cultural. Con sus logros buscaban resultado económico. Otras consideraciones no eran de su problemática. En la propia Europa, al no evolucionar las estructuras sociales, inclusive después de la Revolución francesa, no más que aparentemente y conservando en el fondo formaciones que a cuanto mas arcaicas mejor, buscando siempre reafirmarse en la idea de que eran el modelo inalterable de formación social, el patrón sobre el cual las formaciones sociales en todo el mundo se inspirarían, sin adquirir las formas hábiles que la conformación de la sociedad moderna exigía, sino implantando en los grandes conglomerados humanos su mentalidad arcaica de dominación de tipo feudal, medieval, eso sí, de comprobada eficacia, se fue generando en el tiempo un estado de tensión social provocado por una élite cada vez mas rica, cada vez mas reacia a transformarse, cada vez mas exigente y fuerte y por unas enormes masas que reclamaban derechos y modernización, lo que a la postre generó condiciones de vida inaceptables para grandes mayorías, total y efectivamente dominadas.

Así, grandes masas vivían atrapadas en sus circunstancias, entre un mecanismo de presión social que les exige productividad, expansión, conquista o sino esclavitud en sus modernas formas en caso de permanecer en el seno de dichas sociedades. De que las cosas fuesen así, ya se encargaría de ello numerosos miembros de la sociedad. Ubicados en diferentes posiciones dentro de la misma, ejercían sobre ella una influencia represiva casi siempre de carácter violento, mentalidad de la armadura, de el bunker, de el tanque, constituyéndose así en la racionalidad del sistema social.


Y uno de sus rasgos de carácter mas significativos. Si te integrabas a dicha racionalidad, si controlabas, oprimías, si en su nombre matabas, sacrificabas, el sistema y su racionalidad te toleraban, te perdonaban, concediéndote como a un héroe, inmunidad. Se fiel, cumple con tu deber, no te detengas en otras consideraciones. Así funcionaba el sistema del Imperio y el sistema te adoptaba.
Que dicho estado de cosas había generado un mentalidad que lo expresaba y que se fundamentaba en sus logros pero que expresaba también una situación social en la metrópolis europea que se fundamentaba en la opresión violenta y desplazante, en sociedades en que el aparato de justicia se edificaba sobre esas premisas. El problema se generaba al dichas presiones que se ejercían sobre extensos grupos humanos por parte de grupos de fuerzas que fundamentaban su hacer social en la represión violenta, en la opresión, generalmente lo hacían infringiendo los pactos sociales, los acuerdos, las leyes.


Europa
Apelando a altos poderes, dichas fuerzas generaban desestabilización, terror y caos. Velando y protegiendo sus intereses y perpetuando la dinámica del sistema, se anteponían y destruían cualquier logro que significase progreso social para las mayorías. Había en ello una especie de deber social y moral. La libertad era libertad para oprimir. Los sistemas moral y jurídico lo garantizaban. Las leyes y los convenios se convirtieron en ilusiones.

Con el tiempo y después de muchos sufrimientos y muertes, el pueblo especialmente en el norte, en Thule, no aguantó más. Desilusionado y traicionado una vez más, decidido a romper con el circulo vicioso de la cultura y de la historia, se lanzo a su empresa ante una humanidad perpleja.
El movimiento tuvo un impacto rotundo en la cultura de el Norte, de Thule y con repercusiones en todo el mundo. El proceso culmino con una guerra total.Siendo sus enemigos no solamente las naciones con las que combatía sino también la civilización, las diferentes culturas y la Historia, esa combinación de factores y de fuerzas negó su propuesta y los derroto militarmente.
Cuando las sociedades, especialmente en el Norte, para superar la situación en que se encontraban, quisieron hacer uso de las teorías de modernización social que ellos mismos habían concebido, que era producto de su pensamiento, se encontraron con el esquema viviente de las estructuras sociales que aun incluso después de la revolución francesa y de la larga y compleja serie de procesos de modernización de las sociedades europeas que se sucedieron a todo lo largo y ancho del continente, seguían profundamente ancladas en el pasado, en la tradición.


Estructuras sociales y de poder cuyos orígenes se remontaban a la caverna, que si bien habían llegado para muchos hasta a adquirir carácter de sagradas pues así lo había llegado a determinar su desarrollo formativo, convivían con otras estructuras que continuaban fijadas en la tradición, en lo cavernario, la fuerza bruta, lo arcaico, en la crueldad, en la guerra, en el saqueo y el pillaje, en el culto a la barbarie.
Se pusieron entonces de manifiesto el descontento con la organización social y con el sistema de dominación, el cual generaba condiciones sociales insoportables para muchos.

Quisieron modificarlo, crear su propia cultura en los territorios que dominaban, en las naciones de Thule. Eliminar de ellas los elementos que consideraban ajenos, devenir un gran poder militar y conquistar el mundo, purificarlo y partiendo de allí crear una humanidad diferente. Pero la humanidad estaba conformada de otro modo y así había devenido.
Y los diferentes modos de organización se unieron ante la propuesta y la derrotaron. Fue un evidente triunfo de la historia sobre quienes no aceptaban sus designios, su conformación, su rumbo.
Puso de manifiesto también, en el Norte, los criterios de raza y evolución.
La inaceptabilidad de la existencia de grupos humanos, negándoles la condición humana y condenándolas al exterminio, lanzaban a un primer plano la problemática de la biodiversidad y la posibilidad de la convivencia común.Ello no fue impedimento, en su momento, para conformar alianzas militares que tenían, en lo inmediato interés por someter a control a la rebelde Eurasia y a la desde siempre muy codiciada América.

El extremo oriente acepto gustoso y no tardo en declararse la guerra contra la avanzada industrial americana, con la colaboración de las naciones de Thule en el Norte y su interés por controlar la totalidad del continente americano.


En el Sur, por ser resultado de un proceso histórico diferente, por idiosincrasia, los vaivenes a que fue sometido el proceso que allí se había originado y las extraordinarias características que fue adquiriendo en su devenir en el Norte y en el Oriente, hizo que fuese tomado con prudencia y cautela.

Todo ello había conducido a otra guerra mundial. Una guerra en que se habían cuestionado los valores que fundamentaban la civilización. Una guerra por el control de los destinos de la humanidad y su futuro. Pero todo ello había por fin concluido.

Por todas partes, destrucción y muerte. Y una humanidad profundamente dividida. El fenómeno que se había puesto de manifiesto, que había ocasionado un rompimiento con la historia y con los valores tradicionales de la civilización europea y que lanzándose a la guerra pretendió imponerlo a toda la humanidad, no se circunscribió únicamente a los principales protagonistas, sino que su influencia y efectos se hacían sentir en todas partes.

En Europa, una generación entera era producto de el fenómeno, había sido criada y educada dentro de la nueva mentalidad y su reposicionamiento en relación a el resto de Europa vencedora y su historia habría de ser un camino largo y tortuoso.

Especiales características habría de tener en relación a las demás culturas de Thule adonde el fenómeno había calado muy hondo por una simple cuestión de identidad y de intereses comunes.

En lo político y en lo militar estuvo el proceso hasta lograr la victoria lleno de intriga e incertidumbre por el desenlace final.

Al fracasar las intenciones de transformar la sociedad por vía pacifica, por procesos políticos, ya que al poco tiempo de determinarse que habría de ser así, fuerzas en el interior de la sociedad fijadas en los antiguos modos y usanzas y en concordancia con la dinámica del Imperio, las que siempre habían sido la vigentes, niegan el proceso popular interno que se buscaba que se diera.

Las sociedades europeas con poquísimas excepciones, quizás tal vez la de Francia, a pesar de que aun después de 150 años de su revolución seguía luchando con el fantasma de el terrorismo y la desestabilización internas, se encontraban otra vez en poder de fuerzas defensoras de la tradición y el antiguo orden y opuestas a toda trasformación máxime si esta hubiese de ser el devenir de las masas populares, de el pueblo. Era la decadencia, era el fin.
En el reordenamiento que se dio después de la Gran Guerra, la revolución rusa y el cambio de orden social en varias importantes naciones, el establecimiento europeo y mundial se veían ante el fenómeno de el devenir de las masas y de los pueblos. Europa busco ponerse al día conjugando los extremos. El Sur busco reafirmación en su tradición y en su cultura. El Norte, al fracasar su proceso y al verse otra vez en el caos y en poder de oscuras fuerzas, desesperado, no aguantó más.

Simplemente acepto la propuesta de la negación de la tradición histórica que lo condenaba a un circulo vicioso sin escapatoria, que lo agobiaba y paralizaba y se lanzo con toda la fuerza de sus propios recursos a resolver la situación a fondo. Todas las consideraciones habían dejado de tener validez. Por el alto concepto que tenían de si mismos, por el grado de desarrollo que en múltiples campos habían logrado, por los múltiples aportes que habían hecho durante toda la historia en todos los campos de la ciencia y la cultura aceptaron la propuesta. Además su respuesta hacía eco a la propuesta del Sur de, defender el estatus, la sociedad establecida, Europa.


El Imperio acepto, apoyo y financió la propuesta. Porque lo afirmaba. La eventual modernización que introdujera a las rígidas estructuras en beneficio de las grandes mayorías, de los pueblos que lo componían habrían también de ser bienvenidas. Pero eso ya se daría en el tiempo. Aunque en cada uno de sus núcleos, el conjunto del proceso habrá de tener sus propias características.

Terminada la guerra, los procesos de reconstrucción se dieron en forma acelerada. Los países en los cuales se habían consolidado los procesos populares y que habían salido viciosos a costa de grandes esfuerzos y costos, se cerraron sobre si mismos a causa de la posición de casi todo el resto del mundo, controlado por el Imperio, asumió sobre ellos.
Y ellos en defensa y consolidación de sus propios procesos, libres de la influencias de la dinámica tradicional de la historia.

Aunque lograda la paz, la humanidad se encontraba dividida en dos grandes bloques: el de los países en los que se daban procesos populares y el de parte de los países vencedores, sus colonias y ex colonias y gran parte de los derrotados. El Imperio y el antiimperio y su mutua gélida exclusión.

Los vencedores, al tender su mano a los vencidos en su afán por superar la situación han, desde el fin de la guerra en los países dependientes de el Imperio casi siempre ex colonias adonde el modelo de desarrollo y formaciones sociales depende de la metrópolis tal y como siempre ha sido y por parte de sus económicas y sociales, adoptado las pautas de conducta extremas, las actitudes usuales de parte de los derrotados y que en su momento condujeron a su derrota.
Como un gesto de integración tal vez, pero que en la práctica significa que los vencedores en su afán de superar el abismo que provoco la guerra, en su estrategia, al adoptar las prácticas de los derrotados, haciéndolos sentir así integrados, lo que han hecho dadas las características del desarrollo y de formación social heredadas de el colonialismo imperial, es el fortalecimiento de las superestructuras, pero a la vez creando unas condiciones de control y dominación que niegan el desarrollo equilibrado de las sociedades.

Si a la guerra condujo en el Norte el hastío por las actitudes de la dominación social tradicionales, implantadas en la cultura corrupta y degeneradamente, la respuesta que se dio a las mismas paradojicamente, fue su adopción, asimilación y potenciación por parte del movimiento que quería transformar la cultura. Haciéndolos suyos, asimilándolos, controlándolos y eliminándolos.

La civilización, la cultura y los valores que las sustentaban estaban cuestionados. Había nacido un nuevo concepto del hombre.
Se hizo manifiesta la expresión autentica de el Norte, de Thule.
La posición de Europa, de el estatus no se podía cuestionar de ninguna forma.



Aceptaron la nueva propuesta. Los males de la tradición, como una táctica, se adoptaron y se integraron en la cotidianidad, para así operar en la sociedad, apropiarse de el control y establecer su dominio y su proyecto substituyendo así el tradicional mal por su propio mal.

Vencedores, vencidos y su mezcla imposible.
De un lado, Europa y el Imperio, continúan actuando en el mundo como siempre lo hicieron.
Y se encuentran fortalecidos y renovados por la inyección de fuerzas que la integración de los derrotados, sus ideologías y prácticas ha aportado a su devenir desde el fin de la guerra.



Europa
Esta característica se manifiesta en todo el mundo y es muy marcante en América y en el tercer mundo.
Deviniendo desde la colonización, las estructuras giran en torno a el Imperio, tal como siempre ha sido.
A la herencia de la colonia, se suma ahora la herencia de el Imperio fortalecido por las formas extremas de dominación que adoptara de los derrotados, en su afán por integrarlos a si, parapetándose y generando abismos sociales de características a veces innegociables.

Conjuntamente con su aporte industrial, exporta las formas sociales de su feudalismo nunca superado, refinado por las ultimas sutilezas heredadas de las características de el última gran conflicto mundial.

Esto última es una de las características distintivas de la Thule de hoy. El racismo incondicional, la xenofobia, el acoso permanente, la trata, la exclusión, la relación que se torna violenta por el argumento de la proximidad, del repudio.

Todo ello ocurriendo bajo las leyes de países que conforman la avanzada mundial, en el corazón de la civilización.
El sistema, en una perversión de la civilización y la cultura simplemente ignora las leyes, los convenios, lo que ha sido pactado, tolerando los desmanes y las arbitrariedades.

Las posiciones extremas, heredadas de las posiciones

 anteriores y de durante la guerra fueron rápidamente asimiladas e incorporadas a las superesturcturas económicas y sociales. Incorporadas a la cotidianidad, la ambiguedad se hace manifiesta en todas las esferas expresando a la vez Poder y Lucha.

A pesar de haber sido derrotados por la dinámica histórica del establecimiento mundial, las doctrinas y prácticas de los derrotados en sus aspectos de dominación fueron asimiladas por los vencedores siendo paulatinamente integradas al Imperio y a la cultura.

Pero la situación tiene un revés. Las doctrinas de los derrotados, especialmente en el Norte, si bien de dominación y fuerza, habría de ser un proceso popular. De el pueblo superior, pero un proceso popular.

Fueron entonces las doctrinas, especialmente en sus aspectos de rebeldía contra el establecimiento, la historia y de combatibilidad integradas a las luchas populares de muchos movimientos en todo el mundo, revistiendolos de las características de la ideología y sus prácticas, pero que se dan en otros contextos humanos e históricos.

Aun hoy en día, los remanentes de los procesos de la entreguerra que condujeron a la guerra mundial, que llevaron el fenómeno a escala mundial a la derrota provocada por el rechazo de la comunidad mundial con sus valores históricos, a los desmanes de lo que sucedía en frentes de batalla y a las características grotescas generales que había adquirido el fenómeno.
Ocasionadas dichas características muchas veces por actos y actitudes dadas muchas veces por crisis en el interior del movimiento de aceptación y repudio, provocando acciones que desde el fenómeno por dentro buscaban la saturación de mal en una orgía de excesos, buscando así ponerle fin, asesinarlo.

Dichas características y sus manifestaciones se encuentran todavía vivientes y actuantes tanto en el Imperio como en los movimientos populares. El abismo que se creo es real, viviente y actuante y plantea la pregunta ¿hacia adonde vamos, humanidad ?

Murieron Dios y con él el Idealismo, el sentido tradicional de la Justicia, la posibilidad de la biodiversidad humana?
El hombre se diferencia de las demás especies por estar dotado de Razón. ¿No ha podido la razón humana encontrar formulas efectivas que, como mínimo, garanticen la supervivencia de la especie?.
Si la respuesta es sí, entonces o no conocemos las formulas o las formulas no nos sirven.
Si la respuesta es no, entonces hemos encontrado una pregunta que debemos responder.

Desde el fin de la segunda guerra mundial la humanidad no habría de seguir siendo la misma.
Un abismo se había creado y ese viviente abismo, esa crisis es parte de el mundo que hemos heredado, de nuestra contemporánea cotidianidad.

Las ideologías no se corrompen, a no ser de que sea una ideología corrupta.
Se corrompen los hombres parapetados tras una ideología que les sirve de coartada. O la ideología corrupta, viciada, corrompe los hombres.

A la primera guerra mundial se fueron las naciones para afirmar el establecimiento a la sombra del Imperio. Fue una carnicería atroz. En el transcurso de la misma se dio la revolución rusa, el patio trasero de Europa había se había desvinculado de Europa, buscando su propio futuro. El sentido de las relaciones sociales se había modificado.

Terminada esa contienda, la evidente necesidad de transformar las sociedades y las presiones populares provocaron cambios de régimen en varios países, procesos logrados por vía pacifica.
Pasado el fervor popular, no tardaron las fuerzas de el antiguo orden, triunfadoras de la guerra, en entrar en acción, dando en el traste, en el norte especialmente con el proceso popular, saboteadolo.

Como respuesta a ello, el proceso tomo el rumbo que tomó, negó de plano los argumentos de la represión que lo ahogaba y su validez, la historia que lo justificaba y se lanzo a modificar su sociedad y la humanidad entera.
Surgieron así un movimiento y fenómeno sin precedentes.


Durante su devenir, durante la guerra y desde su interior, fuerzas cuya finalidad era detener el proceso, controlarlo, revertirlo e reintegrarlo a las corrientes europeas dado el rumbo que estaban tomando las cosas o fuerzas simplemente caóticas, acelerantes, desestabilizantes, bélicas, se hicieron manifiestas.
Sus acciones revistieron el fenómeno de algunas de sus características extremas, las que provocaron su rechazo por parte de la comunidad mundial y los condujeron a la derrota.


Una de las dominaciones más represivas y violentas nunca antes vista en Europa había llegado a su fin. Ocasionada a su vez por el descontento que las formas de la dominación tradicional habían ocasionado en el pueblo, en una Europa adonde el progreso en todos los ordenes del saber se acumulaba en una sociedad estrictamente organizada pero en cuyo interior se daban fenómenos extremos de reacción que la corrompían, creando caos en su interior.

El desdén por las leyes y los pactos sociales por parte de algunos grupos, sectas o individuos que asumiendo el rol social de acosar y torturar a las grandes mayorías, al pueblo en un sistema en que la estructuración social se lograba así, en contra de las leyes existentes en función de la problemática, apelando a poderes superiores y a la tradición.
La impunidad se institucionalizó. Era simplemente la dinámica del sistema. De espaldas a la realidad de los pueblos y de los antecedentes y causas de su realidad, los convertían en blanco de su agresividad y de su sadismo, en contra de lo acordado en las leyes, considerandolo una especie de deber social, generando desesperanza y miseria.


Cuando se concibió una doctrina social que tenia en consideración esa problemática y al quererla aplicar utilizando vías no revolucionarias, se encontraron con la dinámica social de la historia y de la cultura y de perverciones que se manifestaban en ellas, las cuales no lo hicieron posible.


En un restituir el antiguo orden social a las nuevas circunstancias, la reacción se apodera del proceso, frustrandolo. La respuesta a esa circunstancia fue la acceptación de la propuesta que significaba la negación de los valores morales y éticos de la tradición europea por unos valores diferentes, cuyo resultado sería un nuevo tipo de hombre, una nueva humanidad.
Una determinación radical, pero que en su momento consideraron como la respuesta adecuada a las circunstancias en que nuevamente se encontraban, producto de el hastío y la desesperanza.

A ello se sumaban la fuerza de la propia tradición, la derrota en la primera guerra mundial, las dificultades sociales subsecuentes a ella, la frustración por el fracaso de el proceso socialista, el caos moral, la necesidad y el deseo de devenir a la historia como si mismos y con lo propio etc. Y por último y quizás el factor mas importante; el instinto guerrero, la fuerza acumulada desde siempre en el Norte y su deseo de expansión y conquista.

Terminada la contienda, los esfuerzos se concentraron en estabilizar la paz y en la búsqueda de la resolución de los problemas de fondo. Dichos procesos han seguido los mas varados derroteros.

La crisis de los valores, naturalmente fundamentada en la marginación de las civilizaciones y la carencia de una propia, de el salvajismo, del la barbarie natural y la barbarie cultivada, formalizada desde la muerte de Dios de Nietszche, fundamental en el abismo que se había creado entre las razas, las etnias y los procesos sociales y políticos, continua tan vigente como en el primer día.

Liberados de la noción de conciencia y las responsabilidades que conlleva, siendo portadores de una noción de conciencia que los hace per se superiores a todos los demás grupos humanos, puros e inocentes, actuando dentro de un sistema jurídico que brinda inmunidad a quienes estimulando la dominación, las formaciones sociales basadas en la explotación y la violencia, la expansión de dicho orden, terrorizan, acosan, matan, siendo sus sacrificios humanos socialmente ritualizados, aceptados, estimulados, glorificados y recompenzados.
Que dicho tipo de dominación, violenta, cruda, metódica, fría, alienante, sanguinaria, desplazante, se ha institucionalizado cada vez más.

Las fuerzas tradicionales del establecimiento, triunfantes, en su esfuerzo por subsanar las rencillas internas en su sociedad, en un sistema de reacciones pragmáticamente orientado pero que no produce mas que confusión, asimila a si las prácticas sobrevivientes de el fenómeno de la entreguerra, mezclandolo con sus propias prácticas tradicionales, creando un nuevo fenómeno o más bien, expresando la condición de que las problemáticas que se expusieron en los sucesos anteriores a la guerra, no han sido superadas sino que, vivientes, han adquirido otras formas.

La implantación de dicho tipo de mentalidad entre los diferentes grupos está asociada a la noción de territorialidad, al dominio que una especie biológica ejerce sobre su hábitat o el dominio social, político que se ejerce sobre el mismo.
Que en ambos casos se ejerce un tipo de dominación violenta, irracional, de fuerza, del músculo o de las armas, ley de la selva, la que en medio de la crisis olvida o simplemente ignora, en el seno de la civilización, lo acordado y pactado en las leyes.
Pregonando la racionalidad del sistema y su validez, en su dinámica lo que se produce es un caos social, que apelando a altos poderes genera desestabilización y miseria social.

El problema de la biodiversidad, tiene sobrada actualidad y es uno de los problemas más graves que afronta hoy la humanidad.
Un gran desarrollo científico e industrial ha tenido lugar dentro de grupos raciales que se han desarrollado en ámbitos remotos, aislados en su propia creación de valores y cultura, recibiendo las influencias de los productos culturales heterogéneos e insertándolos muchas veces a la propia cultura a través de filtros de discriminación o prejuicio.


El gran desarrollo y el elevado grado de dominio y control sobre la materia no contaba con un desarrollo cultural equivalente y equilibrante, de ahí que en cierto momento no les fue posible conjugar ese progreso material y el poder que proporcionaba con su grado de desarrollo en función del resto de la humanidad,
empezando por sus vecinos más próximos, probablemente por su falta de experiencia en la relación con grupos humanos diferentes y sus productos culturales.
La experiencia que se había dado dentro del ámbito de la propia cultura durante los últimas siglos, se produjo a través de la obtenida por el contacto debido a los descubrimientos y conquistas, en los cuales aun operando dentro de el contexto de la cultura europea, tuvieron como característica especial siempre el sentido de raza y de etnia y estos elementos aportaban a la confrontación con lejanos pueblos y culturas características especiales aunque de elevada y complexa elaboración sociocultural.

Existían en el fondo una serie de elementos intransigentes, fieles a hondos sentimientos de protección de la pureza racial, sentimientos de superioridad, uso de la fuerza, de la aplicación de sus formas de dominación etc, los cuales al no estar lo suficientemente elaborados y culturalizados operaban a contrapelo dentro de las nociones aceptadas por la cultura que se pretendía crear y difundir, aportándole a la misma sus características particulares.




Europa

Todas esas características se ahondan al rompimiento en el Norte con la corrientes de la historia a cuya influencia estaba sometido y buscar otra orientación y derroteros, afectando todas las esferas de su propio concepción y su relación con los demás.

Al declararce la muerte de Dios y después establecerce que el enemigo era Israel, la identidad se centra alrededor de dichos conceptos. A ello se suma un gran progreso científico e industrial los cuales encuentran apoyo financiero en un principio e incondicional más tarde por parte del Imperio y del establecimiento mundial el cual se siente fortalecido y que ha encontrado la formula mágica para controlar el devenir de los pueblos, fenómeno impresedente y continuar con la supremacía mundial al mismo tiempo.

Había surgido una nueva concepción de el hombre, de la humanidad y de las sociedades. Una concepción de dominio y control que eliminaba todas las anteriores concepciones y elaboraciones.

En la caverna, la dominación se ejercía a base de la fuerza física bruta, de el músculo y el garrote. Al empezar a usar la agricultura, el nómada se asentó, conformo familias, clanes, tribus.

La dominación se hizo cada ves mas refinada, compleja, participativa. Cuando ya conformó ciudades, el funcionamiento y la administración de las mismas requería de organización muy compleja. El sentido de la colectividad era vital. De no existir, de no haber coherencia interna, la ciudad estado estaba condenada a desaparecer. El refinamiento de las formas de identidad y control, sustentadas por las armas, crearon Imperios.

Dichos Imperios, al expandirse y entrar en contacto con pueblos salvajes, bárbaros, desempeñaban una misión civilizadora europea y de aporte de sus logros, en la búsqueda por sacarlos de la ignorancia e integrarlos a su corriente civilizadora de acuerdo a valores humanos de minuciosa elaboración pero de frágil y peligrosa existencia.

Se descubrió y conquistó, pero la mayoría de las veces,
especialmente con el norte se operaba a base de concertación de alianzas políticomilitares usualmente con un resultado altamente eficaz y las cuales a su vez inyectaron los varios imperios de gran vitalidad y fortaleza. Pero simultáneamente amplios estamentos en dichos pueblos, los del norte y en su cultura popular mantuvieron una actitud de reserva y recelo hacia lo que consideraban influencias foráneas en sus propias culturas y pueblos.

Como consecuencia de la expansión europea,
se crearon y establecieron superestructuras sociales en todo el mundo a través de las cuales fluían, florecían y se cultivaban las ciencias, las artes con extraordinarios resultados. Se crearon intereses y se encontraron afinidades comunes a pesar de las enormes diferencias.

Históricamente, en la búsqueda de estabilidad social en un mundo salvaje, bárbaro, la disciplina social en Europa había sido ferreamente impuesta, evolucionado las estructuras sociedades desde la antigüedad a través de las características de dureza de las edades medias y de el feudalismo en la bárbara Europa, fenómeno de fortísimas características en el Norte.

En aquellas circunstancias de constante amenaza, de guerras e intrigas, la fidelidad era un elemento vital para la comunidad. La religión era un elemento de unión y coordinación social.


El sistema se consolida y las sociedades lentamente devienen y se desarrollan. Por vía militar, el cristianismo es impuesto en Europa, especialmente en el Norte. Se busca la integración cultural por encima de cualquier otra consideración. Posteriormente entraría Europa en contacto con lejanos pueblos, civilizaciones y culturas.

Enriquecida por los descubrimientos, todos los sectores y actividades se aceleran. Las sociedades se desarrollan vertiginosamente, especialmente en el norte. Esencial a todo ello la búsqueda de estabilidad. No en vano tienen que dar ejemplo al mundo, entre muchas cosas. Ante las exigencias de las circunstancias, el rigor social, la disciplina dentro del estricto sistema de clases, la monarquía, se constituye como un factor unificante y coordinante. La dinámica es la derecho divino, valido tanto para lo establecido como para lo que deviene.

El renacimiento antes y el racionalismo des pués ya habían infundido la dinámica social de nuevos elementos.
En la búsqueda por rescatar la cultura de la edad media volviendo a las raíces humanistas, se busca aliviar las rígidas y estrictas formas socio religiosas al volver a ubicar el hombre en el centro de la problemática.
Los grandes descubrimientos y el contacto con otras civilizaciones y culturas modificaron ese proceso, desacelerandolo.

La cuestión fue retomada por el racionalismo quien actualizó otra vez al hombre y a la condición humana.
El devenir de los Imperios enriqueció y fortaleció las estructuras sociales. Las cortes logran gran pompa y esplendor.

A la sombra del Imperio y de las riquezas que proporcionaba a la metrópolis europea, las costumbres se tornan laxas, se relajan.
Al mismo tiempo se crearon en las cortes amplios sectores sociales que, atrapados en la dinámica del sistema, presionando, se hacen cada vez mas exigentes y excentricos; los cortesanos se tornan refinados y crueles generando con sus actos y actitudes las condiciones de desequilibrio social que habrían de concluir en un despertar de las masas lo que concluiría en una revolución.
Aquello tenia lugar en el corazón de Europa, adonde las influencias todas congruían.

En el Norte, las condiciones climáticas, la organización social y la rigidez de sus estructuras, el gran desarrollo tecnológico, la esfera cultural y política en relación al mundo, los intereses políticos, la tradición, la concepción de la sociedad, el trabajo, la riqueza etc. tenia otras características, otras necesidades y otra orientación, otra realidad y otra dinámica.
La coherencia social y los controles se daban en el contexto de la Reforma, fenómeno también con características puramente nórdicas.

Los acontecimientos de la revolución, de el devenir de el pueblo hacia el poder aunque tildada de ser una revolución de la burguesía contra la aristocracia, marcaba la instauración de procesos populares. Y aquello sucedía en Europa.
Por las características de sus sociedades, por las circunstancias de su relación con las colonias, por estrategia política en función del Imperio, las sociedades del norte permanecieron inamovibles. Es más, entraron a reafirmarse en su concepción y conformación.

Evolucionado desde las relaciones en la familia, en el clan, en la tribu, fundamentadas en la autoridad y en la confianza, las posteriores relaciones entre los diferentes miembros componentes de la sociedad, en el ámbito cerrado y homogéneo de los pueblos del norte se caracterizaban por la apertura en la comunicación.

Enemigos acérrimos de la secretividad, de la reserva, de la confidencia, pregonaban unas prácticas en las que dichos elementos se excluían, eliminado el sentido de la intimidad, de la privacidad. Operando sobre la base ética de la tradición judeo-cristiana y en la práctica traduciendose en manifestación de el poder económico. No hay secretos, hay oro o poder económico.

Después de los grandes descubrimientos y la formación de los grandes Imperios, mientras las naciones descubridoras y conquistadoras dedicaban gran parte de sus recursos humanos y sus esfuerzos en la labor de difundir la civilización, la cultura europea, la metrópoli, estimulada y bien financiada, se dedico al desarrollo científico y tecnológico, con grandes logros.

A la larga, en el Norte, los factores culturales autóctonos, el gran desarrollo material y la intrincada serie de intereses y factores políticos habrían de determinar una ruptura definitiva con las corrientes de la cultura europea y la búsqueda de un nuevo horizonte cultural concatenado con las antiguas culturas del extremo oriente y el juego político, especialmente desde la gran expansión nórdica por el mundo, especialmente en el Oriente y en América.

Los procesos que se dieron en Europa para procurar las sociedades asimilar las lecciones de la revolución en Francia, se encontraron en el norte con un vasto Imperio en constante expansión, un gran desarrollo material, las características de su sociedad y cultura y su intrincada y ambivalente relación con las culturas del Sur.
La dominación y el control social encontraban su justificación basados en las premisas éticas de la tradición judeo-cristiana.
ero tal vez por las características humanas del grupo; raza, herencia cultural, problemáticas de la relación y la convivencia y por el modo como los resultados de las soluciones encontradas a través de milenios de intercambio y creación cultural del Sur se interpretaron en el Norte, muchas veces adquiriendo la dimensión bufa y trágica de una esclavización de los pueblos del Norte por parte de los pueblos del Sur, el resultado fue el de generar repudio, odio, resentimiento.
Pero las cosas estaban definidas. La historia tenia un sentido. Lograbas dominar o eras dominado. Como la cuestión era dominar, entonces el sistema te proporcionaba los recursos materiales y el soporte para que fueras a dominar a otra parte, generando Imperio.
Fundamentada en la razón instrumental, se inculcaba una mentalidad de dominio en una estructura militarizada, disciplinada. Otras consideraciones, religiosas, humanas, culturales etc. tenían una significación supeditada a la del dominio físico, material.
Moviendose o girando alrededor de dicho dominio pero apaleando a fuerzas inmateriales, los sistemas de dominio, centrados en la dominación física en contra de lo que por otra parte predicaban, crearon dentro del sistema una contradicción, un vacío que atrapaba, destruía o desplazaba o volvía loco, negando y destruyendo las leyes y los pactos sociales.
O era quizás su concepción dual; una doctrina de paz para el débil, una doctrina de guerra para el poderoso que estuviera en capacidad de conducirla.
Lo cierto fue que sucedió lo inevitable, se manifestó lo que estaba latente. Después de siglos de el sur haber culturalmente influido en el norte, este decide tomar otro rumbo, orientarse en un sentido diferente.
Cuando se siente lo suficientemente fuerte y armado, para ganar libertad de movimientos y acción, rompe de raíz el principal vínculo ideológico que ligaba al sur.
Posteriormente adquiriría forma, se tornaría un movimiento mundial centrado en la idea de una renovación ideológica con premisas diferentes a las de la tradición europea desde Grecia y Roma.
La gran aventura de los pueblos del norte en su deseo de devenir y modificar la humanidad era una realidad.
El movimiento de los pueblos del Norte, de Thule, perdió la guerra, pero situaciones de fondo como el concepto de valor, el de hombre, la relación con razas y etnias, con antiguos pueblos y culturas; la concepción que tenían de si mismos y su modo de relación etc. estaría en lo sucesivo marcado por las características a que los procesos mas recientes los habían conducido.

Desde el fin de la guerra y gracias a los modernos medios de comunicación los pueblos, los seres humanos han tenido la oportunidad de aproximarse y conocerse mejor y de un modo mas directo los unos a los otros.
La radio, la televisión, las artes todas han contribuido a esa vital aproximación.
Cuando la primera generación de la postguerra llega a la adolecencia, como una especie de producto de los esfuerzos por acortar las distancias entre los seres humanos, la humanidad vive el fenómeno del hippismo. Paz, amor, comunicación, libertad se convierten en una especie de estilo de vida.
El futuro es mirado con optimismo y pareciese como si muchas crisis han sido superadas o van camino a ser superadas. Fue muy intenso pero de poca duración.
Por aquellos años se considera que Europa esta completamente reconstruida y recuperada de la ultima guerra.
Después de muchos años de intensa actividad y prosperidad, la bonanza llega a un fin.
El petróleo, energía que mueve el mundo, se encarece. Las grandes economías no tienen otra posibilidad que pagar el precio que se estipula. El Islam y los países en vía de desarrollo con recursos energéticos empiezan a enriquecerce y a desarrollarce. La balanza de el poder mundial empieza también a cambiar su equilibrio.

El sida y su difusión habrían de influenciar poderosamente, tal vez con un rol decisivo, en el liberalizado estilo de vida que por aquel entonces estaba de boga especialmente en el mundo desarrollado pero con repercusiones en todas partes.

La fiesta en que se había querido convertir la vida de la posguerra, los altos estándares de vida que era posible lograr, la facilidad de relación y comunicación que se había generalizado se encuentran con la amenaza mortal de la epidemia.
Fue también el culmen de una situación de tensión de tipo racial que se venia dando y sosteniendo desde siempre, con marcadas fluctuaciones.
Las reacciones y medidas que se dan para impedir la propagación y controlar la epidemia empiezan a surtir efecto. La animada y vivaz vida nocturna de las grandes ciudades muere o se ve significativamente reducida. Surge la desconfianza y la espontaneidad desaparece paulatinamente de la cotidianidad.
Se estigmatiza a los negros, a los extranjeros, a todos los elementos foráneos dentro de los grupos humanos. Surge otro tipo de costumbres, los grupos humanos y sociales se aislan y refinan en búsqueda de diversión e inclusive de relación.
Las relaciones entre los homogéneos grupos se enfrían, la sociedad en gran medida se deserotiza.
En el afán por concientizar la humanidad acerca de el eminente peligro, se empiezan a asumir posiciones hostiles, discriminatorias, excluyentes.

A las medidas de prevención pronto se agregan otras que tienen concatenaciones con fuerzas que estaban latentes pero que pronto se potencian y que al actuar sobre los grupos empiezan a modificar la conducta, afectando el tipo de relaciones que las anteriores circunstancias habían hecho posible.
El racismo, la discriminación , la xenofobia, la exclusión, la discriminación económica etc. empiezan a hacer lo suyo paralelamente a lo que el fenómeno que la aparición del sida significó en las costumbres en las sociedades avanzadas y opulentas.

Por aquellos días empieza también a manifestarse en las grandes ciudades de Europa y del mundo, atribuyéndosele en el norte un origen japones, el fenómeno de el terrorismo nocturno.

En las ciudades por costumbre o por ley generalmente se guarda silencio después de las 10 de la noche y hasta las 8 de la mañana del día siguiente. Y esto para niveles de ruido normales y habituales en las ciudades.
Las conversaciones en voz alta, la música y otras actividades acostumbran apaciguarce en función del descanso de la gran mayoría del la población en ciudades llenas de actividad.
Las actividades nocturnas están organizadas y reguladas de tal modo que no constituyen una molestia.
Pero el fenómeno que empezó a manifestarce no tenia en cuenta dichas consideraciones. Es más, las infringía abiertamente.
En medio de la noche, o en las horas que habitualmente se dedican al sueño y al reposo, repentinamente se empiezan a escuchar gritos, alaridos, ruidos molestos etc.

Al amparo de la oscuridad de la noche, de el laberinto urbano, desde posiciones anónimas alguien grita o ejecuta actos a veces altamente especializados y elaborados de terror y sabotaje.

Tal como sucedía en la ciudadela fortificada, en el castillo o la fortaleza, cuyos habitantes peor ubicados eran sometidos constantemente a el terror de el señor convertido en tirano o de sus representantes o que se decían ser sus representantes y que con sus actitudes se ganaban o pretendían ganar el favor de los señores o de aquellos con una ubicación mas cómoda en la sociedad, interponiéndose de un modo violento y así afirmando y fortaleciendo las estratificaciones y ensanchando los abismos entre las clases sociales.

Posteriores evoluciones sociales controlaron esas situaciones en mayor o menor medida, pero siempre subsistieron esas fuerzas que de modo violento y arbitrario asumían el control a veces de grandes grupos humanos sometiendolos a dominación por la fuerza, por las armas, violenta en contra de lo acordado y estipulado por las leyes pero que por costumbre apelaban a fuerzas superiores que justificaban o motivaban sus acciones.
El control o la manifestación de dichas fuerzas significaba la diferencia entre la guerra interna o la estabilidad social.

El desarrollo humanístico de las sociedades tomaba en cuenta dichos factores y la convivencia era considerada progreso social. El desarrollo material, científico, técnico, militar que se produce dentro de grupos humanos con una visión de la humanidad restringida por sus circunstancias materiales particulares ha conducido a la generación de ideologías de guerra y exterminio.

En el fondo sigue habiendo una problemática de la biodiversidad humana que no ha logrado resolver la problemática de la convivencia común de modo satisfactorio, permitiendo la creación de abismos infranqueables.
Las relaciones entre ricos y pobres, entre la cultura con su oferta magnifica y quienes tienen la oportunidad y posibilidad de disfrutarla y la gran inmensa mayoría de ella marginalizados o excluidos es otro aspecto de la problemática.
Si la superestructura social se corrompe, si la trascendencia es la locura o la embriaguez del poder y con sus recursos se adueña de la cultura, haciendo de ella un instrumento mas de su dominación, así como el dominio tecnológico, la industria, las armas, entonces el sentido total del concepto pierde sentido, se vicia y se convierte en un mecanismo de formaciones sociales en la que los extremos que se generan en dicha formación pierden relación y contacto, creando situaciones inegociables, de conflicto.
El devenir de las masas y los pueblos en tiempos recientes ha puesto esa problemática en primer plano.

La dinámica de la cultura ha planteado el problema a dichos devenires en el sentido de como han de relacionarce con la cultura.
La revolución rusa se vio en esa disyuntiva al querer resolver quien habría de suceder la dirección y el proceso revolucionario y como habrían de manejar el asunto de la cultura, en la periferia remota de Europa y su cultura, con gran ascendiente cultural islámico y chino, heterogénea en su formación humana, con su experimento social en ciernes, en búsqueda de su rumbo.
Las masas europeas, al querer y tener ellas también la necesidad de devenir, en su realidad, mas aplomadas y disciplinadas buscan hacerlo a su manera. Recurren a sus profundas identidades y utilizan recursos democráticos. Creen resuelta la situación.

Poco después, su experimento se torna otra vez en caos. Desesperados, niegan la cultura con el fin de purificarla, la historia en la que se ha conformado o más bien la relación entre los diferentes estamentos sociales y se lanzan, con sus recursos, a su experimento social y cultural.
Pero a diferencia de las revoluciones populares, de procesos populares, las de la vetusta Europa tenían la característica de ser revoluciones burguesas, de las elites, como debería corresponder a su condición de europeos y en concordancia con la dinámica de su historia.

Pero lo cierto fue que en ambos procesos y en Europa especialmente en el norte, la relación con la cultura adquiere nuevas perspectivas.
En los procesos populares buscando romper el circulo vicioso de las formaciones sociales de profunda raigambre en Europa en la relación superestructura social y cultura y sus influencias sobre el proceso popular y en Europa para romper el mismo circulo y modificarlo en su modo de operar y su dinámica.

Desde hace ya más de un cuarto de siglo las ciudades de Europa, especialmente las del norte marcadas con su barbara herencia, pero también las del resto de Europa fuertemente influenciadas por el poder del Norte pero en realidad en todo el mundo en mayor o menor medida, viven el fenómeno del terror nocturno.

La concepción de la noche como el tiempo que la racionalización de las actividades en la ciudad ha determinado como el tiempo para dormir, para reponer energías ha variado, se ha modificado. Se ha convertido en un tiempo para desarrollar actividades desestabilizadoras, de afirmación de estructuras sociales unas veces, de negación de el orden existente otras, bélicas, beligerantes, violentas sumen las ciudades en un infernal e insoportable caos.

Las sociedades del Norte, ubicadas en la zonas polares semiártica y ártica, de recios climas con largos, grises y fríos inviernos, con ciudades cuidadosamente planificadas y construidas, que ofrecen a los habitantes de las inhóspitas regiones todo el confort y el progreso que la modernidad puede ofrecer, que durante toda su historia han tenido que afrontar las adversas circunstancias pero que en el transcurso del tiempo han llegado a dominar su medio, sorprendentemente han entrado en conflicto con su propia creación.

Individuos y grupos de la mas diferente dominación han encontrado su identidad y su sentido de ser en el atormentar a quien pueden. Los edificios se han hecho invivibles, especialmente si tu situación económica no te permite vivir de la renta sino que tienes que trabajar, producir, ganarte la vida, necesitando para ello el planificar tu tiempo, alternarte en en trabajar, la vida familiar o el ocio y naturalmente el descanso.

La situación se agrava si eres no nórdico, no blanco, extranjero. Las fuerzas en mención, anónima, múltiples, recursivas, altamente efectivas y refinadas, dirigen sus acciones generalmente al grueso de la población, sometiendolos a su régimen de terror, resultado final.

El terror, el sabotaje, el acoso se han apoderado de la cotidianidad, se han hecho la norma. Revestidos con el argumento de el cumplimiento de el deber o de que son desadaptados, resentidos, traumatizados que vierten su serie de problemas transformados en violencia en contra de quien sea que se ponga a su alcance. Lo que parece lo peor, la dinámica del sistema los utiliza y justifica, proporcionadoles una especie de inmunidad o impunidad. Las superesructuras económicas y sociales los utilizan en su beneficio, afirmandose con sus actitudes y actos.
Se genera entonces nuevamente un abismo social. Quienes trabajan o tienen actividades que requieren de la ordenación del tiempo de acuerdo a sus actividades y que viven una vida en función de sus actividades y los que disponiendo de la libertad de acción por ser dueños de su tiempo.

Pero todo ello puede tener una explicación en los procesos humanos que se han dado en el Norte.
Se da una falta de congruencia entre los logros materiales y los logros sociales o culturales. Pueden soñar, planificar, financiar, construir ciudades con todos los adelantos de la ciencia y la técnica. Pero no han aprendido a habitarlas y las han convertido en una trampa mortal. Expresando poder, control, deber, voluntad, sentido de clase, revolución, antirevolución, Imperio, frustración y trauma, presión desplazante en función de ensanchar en Imperio, formación de grupos de la corte cuya misión es atormentar, torturar, dominar de un modo provocativo e ilegal.

La orientación de la sociedad a erradicar en sentido de la justicia y en su evolución ideológica interna remplazar el sentido del derecho y la justicia por la cruda plutocracia, revestido el fenómeno por el cambio ideológico con el que se juega, pero dando como resultado una serie de relaciones entre los individuos o los grupos que se traducen en la dominación violenta e ilegal, por quebrantar los convenios sociales acordados en las leyes. El derecho tiende a ser erradicado y remplazado por una administración y una serie de relaciones basado en altos poderes.

Europa ha vuelto a sus viejas andanzas. Las nostalgias de viejas glorias y el Imperio se manifiestan en las características que las relaciones entre los grupos económicos ha adquirido. La relación violenta, la trata como un elemento importado de las colonias, la perdida de respeto de la juventud hacia los mayores afirmando un sentido de clase, el maltrato, el rol que determinados elementos en la sociedad asumen en relación a el resto, asumiendo el rol de torturadores, martirizadores, de un numeroso grupo que justifican su actuación violenta en la afirmación de las estructuras sociales, en contra de la gran mayoría, llenando la cotidianeidad de violencia, dolor e incertidumbre.

Europa es poderosa, el Imperio, conformado por sus excolonias es también muy poderoso. El asendiente que tienen sobre la humanidad es determinante en la conformación de las sociedades y del tipo de vida que se vaya a vivir.
Si las avanzadas en el progreso social en Europa se frustran, se vician y caen de nuevo en poder de oscuras y desestabilizantes fuerzas, toda el progreso social que se halla logrado se frustra también, perdiendo sus logros, su progreso y volviendo a formas primitivas, barbaras de vida.

Las sociedades avanzadas, en su crisis interna, conjuntamente con su aporte en las sociedades primitivas, exportan también su crisis.
Desestabilizando, aterrorizando, el progreso material periódicamente se convierte en sinónimo de perdida de calidad de vida, en terror y en violencia.
De ahí que la problemática del terror, de los sacrificios humanos en función de las estructuras sociales de la metrópolis, de la implantación de un reino de impunidad y terror, se haya convertido en el modus operandi de el Imperio, en su expansión y dominio. Y uno de los vicios, de las lacras de las que Europa y la civilización no han podido desprenderse, sino que por el contrario, esas fuerzas se han apoderado de las sociedades y dirigen la dinámica del progreso.

Atrapadas en la dependencia tecnológica del Imperio y en los modos como en su actual crisis dicha problemática se instaura en sociedades que a través de largos procesos han encontrado soluciones de convivencia muy avanzadas pero frágiles, fundamentadas en valores cívicos, en responsabilidad social y valores semajantes en los que las doctrinas de dominación por la fuerza causan estragos en unas poblaciones ingenuas y mansas.

A la problemática de las relaciones entre poder tecnológico, industrial, militar que afectan de modo profundo la avanzada mundial y en los esfuerzos que hace por mantener su supremacía mundial a toda costa, ya sea por los métodos tradicionales o por la adopción de las nuevas doctrinas de el poder y sus efectos en las diferentes sociedades al ir acompañadas de prácticas de dominación de ideología indeterminada pero cuyo fin por encima de cualquier ideología es la dominación, la perpetuación de la relación entre la sofisticada y refinada metrópolis y el resto de la humanidad en busca de su futuro.

A la crisis de los valores se añade el de la biodiversidad humana, el racismo, la xenofobia, la intolerancia que se da entre los diferentes grupos humanos y que clama por una formula de solución efectiva.

El Idealismo se traduce en poder, su cristalización. La tradición en la que dicho argumento se basa se ha declarado obsoleta, ha muerto. El poder se impone, se justifica si quiere o si se ve en la necesidad de hacerlo. Los centros de poder solamente quieren y buscan perpetuarce. Como lo han hecho siempre. Los espacios comunes, de los cuales la ciudad es el mejor ejemplo, en los que en un reducido espacio es posible encontrar lo mejor que la civilización y la cultura tienen para ofrecer, que tanto trabajo y esfuerzo han costado, exige de sus habitantes prácticas educativas que faciliten la convivencia.

Si la combinación hábitat y actividad que hoy en dia supedita a millones se convierten en una circunstancia para que oscuras fuerzas, pregonando los mas variados motivos pero ejerciendo acciones terroristas en contra de la población, a la que se refieren como infras, seres que no merecen vivir, negando de plano el progreso que al respecto ha hecho la humanidad en su constante evolución; si las estructuras del poder establecido son utilizadas como escudo para tales acciones, en la creencia que dichas estructuras los asimilaran, mantendrán y promocionaran porque con su acción violenta han contribuido a afirmar el sistema, entonces el montaje total del sistema es una total contradicción.
Seria lo mismo o inclusive mejor preconisar como principio el uso de la fuerza, de las armas, de cualquier recurso que brinde poder de una vez, ahorrando los mecanismos reguladores de el derecho y de toda la serie de mecanismos de control que se han creado durante la historia.
Tal ves así se seria mas honesto y se pondría fin a las contradicciones.
Desde que nacemos o desde incluso antes de nacer se nos está preparando para nuestra confrontación con la naturaleza, la vida, incluyendo los demás seres humanos.
Debe de haber una secuencia lógica desde la cuna hasta la tumba, indiferentemente de el grado de talento o especialización que logremos en la vida y que nos diferenciara en su transcurso.
Lo que no es aceptable o concebible es que en determinado momento todas nuestras creencias, buena fé e intenciones pierdan su validez en función de el modo como la sociedad se organiza y estructura realizando entonces que todo lo que habíamos tenido como lo máximo existente era solamente un espejismo, un sueño enclenque.
Y que la verdad no estaba en la idea sino en la materia y su dominio, reportado poder. Lo demás; ilusiones.
Surge entonces la necesidad de una estructuración no decepcionante o no frustrante, ya de suicidas están llenas sociedades de avanzada. Y de solida base.
De no ser así seguirán los hombres y sus formaciones sociales divagando en la confusión y la locura.

Común a todos los hombres es nuestra condición humana y la capacidad de pensar. Desde allí nos enfrentamos a un cosmos lleno de peligros y riesgos. Y vamos acumulando logros que nos facilitan la existencia. Logros que en realidad son logros de la humanidad entera como universal es la ciencia pero que los hombres acostumbran compartir los unos con los otros de modos diferentes lo que ha llegado a constituirse en el fundamento de las relaciones entre los seres humanos, fundamentados en el poder real que proporcionan dichos logros.
Pero existe también la dimensión del hombre que esta “más allá” de las cuestiones puramente, materiales, físicas. Lo que no sabemos o conocemos acerca de nosotros mismos y de nuestros hermanos los otros hombres, nuestros sentimientos e infinidad de cuestiones tienen allí su ámbito.
Allí también se libran batallas cuyo resultado puede determinar el curso de la acción. Pero es el mundo real el que el hombre tiene que dominar. De el necesario balance entre esas dimensiones puede depender la supervivencia de la especie humana.

Lo cierto es que inclusive en el corazón de la civilización, Europa, se ha perdido la paz social una vez más. El delicado edificio ideológico que se sustentaba en la naturaleza humana se ha derrumbado.
Erguirlo nuevamente requeriría la superación de las barreras raciales, una articulación social congruente, que no convierta la sociedad, la colectividad, la ciudad en una trampa frustrante y mortal.

El Idealismo, vínculo Norte-Sur se tradujo en dominio objetivo, material. Posteriormente, ese tipo de Idealismo muere o mejor, es asesinado en función de el dominio material, de el Poder.
El pequeño y delicado núcleo que conforma lo que se conoce como Europa desde su devenir desde el fenómeno griego, a través de la latinidad y su expansión cultural hacia el norte y el oriente y posteriormente hacia el resto del mundo, entró en crisis, se fraccionó, perdió la unitaria identidad y le correspondió confrontar su supervivencia ante el fenómeno del devenir material e ideológico de el Norte y el Oriente y el proyecto de innovación de la humanidad.

Sobrevivió Europa y su cultura. El vencedor afirma sus principios, financia la reconstitución de los derrotados, no en vano grandes potencias y las adopta, las integra a la gran maquinación del Imperio.
Viendo peligrar su propia existencia, aisla y declara sus enemigos los procesos populares, el devenir libre, democrático, el deseo de los pueblos de organizar sus sociedades eficiente y justamente.

En su juego por sobrevivir a cualquier coste, en un juego reaccionario de alternancia ideológica entre la tradición histórica de la Europa clásica y soñadora, la romántica y las más recientes ideologías del poder y la dominación, la sociedad establecida busca su futuro. Es una problemática compleja. Pero lo cierto es que a un mal, resultado de procesos históricos viciados se ha sumado otro mal, de moderna concepción, de estrictos métodos, altamente eficaz, plenamente conciente y lúcido.

Dicha mentalidad, por encima de concepciones fútiles tipo justicia, democracia, bien etc. , fundamentada en el poder del metal y en la ingenuidad y buena fe de las gentes, producto de una educación de infras, esta en camino de hacerse con el control del sentido del desarrollo de las sociedades humanas o al menos de gran parte de ellas.
¿Como se revolverá el conflicto en el seno de las sociedades modernas, especialmente de las grandes ciudades en las que numerosas personas por infinidad de causas son sometidas a un constante régimen de terror por parte de algunos que se creen en el derecho de hacerlo así?

Actuando en nombre del orden, por afirmar la estructuración social y económica, negando la vía pacifica, la planificación, la financiación que requeriría la solución de los problemas.
Atrapados en las ciudades, en sus circunstancias, los trabajadores asalariados que tienen que cumplir un horario y planificar su tiempo y con ellos muchos grupos que se encuentran atrapados en una trampa mortal.

Las posiciones extremas están formalmente bajo control pero ejercen sus actividades sobre el grueso de la población indefensa.
Su dinámica, terror de estado, es aceptada y gozando de impunidad es protegida constituyéndose de tal modo en la dinámica de la estructuración social, en contra de toda la información que has recibido desde la cuna, la crianza, la educación formal. Todo ello carece de sentido. Verdad es el dominio real material con el respaldo de las armas y la resolución para utilizarlas en un terror preventivo o en genocidio o exterminio si las circunstancias lo exigiesen.

El síndrome del Norte, el fenómeno por el cual la parte dominante ejerce un control sobre las energías físicas de la parte que quiere dominar, constantemente acosando, maltratando, atacando con gritos o ruidos varios el sueño de quien ha destinado una porción de tiempo, cualquiera que sea pero que esta dentro de su orden de cosas, interrumpiendo su descanso, su reposición de energía, generando stress, depresión, inclusive lesiones físicas en estomago, corazón, pulmones, riñones y vías urinarias etc. y creando un mundo de desesperanza, acumulando energías que se manifiestan de manera irracional, violenta, muchas veces con fatales consecuencias.
Pero parece que así esta concebido el sistema de provocaciones. Lo que no está previsto es que sea así.

Al contrario, todos los países en los que el fenómeno se manifiesta han estipulado leyes que regulan el comportamiento de todos los que la conforman.
Que dicha leyes no se cumplan, que el sistema se vicie y niegue los derechos a quienes son las víctimas inocentes e ingenuas que se creen con derechos en un mundo que en su funcionalidad esta concebido para ser dominado por la fuerza, con las armas.
Te sometes a los altos poderes, a la dinámica del sistema, o el sistema te elimina a las buenas o a las malas.

Olvídate del mundo de las ideas, no sirven para nada. Entiende que la naturaleza, el mundo se domina a través de ejercer sobre el dominio material.

En su crisis, el corazón de la humanidad, Europa, que no existe pero quieren, necesitan que exista y el mundo de ella dependiente por simpatía se encuentran en una situación de violencia social en la que los procesos de progreso social se encuentran paralizados, tullidos por el modo como las fuerzas de la represión actúan sobre ellos.

El futuro es incierto. El Idealismo se ha convertido en una trampa. La dependencia de la metrópoli se ha convertido en la perpetuación de un sistema de relaciones ineficaz en la resolución de los problemas sociales, de la colectividad de la humanidad. Por el contrario parece haberse convertido en un enemigo de antiguas civilizaciónes y culturas, abusando de su poder logrado sobre el dominio de la materia.

Muerta la corriente tradicional del Idealismo, las nociones tradicionales de ética; erradicadas las nociones de igualdad, la democracia y semejantes, surgiendo en su lugar la noción y la práctica de la dominación violenta, concepción tal vez heredada de la mentalidad de relación y dominación asociadas a la práctica de el sometimiento por parte de un grupo a otro u otros confinándolos a un espacio, a un tiempo y a la práctica de sus métodos de ataque, acoso, desgaste y explotación habituales de la concentración.

Dicha mentalidad de concentración, herencia cultural viviente de la ultima guerra, integrada perfectamente dentro de la dinámica del Imperio, se apodera de los pueblos, de las sociedades no libres, no populares, no democráticas pero sometidas a su dependencia y la égida de un sistema de dominación cuya cúspide es indefinida, difusa, poderosa, mutante, eficaz; dueña del destino de los hombres, de los pueblos, en guerra, en lucha, resuelta, dejando pocos espacios que no sean la explotación, el sometimiento, el desplazamiento.

Atrapadas en los enormes laberintos de las ciudades, grandes masas son lentamente masacradas en nombre de el bienestar. Para afirmarlo, para generarlo.
Constantemente acosados, sin esperanza, la vida de los ingenuos ciudadanos se ha convertido en presa del Poder o de la desesperación. El campo de batalla se ha desplazado a las ciudades y a la noche.

El Imperio es más fuerte que nunca, los procesos populares han desaparecido o se han disuelto, están a la expectativa; las tensiones se han distendido proporcionando una tregua reestructurante.
¿Aplastará el Poder la humanidad entera, sus ilusiones?¿Se harán los pueblos con el control de sus destinos y el de la humanidad?
La humanidad, atrapada entre la Realidad y la Ilusión, se encuentra en una situación de crisis de interrelación y convivencia que debe superar si ha de conservar el sentido actual de civilización, inclusive sobrevivir.
Debe considerar a fondo el fenómeno de la biodiversidad, la comunicación; la justicia y la responsabilidad.

De la crisis actual, de el síndrome de la ciudad típico pero no exclusivo de Thule, no se como vamos a salir.
¿Conspira Ud.?



Fin

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